Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 20 de enero de 2011

Jan Tyranowski : una figura clave en la vida de Karol Wojtyla


Hablando de su parroquia salesiana en el barrio de Debniki en Cracovia, Juan Pablo II recuerda en su libro Don y Misterio aquel “ambiente y, en éste, de un personaje de quien recibí verdaderamente mucho en ese período. El ambiente era el de mi parroquia, dedicada a San Estanislao de Kostka, en Debniki, Cracovia. La parroquia estaba dirigida por los Padres Salesianos, los cuales un día fueron deportados por los nazis a un campo de concentración. Únicamente quedaron un viejo párroco y el inspector provincial, pues todos los demás fueron internados en Dachau. Creo que el ambiente salesiano ha tenido un papel importante en el proceso de formación de mi vocación. En el ámbito de la parroquia había una persona que se distinguía sobre las demás: me refiero a Jan Tyranowski. Era empleado de profesión, aunque había decidido trabajar en la sastrería de su padre. Afirmaba que su trabajo de sastre le hacía más fácil la vida interior. Era un hombre de una espiritualidad particularmente profunda. Los Padres Salesianos, que en aquel período difícil habían reemprendido con valentía la animación de la pastoral juvenil, le encargaron la tarea de establecer contactos con los jóvenes del círculo del llamado "Rosario vivo''. Jan Tyranowski llevó a cabo esta tarea no ciñéndose únicamente al aspecto organizativo, sino preocupándose también de la formación espiritual de los jóvenes que entraban en contacto con él. Aprendí así los métodos elementales de autoformación que se vieron después confirmados y desarrollados en el proceso educativo del seminario. Tyranowski, que se estaba formando en los escritos de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Ávila, me introdujo en la lectura, extraordinaria para mi edad, de sus obras.”


Y Rocco Buttiglione (*) habla de la influencia de Tyranowski en Wojtyla:


“Jan Tyranowski (**) fue un líder laico en la parroquia salesiana San Estanislao Kotska del barrio Debniki (Cracovia). Wojtyla lo conoció en 1940, probablemente el 20 de Febrero. Eran momentos de una aguda escasez de sacerdotes; muchos habían sido asesinados por los alemanes, otros se encontraban en prisión. Siete de los sacerdotes de la parroquia habían sido deportados a campos de concentración. El responsable de la parroquia era el Padre Jan Mazarski. Ante la crítica situación debió apoyarse en los laicos más de lo que solía hacerse. Tyranowski le fue de especial ayuda.
El padre Mazarski reunía a los jóvenes todos los domingos. Debatían sobre la razonabilidad de la fe cristiana, las objeciones comunes con las que se encontraban a diario, y discutían los temas teológicos que se iban presentando. Tyranowski siempre se distinguió en estas reuniones y pronto pasó a ocuparse formalmente de ellas. Este sastre de Debniki, sin estudios teológicos específicos, vivía un misticismo profundo y personal. Wojtyla recuerda que su forma de hablar era como la de los demás, lo que llamaba la atención en él era que las verdades doctrinales expresadas en diferentes manuales o textos en los que se basaba eran para el de practica diaria.
Habiendo constatado para si la verdad de la fe, Tyranowski no temía proponerle a la gente joven que debían reunirse para comprometerse juntos a vivir esta misma fe. El era el líder del “rosario viviente” en la parroquia – grupos de unos quince jóvenes (como los quince misterios del rosario ***) quienes se comprometían a una amistad enfocada hacia la perfección cristiana. Se comprometían a ayudarse mutuamente en las diferentes situaciones de la vida y ante todo a asumir la responsabilidad de caminar juntos hacia la perfección cristiana. Cada grupo de quince constituía una “corona viviente” del rosario. Tyranowski se encargaba de todas estas reuniones y era el formador general del grupo.
A Tyranowski le gustaba mucho la psicología y – a juzgar por lo que decían sus alumnos - su interés no sólo era teórico, tenía también notables aptitudes para poner en práctica esos conocimientos, dos elementos de su personalidad que vemos reflejados en la obra de Wojtyla.
El interés teológico de Tyranowski iba dirigido al misticismo, especialmente sus fuentes en el maestro de la espiritualidad francesa, Adolphe Alfred Tanquerey, y también a los grandes místicos carmelitanos, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Avila y Santa Teresa de Lisieux. Es probablemente debido a la influencia de Tyranowski que Wojtyla decidió su doctorado en teología sobre San Juan de la Cruz, y estaría profundamente influenciado por la espiritualidad carmelita, tanto que en determinado momento de su evolución espiritual, consideró entrar al Carmelo.


(*) Rocco Buttiglione: Karol Wojtyla The thought of the Man Who Became Pope John Paul II, William B. Erdmans Publ. Co. 1997, ch.2

(**) Wojtyla dedico su primer escrito publicado a Tyranowski: Apostol en Tygodnik Powszchny 5/35. Un recuerdo que incluye información autobiográfica.

(***) entonces eran quince, Juan Pablo II agrego cinco más los misterios luminosos (misterios de luz)

3 comentarios:

Marta Salazar dijo...

Gracias!

Ludmila Hribar dijo...

Siempre me impresiono la dedicacion de este santo desconocido (por ahora ;)

Marta Salazar dijo...

por ahora ;)