El de
la Misericordia de Dios es uno de los misterios divinos que más marcó el
pontificado de Karol Wojtyla. ¿Puedes explicarnos cómo?
El Pontificado del Papa Juan Pablo II entra en el gran plan de difundir el
culto a la Divina Misericordia. En su diario, Santa Faustina escribe que
llegará el día en que el culto a la Divina Misericordia se apoderará de todas
las almas. Por eso el Pontificado de Juan Pablo II, pero también el de
Benedicto XVI y el del Papa Francisco, llevan adelante la realización de este
plan de Dios para que cada alma conozca, acoja y experimente la Divina
Misericordia. No es casualidad que el Papa nos haya dejado el 2 de abril de
2005, en vísperas de esta Fiesta. Además, el último mensaje dejado al mundo por
Juan Pablo II fue leído el 3 de abril de 2005, apenas 24 horas después de su
muerte: dijo que el mundo tiene una gran necesidad de comprender y acoger la
Divina Misericordia. Incluso antes, el 17 de agosto de 2002, en Cracovia, en su última visita apostólica a
suelo polaco, el Papa expresó la esperanza de que la Divina Misericordia
pudiera llegar a todos los habitantes de la tierra, y hoy estamos viviendo la
realización de esta profecía. Con la entrega de la "misericordia" el 17
de noviembre de 2013, el Papa Francisco no hace más que conducir a los hombres
por el camino de la misericordia seguido por Juan Pablo II. Un camino que
arrastra a muchas personas, para que muchas almas que se encuentran en las
periferias existenciales, muchas personas abandonadas y enfermas puedan
encontrar su refugio y su esperanza en la Misericordia Divina.
Juan Pablo II dijo que la Divina Misericordia no es debilidad sino el límite
divino contra el mal. La Divina Misericordia es fuerza para los débiles,
esperanza para los desesperados, salud para los enfermos. Faustina Kowalska
define la Divina Misericordia como “un milagro continuo”. Además, hay que
considerar que el mensaje de la Divina Misericordia se abrió al mundo
inmediatamente después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, de cuyos
sufrimientos también fue testigo Karol Wojtyla -primero como joven, pero
también como sacerdote, obispo y cardenal después-: es claramente una señal.
Cuántas personas que hoy sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial han
encontrado en la Divina Misericordia una fuente de esperanza, pero también el
motivo para perdonar a sus hermanos que contribuyeron a causar tantas muertes.
(….)
El tema de la Misericordia también vuelve frecuentemente en los discursos y reflexiones del Papa Francisco: ¿es posible rastrear una similitud entre los dos Pontífices sobre este tema?
Las palabras que nos dirigió el Papa Francisco en su primera visita como
Pontífice a la Basílica de Santa María la Mayor fueron “misericordia, piedad,
piedad”, y en su primera misa celebrada en la parroquia de Sant'Anna, en el
Vaticano, dijo que “lo mejor de la enseñanza de Jesús es la misericordia”. Y
nuevamente dijo que pronunciar la palabra misericordia, hablar de misericordia
cambia al hombre y cambia el mundo. El Papa Francisco conoció a Karol Wojtyla
durante su visita a Argentina y comprendió la santidad de ese hombre ya durante
su vida terrena. El jueves después del Miércoles de Ceniza, hablándonos a los
sacerdotes romanos en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco dedicó su reflexión a
la Divina Misericordia y dijo que no podemos olvidar el gran legado que dejó
Juan Pablo II y que ese legado consiste también en el mensaje de Divina
Misericordia que nos dejó. Él, viendo la pobreza de su Buenos Aires y del mundo
entero, vio en la Divina Misericordia un medio verdaderamente eficaz para encender
el corazón de todos los hombres y ayudar a los necesitados, cualquiera que
fuera su fe. En estos rasgos veo una profunda unión con Juan Pablo II, porque
cuando Wojtyla vino a esta iglesia de Santo Spirito en Sassia, el 23 de abril
de 1995, concluyó la Santa Misa con este mensaje: llevad la Divina Misericordia
a quienes sufren en el cuerpo y en el espíritu, y vemos también esta
exhortación concretada en la vida cotidiana y en la enseñanza del Papa
Francisco".
Son miles de fieles los que acuden en peregrinación a esta iglesia que, por iniciativa del Papa Juan Pablo II, se ha convertido en Santuario de la Divina Misericordia. ¿Qué los atrae aquí?
La Divina Misericordia - citando al propio Papa Francisco - se convierte en un
hospital de campaña. Las personas que pasan por las puertas de este lugar
vienen trayendo sufrimientos y enfermedades de todo tipo, en cuerpo y espíritu.
Además de los enfermos, hay personas que han afrontado años de prisión, padres
sufrientes que llevan en el corazón las enfermedades de sus hijos; de hecho,
cerca se encuentra el hospital pediátrico Bambino Gesù, mientras que el
hospital Santo Spirito en Sassia, que es el el más antiguo de Europa, está
adyacente al Santuario. Vienen personas de lejos que han vivido una vida
moralmente destruida, en algunos casos incluso personas que han perdido su
dignidad humana y luego cristiana. Vienen porque saben que ante Jesús
misericordioso pueden dejar sus ropas sucias y recibir un vestido nuevo, el de
la Divina Misericordia. Por eso Jesús pidió a Santa Faustina que todas las
almas tuvieran acceso a esta imagen.
Fuente: La Nuova Bussola Quotidiana
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