Y ahora espero el consuelo de tus manos
llenas de humildes empresas,
espero tus manos, que tiernamente
sostienen el sencillo velo.
Levántalas, Verònica,
haica el paìs de los significados ùltimos,
levanta tus manos
y toca con ellas luego el rostro del hombre.
“La
Verónica” – I, Verónica 4, Poesías de
Karol Wojtyla
(Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1993)
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