"Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7).
Hoy, 5 de octubre, celebramos la fiesta de santa
Faustina Kowalska, “humilde hija de Polonia….que, escondida en su convento de
Lagiewniki, en Cracovia, hizo de su existencia un canto a la misericordia:
"Misericordias Domini in aeternum cantabo".
Apóstol de la Divina Misericordia, nacida el el 25 de agosto de
1905, y bautizada con el nombre de Elena, en Glogowiec, se unio a la
Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia a la edad de
20 años. Murió con apenas 33 años el 5 de octubre de 1938. Entre los años
1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo sobre su vida y
sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de beatificación, concluido
en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la Plaza de San Pedro de Roma,
el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María Faustina, mensajera y
testigo de la misericordia divina, junto a otros dos hijos de su amada patria
Polonia, el presbítero Estanislao Kazimierczyk, y la madre María Angela
Truszkowska; en esa misma ceremonia fueron beatificados Ludovico da Casoria, y
Paula Montal de San José de Calasanz.
El 30 de abril del año 2000, el Santo Padre Juan Pablo II canonizó
en la plaza San Pedro a la beata Faustina.
En este blog hay varias entradas dedicadas a santa Faustina y a la Divina
Misericordia, etiquetadas:
Y recuerdo las emotivas palabras del Santo Padre Juan Pablo II en
la homilía de la ceremonia de Consagración del Santuario de la Divina
Misericordia el 17 de agosto de 2002:
“ Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo
a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el
mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa
Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene
su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda
nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor
Jesús: de aquí debe salir "la chispa que preparará al mundo para su última
venida" (cf. Diario, 1732, ed. it., p. 568). Es preciso encender esta
chispa de la gracia de Dios. Es preciso transmitir al mundo este fuego de la
misericordia. En la misericordia de Dios el mundo encontrará la paz, y
el hombre, la felicidad. Os encomiendo esta tarea a vosotros,
amadísimos hermanos y hermanas, a la Iglesia que está en Cracovia y en Polonia,
y a todos los devotos de la Misericordia divina que vengan de Polonia y del
mundo entero”.
¡Sed testigos de la misericordia!
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