Estos días ha vuelto nuevamente al ruedo, especialmente en la Argentina por el reciente nombramiento del nuevo Arzobispo, aquella “profecía” de Joseph Ratzinger de 1970. Me permito copiar aquí una parte del articulo de Humanitas de Chile donde se reproducía el capitulo V del libro “Fe y futuro” de Ratzinger. Invito leer el muy interesante artículo completo.
Introduccion del articulo de Humanitas:
Y algo sobre el tema “candente”:
“…Será una Iglesia interiorizada, que no suspira por su
mandato político y no flirtea con la izquierda ni con la derecha. Le resultará
muy difícil. En efecto, el proceso de la cristalización y la clarificación le
costará también muchas fuerzas preciosas. La hará pobre, la convertirá en una
Iglesia de los pequeños. El proceso resultará aún más difícil
porque habrá que eliminar tanto la estrechez de miras sectaria como la
voluntariedad envalentonada. Se puede prever que todo esto requerirá tiempo. El
proceso será largo y laborioso, al igual que también fue muy largo el camino
que llevó de los falsos progresismos, en vísperas de la revolución francesa
–cuando también entre los obispos estaba de moda ridiculizar los dogmas y tal
vez incluso dar a entender que ni siquiera la existencia de Dios era en modo
alguno segura [9]– hasta la renovación del siglo
XIX…”.
(…)
“Permanecerá la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia que cree en el Dios que se ha hecho ser humano y que nos promete la vida más allá de la muerte. De la misma manera, el sacerdote que sólo sea un funcionario social puede ser reemplazado por psicoterapeutas y otros especialistas. Pero seguirá siendo aún necesario el sacerdote que no es especialista, que no se queda al margen cuando aconseja en el ejercicio de su ministerio, sino que en nombre de Dios se pone a disposición de los demás y se entrega a ellos en sus tristezas, sus alegrías, su esperanza y su angustia…”
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