El diario católico esloveno “Druzina” (Familia) publicó en su edición nr 3 de este año 2012 trozos de las
dos entrevistas que el sacerdote Peter Rozic le hiciera al obispo auxiliar de Praga Vaclav
Maly . La publicación es titulada «Seria mentiroso, si callase» que yo me he permitido
cambiar por “No puedo ser indiferente” palabras expresadas por el Obispo Maly en esta
entrevista, sincera y
esclarecedora, de la postrimería del régimen
comunista en la Republica Checa. He
traducido la entrevista al español, con permiso del Diario Druzina, y como es
algo extensa será publicada en cuatro posts.
Maly es un obispo popular y apreciado en Chequia (la
republica Checa) y por el mundo. Los checos lo consideran pilar moral de la
sociedad y héroe de la revolución de terciopelo. En círculos internacionales y políticos se lo
conoce como un valiente luchador por los derechos humanos, la libertad y
democracia. En la Iglesia checa el
Obispo Maly preside la Comisión «Justicia
y Paz». Cultivó una larga amistad con el recientemente
fallecido disidente y ex presidente Vaclav Havel, hasta sus últimos días. Firmantes ambos de Carta 77, los unían fuertes lazos en su lucha contra un
sistema mentiroso y la persecución constante por parte de las autoridades
comunistas. La policía secreta y el sistema
de seguridad interrogaron a Maly mas de 300 veces y las amenazas eran
constantes. Hacia fines de los años ´80 del siglo pasado Maly participo en la
organización de las protestas multitudinarias, que llevaron al colapso del
sistema comunista. En 1989 se lo vio en el histórico balcón con vistas a la
plaza Venceslav de Praga, donde Havel ante una multitud de más de 100.000
personas que apoyaban la revolución de terciopelo hizo un llamado a la
democratización y a la libertad.
En
septiembre de 2011 Rozic entrevistó al Obispo Maly en dos oportunidades para investigar la inconclusa «lustracija» (depuración) en países ex comunistas. En 1991 la republica checa fue la primera que
reglamentó la «lustracija» , evitando
que antiguos espías, delatores y secretarios del Partido participasen en
la administración pública u ocupasen puestos políticos clave.
En su introducción el entrevistador agrega que con motivo
de la muerte de Vaclav Havel, amigo de
Maly, le parece oportuno hacer conocer a
la opinión pública eslovena parte de aquellas entrevistas.
Entrevista – 1ra parte
Señor Obispo, durante el comunismo usted fue en tierra
checoeslovaca uno de los defensores más visibles por los derechos humanos, por
la libertad religiosa y política y la dignidad humana básica. Además usted como sacerdote hasta fue
signatario del notable manifiesto «Carta
77»
Si, esa era mi posición. «No
puedo ser indiferente. Soy un ciudadano responsable.» Nos gobernaba un régimen brutal. Me pareció
necesario que expresara mi disconformidad.
El Evangelio nos habla de libertad y libertades. Por consiguiente debía
elevar mi voz. Entonces era vicario en Pilsen. No podía quedarme callado. Mi
responsabilidad era expresarme. Para la Iglesia seria mentiroso, si callase. No
perseguía fines políticos. No luchaba por el poder, ni lo ambicionaba. Solo
quería decir la verdad.
Su reflexión
acerca de la verdad me recuerda las palabras de Vaclav Havel, uno de los
signatarios más relevantes del manifiesto «Carta 77». Havel en su libro «La
fuerza de los débiles» habla de una sociedad que
compele a los ciudadanos a «vivir en la mentira».
La verdad es condición indispensable para la vida. Havel
lo expreso bien. La verdad era un gran desafío moral para el régimen anterior.
Sin embargo hubo
muchos que se unieron a la iniciativa civil, que nació amparada por la carta
77, por razones políticas.
Bajo el sistema que nos dominaba entonces toda acción tenia consecuencias políticas. Esto es especialmente aplicable a los sistemas que se amparan en la mentira. Y yo
quería interrumpir el círculo de la mentira. Actuar de esta manera es absolutamente
inaceptable para un sacerdote.
No tenía, sin
embargo, interés en un puesto
político. En política no se trata solo de un espacio común sino también de la ejecución de funciones. Yo, sin embargo, firmé la carta y me uní a la iniciativa como ciudadano.
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