Fue un viaje tranquilo
hasta Zakopane. El tren etaba atestado. Dirigirse a un sacerdote sin sotana
llamándolo “padre” podía arquear un montón de cejas, o levantaría las sospechas
de cuales quiera que fuesen los tipos de seguridad estatal que husmearan por
allí. Al llegar al centro turístico de
montaña, acudieron a oir misa en una pequeña capilla y luego fueron andando a casa
[…] Danuta Skrabianka se preguntaba como
iban a hablar con su capellán en el trayecto de vuelta sin delatarle o
comprometerle. Haciendo acopio de valor, expuso sus preocupaciones y le
preguntó tímidamente al sacerdote si podrían llamarle por algún nombre familiar
ficticio. El capellán no titubeó. Citando la frase más famosa de la trilogía de
Henryk Sienkiewicz, el padre Karol Wojyła contestó a la atribulada muchacha:
«llamadme tio».
Papas anteriores, al hablar acerca de sus años de formación como jóvenes sacerdotes, habían recordado sus épocas en la Academia, la escuela romana altamente selectiva para los diplomáticos eclesiásticos, o sus primeras experiencias como profesores de seminario. En cambio, de cualquier discusión sobre su temprano sacerdocio, Juan Pablo II resaltaba la importancia de «mi Srodowisko», lo cual supone una considerable diferencia. Srodowisko, termino sugerido por el propio Wojtyła en los años sesenta, es ahora la descripción que de si mismo hace un grupo de unos doscientos hombres y mujeres, muchos de ellos parejas casadas que tienen nietos, que empezó a adquirir forma por primera vez durante la capellanía universitaria de Wojtyła en san Florián. No es fácil traducir el término. «Medio ambiente» es una posibilidad, pero Juan Pablo II prefiere el mas humanístico «entorno». En cualquier caso, lo que luego daría en llamarse Srodowisko involucraba la fusión de varias redes de jóvenes adultos y parejas casadas con quienes trabajaba el padre Wojtyła. Los primeros se llamaban a sí mismos rodzinka, o pequeña familia. Un grupo posterior de los jóvenes de Wojtyła se hacia llamar paczka, «paquete». Srodowisko seria testigo de cómo los grupos de jóvenes evolucionaban hacia redes de conversación intelectual. Tanto los jóvenes como los intelectuales se involucraron en excursiones vacacionales. La palabra en si misma puede resultar difícil de traducir, pero que esa de de amistades seria crucial a la hora de conformar las ideas y el ministerio de Karol Wojtyła, como sacerdote, obispo y en definitiva como Papa es indiscutible.
Rodzinka,
la pequeña familia que se convirtió en primer componente del Srodowisko
de Wojtyła, se inicio la noche del 2 de febrero de 1951. Era la festividad de
la presentación del Niño Jesus en el templo y, según la costumbre polaca, el
ultimo dia en que se cantaban villancicos. Danuta Skrabianka, estudiante de
literatura en la universidad, vivía en la residencia para mujeres de las
hermanas de Nazaret, a una manzana más o menos de la iglesia de San Florián. Ella y algunas amigas habían conocido previamente
a un «sacerdote joven, humildemente vestido y devoto», que había resultado hallarse a cargo de la capellanía
para los estudiantes de la parroquia. Cuando las invito a ayudarle a formar un
coro parroquial, accedieron a hablar del tema. Al ascender los veintitrés peldaños
de piedra hasta la galería del coro de San Florián, primero se toparon con un
par de zapatos baratos, luego con una raída sotana, y por fin con el joven
sacerdote, que estrecho las manos de todas e hizo que empezaran a cantar
villancicos. Cuando hubieron concluido con los cánticos navideños, el sacerdote
les pidió que se quedasen y trato de despertar su interés por el canto
gregoriano. También las invito a su misa
de las seis de la mañana el miércoles siguiente. Las chicas volvieron, y pronto
se les unieron chicos de Politécnico de Cracovia, a quienes el joven sacerdote también
había invitado a formar parte del naciente coro. […]
Poco tiempo después, aquel grupo de jóvenes, menos de veinte en total, empezó
a reunirse en sus casas […] Su punto de unión era la oración, en especial la oración
litúrgica. EL padre Wojtyła les concedía días para ordenar sus pensamientos, en
lo que constituían mini ejercicios espirituales para marcar ocasiones
especiales durante el año. En la festividad del santo en honor del cual les habían
nombrado (según la costumbre polaca, se celebraba en lugar de los cumpleaños) decía
misa por ellos y asistía a fiestas en sus casas. Como a los estudiantes de
todas partes, les ponían nerviosos los exámenes. El padre Wojtyla celebraba
misa con ellos las mañanas de los exámenes y acudía a las fiestas nocturnas
posteriores a los mismos. Empezaban a formarse amistados profundas entre los
estudiantes, que se llamaban a si mismos rodzinka, pequeña familia. El carismático
padre Wojtyła continuaba atrayendo seguidores y Rodzinka se expandía a través
de los familiares. [...]
Previametne, la tarea del
capellán había consistido en proveer de servicios sacramentales a los
estudiantes. Wojtyla, quien de hecho intensificara el ministerio sacramental de
la capellanía e involucrara a los estudiantes en el litúrgicamente, consideraba
su capellanía un ministerio de «acompañamiento», un modo de «acompañar» a
aquellos estudiantes en sus vidas. La presencia del capellán no podía limitarse
al presbiterio y al confesionario. Una capellanía
realmente efectiva, opinaba, debía estar presente en aquellas jóvenes vidas,
tanto en el mundo como en la iglesia. […]
George Weigel, Testigo de esperanza, Plaza Janes 1999
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