lunes, 21 de diciembre de 2020

Que el fulgor del Nacimiento ilumine la noche del mundo

 


¡Oh Niño, que has querido tener como cuna un pesebre; oh Creador del universo, que te has despojado de la gloria divina; oh Redentor nuestro, que has ofrecido tu cuerpo inerme como sacrificio para la salvación de la humanidad!

Que el fulgor de tu nacimiento ilumine la noche del mundo. Que la fuerza de tu mensaje de amor destruya las asechanzas arrogantes del maligno. Que el don de tu vida nos haga comprender cada vez más cuánto vale la vida de todo ser humano.

Tú vienes a traernos la paz. Tú eres nuestra paz. Sólo tú puedes hacer de nosotros "un pueblo purificado" que te pertenezca para siempre, un pueblo "dedicado a las buenas obras" (Tt 2,14). 

(Misa de Nochebuena Juan Pablo II 23 de diciembre 2003)

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