En cierto sentido, la virginidad no sólo es testimonio
de la plenitud de la vida en Cristo o sea del tiempo que vendrá, sino también es
iluminación de la vida que la humanidad vive aquí abajo, como si fuese una
presencia del mundo de allá en el mundo de aquí. La virginidad es participación
real de la plenitud en Cristo y es por eso que estando arraigada en el más allá,
posee la sabiduría para saber vivir ya hoy aquí abajo. En realidad, es esto lo que distingue una
virginidad que podemos llamar “ontológica” de una virginidad a la cual el hombre
puede apelar moralmente y esforzarse por ella. La virginidad es un don que la persona
con vocación adopta y vive, cada vez más plenamente.
He tratado de expresar algo de esta realidad en dos momentos de mi creatividad artística. Uno se muestra en el mosaico titulado “La comida de Betania”. Aquí he querido integrar todos los textos evangélicos que se relacionan con Betania y la amistad entre Marta, Maria, Lázaro y Cristo El mosaico quiere centrarse precisamente sobre dos dimensiones contemplativas de las dos hermanas: a Maria la encontramos ungiendo los pies de Cristo, toda atenta a la palabra que el Maestro le dice. Marta le sirve y le ofrece un pescado sobre un mantel, que es el mismo con el que Maria envuelve los pies de Cristo, indicando así la unidad y la diversidad del amor y de la contemplación de las dos hermanas. Sólo de Marta se ha dicho explícitamente en el evangelio de Juan que reconoce en el Maestro al Hijo de Dios. Si tomamos como una de las definiciones más profundas de la contemplación aquella de san Máximo el Confesor, que señala que la contemplación es reconocer en una realidad aún más profunda hasta el rostro del Señor Jesucristo, entonces Marta es verdaderamente contemplativa. “Si, oh Señor, yo creo que tu eres Cristo, el HIjo de Dios que debe venir al mundo ((Jn 11,27). El mosaico expresa estas palabras de Marta con el pescado que ella le ofrece a Cristo, ichthys Jesucristo Hijo de Dios, Salvador. Y de hecho Cristo con la mano derecha indica hacia lo alto, o sea al Padre.
P. Marko Ivan Rupnik, S.I. Director del Centro de
Estudios e investigaciòn Ezio Aletti
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