jueves, 12 de junio de 2025

El Señor Jesus es el primer evangelizador - Evangelizadores y evangelizados

 


El Señor Jesús es evangelizador —el primer evangelizador— como Pastor y como Puerta de las ovejas. El, no solamente anuncia la verdad, sino que es la Verdad misma dada a los hombres; no solamente señala el camino, sino que El es el camino; no solamente promete la vida, sino que es la Vida verdadera. Ningún otro evangelizador puede decir lo mismo de sí mismo. Y todos los demás evangelizadores, si quieren ser eficaces, han de saber representar e imitar al único Buen Pastor; han de hacer entrar a sus ovejas por la puerta que es Cristo; han de llamarlas por su nombre, con la única voz que ellas .reconocen y que es la voz de Jesús. Proceder de otra manera es, como dice el mismo Jesús, arriesgarse a ser «un extraño» o desconocido.

La obra evangelizadora de la Iglesia se despliega cuando Cristo, Pastor y evangelizador, llama, prepara y envía otros evangelizadores, para anunciar en todas las lenguas y lugares la Buena Nueva de la salvación; y para congregar en la comunidad de los creyentes —la Iglesia— a los que han de salvarse.

Así se inauguró un día la obra de la evangelización de América. Yo mismo quise dar inicio, en Santo Domingo, a la novena de años que prepare el continente americano a celebrar el V centenario de tan importante acontecimiento eclesial. Así también, y con la primera Misa celebrada aquí en Piura, en la primera villa cristiana, inició la evangelización del Perú.

Mi predecesor el Papa Pablo VI, en su Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, enseña: «Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en su Hijo; que en su Verbo Encarnado ha dado a todas las cosas el ser, y ha llamado a los hombres a la vida eterna» (Evangelii Nuntiandi, 26).

Así pues, evangelizadores y evangelizados tienen el indeclinable deber de una estricta y amorosa fidelidad a la enseñanza de Jesús. Porque los evangelizadores no son «dueños» de la Palabra de Dios, sino que son sus ministros, sus servidores. Y, por otra parte, como recordaba en mí Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae, quien «se hace discípulo de Cristo tiene derecho a recibir la «palabra de la fe» no mutilada, no falsificada o disminuida, sino completa e íntegra, en todo su rigor y vigor» (Catechesi Tradendae, 30). Es decir, en plena fidelidad a su origen: Cristo; a su contenido revelado; a los destinatarios que han de salvarse entrando por la Puerta: «Yo soy la puerta, si uno entra por mí, estará a salvo» (Io. 10, 9).

 

(Dela Liturgia de la Palabra en Piura – Homilia del Santo Padre Juan Pablo II, 4de febrero de 1985)

VIAJE APOSTÓLICO A VENEZUELA,
ECUADOR, PERÚ, TRINIDAD Y TOBAGO
 

 

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