(Vuelvo a publicar el testimonio del querido Cardenal Aloisius Ambrozic, fallecido el 27 de agosto de 2011, en su momento maravillado con el espiritude aquella inolvidable JMJ de 2002.)
“Cuando
en Denver en 1993 tuvimos nuestro primer encuentro para las Jornadas Mundiales
de la Juventud que se realizarían en Toronto, asistí a esa reunión algo
escéptico. Dudoso si se quiere. Pero allí descubrí un nuevo mundo” – decía el
cardenal Ambrozic en una entrevista publicada en la revista mensual Ognjisce en
mayo del año 2002 agregando “descubrí allí un nuevo mundo, un mundo que ya
había olvidado. Los jóvenes me sorprendieron. A su lado me di cuenta de mis
limites, los limites de mi formación…Descubrí que quieren ser buenos, quieren
hacer algo, construir algo. Es interesante notar que también los periodistas en
Denver compartían ese escepticismo al comienzo, pero al entrar en contacto con
los jóvenes cambiaron de opinión y se convirtieron o se asustaron…
Donde ve
usted la misión de los jóvenes en la Iglesia? le preguntaron
“Sencillamente en los laicos jóvenes, que cobran cada vez mayor importancia. En
nuestro mundo desacralizado de hoy tenemos jóvenes presentes en la medicina, en
la política, en los negocios, la ciencia, etc. Los laicos deciden sobre estas
cosas a diario. Se enfrentan a desafíos. La corrupción existe en todas partes.
Pero es importante que sean honestos en situaciones concretas de la vida.
A la pregunta Se dice que los encuentros con
el Papa son a menudo encuentros sin contenido…que piensa usted?
respondió:
“Son peregrinaciones. Viéndolo superficialmente no se llega a ver mucho. Pero
no deja de ser importante lo que ya mencione de los periodistas en Denver para
las Jornadas allí al final quedaron todos asombrados con lo que allá había
ocurrido.
Lo mismo se repitió en Paris. Nuestros jóvenes
se sentían felices de haber podido ir a Denver. Se sentían felices porque se
dieron cuenta que es bueno ser católico, pudieron demostrar que creen, que son
felices en la Iglesia.
A
los fieles en ocasiones les da vergüenza reconocer que son creyentes. Sin
embargo, allí en los jóvenes se noto una toma de conciencia. Y se despertaron
también algunas vocaciones. También Polonia volvió a descubrirse a si misma
cuando la visito el Papa. Los comunistas intentaron ocultar lo que alli se
vivia: . Por televisión mostraban al papa y a los obispos pero no a la inmensa
multitud. Sin embargo los que estuvieron allí lo vieron y lo vivieron. Polonia
se descubrió a si misma con esa visita. Lo mismo ocurre aquí: los jóvenes se
descubren a si mismos y descubren su pertenencia entrando en contacto con otros
jóvenes”
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