Estoy ante Ti, miro con estos ojos
En los que se juntan los caminos de las estrellas
¿Ignoráis, ojos míos, quién vive en vosotros
Despojando a Si mismo y a los astros de la luz infinita?
Saber mucho menos y creer mucho más,
Bajar lentamente los párpados ante la luz temblorosa,
Luego con la vista rechazar las orillas estrelladas
Cuando sobre ellas el día a levantarse espera.
¡Oh Dios cercano!, convierte los ojos cerrados
En ojos ampliamente abiertos…
Y el suave soplo del alma, en los pliegues de las rosas,
Rodea con el viento impetuoso.
Karol Wojtyla, 1944 ( de POESIAS, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1993
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