El padre Ricardo Mazza (ver contactos al final del
artículo) me envió, en su momento, un
escrito suyo Juan Pablo II “El Grande”
de abril del 2005, cuando despedíamos a Juan Pablo II, y que contiene
referencias y brevísimos comentarios acerca de algunos documentos puntuales de
su pontificado y puede ser de gran ayuda para quien quiera profundizar en el
magisterio de Juan Pablo II. Por eso vuelvo a publicarlo con enlaces incluidos.
Gracias nuevamente padre Mazza.
... El se supo amado desde el principio de su vida, de allí su defensa de toda vida
humana como signo del amor del Padre, y respondió también con el amor del que
da todo de sí, sin reservarse nada….
Estuvo cerca de los niños, recibiéndolos con cariño…. ¡Qué amor a la vida
demostró siempre Juan Pablo II! De ahí su regalo para los hombres de buena
voluntad en la Encíclica Evangelium
Vitae (el Evangelio de la Vida-25/3/95)
….luchó señalando la malicia de la manipulación genética, publicándose bajo su
pontificado la Instrucción de la Congregación para la doctrina de la Fe, “Donum
Vitae” (el don de la vida, 22/2/1987)…..
Ante un mundo marcado por el hedonismo y la huída del dolor, que busca
patológicamente el placer por el placer mismo, el papa señala el valor
salvífico del dolor (Carta
Apostólica Salvifici Doloris (11/2/1984), mirando a la cruz de Cristo
que redime, purifica y prepara el camino de la resurrección
Es el Cristo Redentor de los Hombres (primera Encíclica “Redemptor
Hominis” (4/3/1979) el que incansablemente presenta al mundo de
nuestro tiempo como camino para llegar al Padre y como verdad que permite
conocer el misterio del mismo hombre.
En ese amor servicial a los hombres estuvo presente siempre en clave de
imprescindible, el papel de la familia como ámbito natural en el que nacen los
hombres, se desarrollan como hijos de Dios, crecen en el señorío de sí mismos y
se preparan para su inserción en el mundo ( Exhortación
Apostólica Familiaris Consortio (22/11/1981) ; Carta
a las Familias (Gratissimam sane (2/2/1994), y Carta
de los derechos de la Familia
Siempre fiel a la verdad, se señala al mundo, bajo su pontificado, cuál es la
verdad sobre el hombre y cuáles son las formas que degradan a la familia, y por
lo tanto impiden un crecimiento armónico de sus miembros (“Homosexualitatis
problema”(Congregación para la doctrina de la Fe – 1º de Octubre de 1986),
“Familia,
Matrimonio y Uniones de Hecho” Pontificio Consejo para la Familia
(26/7/2000), (“Consideraciones
acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas
homosexuales” -Congregación para la doctrina de la fe. 3/6/2003)
En conexión con la familia, no podía estar olvidada la figura de la mujer y su
vocación a la maternidad o a la virginidad, a la vista del modelo de mujer, la
Madre del Señor, y descubriendo la realidad creatural varón y mujer, que
permite profundizar en la verdad sobre la persona humana, a la cual busca desdibujar
la nefasta concepción de la perspectiva de género (Carta
Apostólica “Mulieris Dignitatem”(la dignidad de la mujer) 15/8/l988)
Ante el hombre que se interroga sobre el sentido de las cosas y de su propia
existencia, responde el papa con la Encíclica “Fides
et Ratio” (La fe y la razón- 14/9/1998).
A los católicos que quieren vivir seriamente su vocación laical en la vida
política les dejará enseñanzas precisas que de alguna manera, muchas veces
implica un llamado al testimonio martirial de la verdad (Encíclica
Evangelium Vitae nºs 68-74, y 78-101, Enc. Veritatis
Splendor nºs 84-108; nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas
al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 24/11/2002.)
Frente a una concepción de la moral en la que se desliga la libertad de la
verdad y se reduce al hombre a su subjetividad, con una conciencia creativa de
valores , en la que no se hace responsable de sus actos intrínsecamente malos,
considerados pre-morales, el papa responde con la Encíclica “Veritatis
Splendor” (El Esplendor de la Verdad (6/8/1993).
Ante la propia experiencia vivida en el mundo obrero, junto al clamor sufriente
de tantos por las injusticias agobiantes del corazón humano, Juan Pablo II nos
enriquece con su profusa enseñanza social ( Encíclicas
Laborem Exercens (14/9/1981), Sollicitudo
rei socialis(30/12/1987 Centesimus
annus (1991) y variados documentos y discursos de carácter social.
La conexión entre Juan Pablo II y los jóvenes fue una realidad que todos hemos
percibido en el transcurso de su pontificado. No dejó de mostrarle a Cristo de
una manera especial, no aguó la exigencia del Evangelio para atraerlos, sino
por el contrario, el llamado a la heroicidad fue constante.
Y así, el pontífice les decía a los jóvenes que “ si el hombre es el camino
fundamental y cotidiano de la Iglesia, entonces se comprende bien por qué la
Iglesia atribuye una especial importancia al período de la juventud como una
etapa clave de la vida de cada hombre..(Ya que)..en vosotros está la esperanza,
porque pertenecéis al futuro, y el futuro os pertenece”, ( Carta
Apostólica con ocasión del año internacional de la juventud (31/3/1985)
Y si el Hijo de Dios estuvo presente en la primera Encíclica de su pontificado
(Redemptor
hominis donándose como alimento y presencia en la Eucaristía (Ecclesia
de Eucharistia –17/4/2003-), no podía dejar de lado la paternidad
misericordiosa de Dios en “Dives
in Misericordia”(30/11/1980) (rico en misericordia), a quien todo se
orienta, ni olvidar la acción del Espíritu en “Dominum
et vivificantem” (18/5/1986) en unión con la Madre de Jesús que nos
acompaña en el peregrinar de la Iglesia ( Encíclica
Redemptoris Mater (25/3/1987) , bajo la mirada del glorioso Patriarca
San José (Exhort.
Apostólica Redemptoris Custos (Custodio del Redentor, 15/8/1989), y
llamados a la unidad de todos los cristianos (Encíclica
Ut Unum Sint - Que todos sean uno, 25/5/1995)
Y de este modo, Juan Pablo II, invitándonos permanentemente a la reconciliación
con Dios y nuestros hermanos (Exhort.
Apostólica “Reconciliación y Penitencia”- 2/12/84), nos deja un limpio
sendero a transitar por el que podamos crecer como hijos de Dios, evangelizar
al mundo de hoy (Enc.
Redemptoris Missio (7/12/90)
y así llegar al fin de nuestros días como él lo hizo diciendo “soy feliz.”
(1)Artículo escrito el 10 abril de 2005.
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ribamazza@gmail.com.
http://ricardomazza.blogspot.com/
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