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¿Por qué Juan
Pablo II se enamoró de este lugar?
Mentorella, en
el período estivo o durante el fin de semana, está siempre lleno de peregrinos.
Durante el otoño o el invierno e incluso durante la semana no hay nadie, se
convierte en un eremitorio: muchas veces por la mañana dejamos la puerta de la
iglesia entreabierta y por la tarde nos la encontramos como la dejamos, porque
no ha venido nadie. EL Papa amaba este lugar, porque podía rezar tranquilamente.
No hay ruido. Venìa cuando ya había terminado la estación de caza (en esta región
se cazan jabalíes y pájaros) y entonces podía caminar tranquilamente por las
montañas. Este era el único momento en que el Santo Padre podía descansar
completamente. Por este motivo, el Santuario de la Mentorella se llama la
ermita secreta de Juan Pablo II.
La
característica particular del Santuario es esta: aquí no hay horario de
apertura ni de cierre, este es el lugar donde el peregrino puede llamar siempre
al timbre en cualquier momento y pedir confesión, o una conversación. Las
visitas del Santo Padre a la Mentorella no estaban programadas, porque el sabía
muy bien que aquí había siempre alguien para acoger al Pontífice. Aquí, el se sentía
como en su casa.
Mentorella
es un lugar difícil para quien no lo ama, porque aquí no es fácil trabajar.
Pero de vez en cuando viene el Papa y esto compensa nuestros sacrificios y
premia nuestra constancia.
Cuál
es la particularidad de los santuarios construidos entre montañas?
El
Papa venía aquí tras las huellas de Marìa para cantar su magníficat. Marìa fue
a visitar a su prima Isabel atravesando las montañas – explica el padre Adam. Grandes
hombres como Benito, Francisco y otros eligieron entre las montañas el lugar
donde pudieron encontrar a Dios, lejos de la gente, pero al mismo tiempo cerca
del mundo. En aquellas ermitas pudieron rezar y meditar para después volver al
trabajo y poder transmitir a los demás todo lo que habían recibido de Dios. Precisamente
por este motivo, aquí Juan Pablo II anunció su primer y trascendente mensaje
como Papa, sobre la importancia de la oración en la vida cristiana. No
olvidaremos nunca su visita oficial a la Mentorella, en octubre de 1978.
Después de la
muerte de Juan Pablo, se ha notado un aumento de peregrinos a este santuario?
Si, al día
siguiente a su muerte, la Mentorella se llenó de peregrinos, como atestigua el
libro de recuerdos, que recoge millares de firmas: agradecimientos, súplicas, pensamientos. Los
peregrinos unen la visita a la tumba de Juan Pablo II a la visita a la
Mentorella. Caminan sobre las huellas de Karol Wojtyła. Vienen para poder rezar
por él pero también para poder vivir sus mismas emociones y preguntan por los lugares
que más le gustaban. A menudo no tengo nada que explicar…
El 29 de octubre
de 2005 vino el Papa Benedicto VI. Este es el inicio de la continuación de las
visitas de los Papas a la Mentorella.
Paso
las hojas amarillentas de los libros de recuerdos del Santuario de la
Mentorella. Delicadamente me encuentro con la firma de Karol Wojtyła y leo su
dedicatoria: “Vengo aquí todos los años y
cada vez con más gusto. Santuario de la Virgen y maravilla de aquel lugar
atraen…”
Sobre
la Mentorella cae la sombra al atardecer, mientras sopla un viento fresco Con
la mirada hacia las cimas de las montañas, les sonrío, como hacía Karol
Wojtyla. Ligeramente abierta, la puerta del Santuario me invita a la oración
ates de irme. Me arrodillo ante la imagen de la Virgen de las Gracias: “Dale, Señor,
el descanso eterno”.
Aleksandra
Zapotoczny
Totus
Tuus, Nro 5, septiembre 2006
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