Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

martes, 20 de junio de 2023

Quien es Dios?

 


El Dios "escondido"

1. El Dios de nuestra fe, el que de modo misterioso reveló su nombre a Moisés al pie del monte Horeb, afirmando "Yo soy el que soy", con relación al mundo es completamente trascendente. El ..."es real y esencialmente distinto del mundo... e inefablemente elevado sobre todas las cosas, que son y pueden ser concebidas fuera de él" (DS 3002): "...est re et essentia a mundo distinctus, et super omnia, quae praeter ipsum sunt et concipi possum ineffabiliter excelsus" (Cons. Dei Filius, Concilio Vaticano I, cap. I, 1-4). Así enseña el Concilio Vaticano I, profesando la fe perenne de la Iglesia.

Efectivamente, aún cuando la existencia de Dios es conocible y demostrable y aún cuando su esencia se puede conocer de algún modo en el espejo de la creación, como ha enseñado el mismo Concilio, ningún signo, ninguna imagen creada puede desvelar al conocimiento humano la Esencia de Dios como tal. Sobrepasa todo lo que existe en el mundo creado y todo lo que la mente humana puede pensar: Dios es el "ineffabiliter excelsus".

2. A la pregunta: ¿quién es Dios?, si se refiere a la Esencia de Dios, no podemos responder con una "definición" en el sentido estricto del término. La esencia de Dios —es decir, la divinidad— está fuera de todas las categorías de género y especie, que nosotros utilizamos para nuestras definiciones, y, por lo mismo, la Esencia divina no puede "cerrarse" en definición alguna. Si en nuestro pensar sobre Dios con las categorías del "ser", hacemos uso de la analogía del ser, con esto ponemos de relieve mucho más la "no-semejanza "que la semejanza, mucho más la incomparabilidad que la comparabilidad de Dios con las criaturas (como recordó también el Concilio Lateranense IV, el año 1215). Esta afirmación vale para todas las criaturas, tanto para las del mundo visible, como para las de orden espiritual, y también para el hombre, en cuanto creado "a imagen y semejanza" de Dios (Cfr. Gen 1, 26).

Así, pues, la conoscibilidad de Dios por medio de las criaturas no remueve su esencial "incomprensibilidad". Dios es "incomprensible", como ha proclamado el Concilio Vaticano I. El entendimiento humano, aún cuando posea cierto concepto de Dios, y aunque haya sido elevado de manera significativa mediante la revelación de la Antigua y de la Nueva Alianza a un conocimiento más completo y profundo de su misterio, no puede comprender a Dios de modo adecuado y exhaustivo. Sigue siendo inefable e inescrutable para la mente creada. "Las cosas de Dios nadie las conoce sino el Espíritu de Dios", proclama el Apóstol Pablo (1 Cor 2, 11). 

 (de la Audiencia General de Juan Pablo II, 28 de agosto de 1985)



lunes, 19 de junio de 2023

Juan Pablo II : Nunca debe vencer solo el "tener más"

 


Cuando en 1987, en la Westerplatte de Gdansk, hablé a la juventud polaca, me referí a ese lugar como a un símbolo elocuente de fidelidad en un momento dramático. Allí, en 1939, un grupo de jóvenes soldados polacos, combatiendo contra el invasor alemán que disponían de fuerzas y medios bélicos claramente superiores, afronto la prueba suprema ofreciendo un victorioso testimonio de coraje, de perseverancia y de fidelidad.  Hice referencia a aquel suceso invitando sobre todo a los jóvenes a que reflexionaran sobre la relación entre «ser y tener más» y  les advertí: «Nunca debe vencer solo el tener más» Porque entonces el hombre puede perder lo  más precioso: su humanidad, su conciencia, su dignidad. Desde esa perspectiva, les exhorté: «Debéis exigiros a vosotros mismos, aunque los otros no os exijan». Y les explicaba: Cada uno de vosotros, jóvenes,  encuentra en su vida una Westerplatte. Unas obligaciones que debe asumir y cumplir. Una causa justa, por la que se debe combatir. Un deber, una obligación, a la que uno no puede sustraerse, de la  que no es posible desertar. En fin hay que “mantener” y “defender” un cierto orden de verdades y de valores dentro de si mismo y en su entorno.  Si, defender para sí mismo y para los otros (12 de junio de 1987)

 Los hombres han tenido siempre necesidad de modelos que imitar. Tienen necesidad de ellos sobre todo hoy, en este tiempo nuestro tan expuesto a sugestiones cambiantes y contradictorias.

 

¡Levantaos! ¡Vamos!,p165/6, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2004

La falta más grave del apóstol es el miedo

 


En la sexta parte de ¡Levantaos! ¡Vamos! titulada El Señor es mi fuerza, “Fuertes en la fe”  Juan Pablo II cita palabras del  cardenal Wyszynski extraídas de su Zapiski wiezienne, Paris 1982, p.251:

 La falta de fe en el poder del Maestro despierta el miedo, y el miedo oprime el corazón y aprieta la garganta. El apóstol deja entonces de profesar su fe. ¿Sigue siendo apóstol? Los discípulos que abandonaron al Maestro aumentaron el coraje de los verdugos. Quien calla ante los enemigos de una causa los envalentona. El miedo del apóstol es el primer aliado de los enemigos de la causa. «Obligar a callar mediante el miedo», eso es lo primero en la estrategia de los impíos. El terror que se utiliza en toda dictadura esta calculado sobre el mismo miedo que tuvieron los apóstoles. El silencio posee su propia elocuencia apostólica solamente cuando no se retira el rostro ante quien le golpea. Así callo Cristo. Y en esa actitud suya demostró su propia fortaleza. Cristo no se dejó atemorizar por los hombres. Saliendo al encuentro de la turba, dijo con valentía. «Soy yo».”

No se puede dar la espalda a la verdad, dejar de anunciarla, esconderla, aunque se trate de una verdad difícil, cuya revelación lleve consigo un gran dolor: «Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,32). Esta es nuestra tarea, y al mismo tiempo, nuestro apoyo! No hay sitio para compromisos ni para un oportunista recurso a la diplomacia humana. Hay que dar testimonio de la verdad, aun al precio de ser perseguido, a costa incluso de la sangre, como hizo Cristo mismo…


¡Levantaos! ¡Vamos!,p164, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2004

jueves, 15 de junio de 2023

Consagración a los Sagrados Corazones de Jesús y Maria

 


Este post tiene un valor algo particular pues los textos han sido tomados de la página (escrita en español!)  de la Abadía cisterciense de Sticna en Eslovenia (mi primera patria), que invito visitar.

 Allí se explica en qué consiste la Consagración, se incluyen modelos de oración para la preparación y la consagración a nivel personal y de parroquia y oraciones para después de la consagración.

En la página nos informan que en 1998 la Iglesia eslovena comenzó con la iniciativa para la consagración individual y de las familias en el marco de la parroquia,  al Corazón de Jesús y de María. Esta iniciativa fue refrendada por alrededor de trescientas personas entre sacerdotes, religiosos y laicos. La iniciativa fue enviada a la conferencia episcopal con la petición de que se apruebe y recomiende la obra para la consagración. Los obispos hicieron esto de buen grado en su tercera reunión plenaria en Ljubljana, el 17 de noviembre de 1998, señalando que para la consagración es "necesaria la decisión personal y voluntaria, una preparación rigurosa en la oración, un conocimiento cabal de la naturaleza de la consagración y la aceptación consciente de los deberes que emanan de la consagración, especialmente una vida cristiana más ferviente y consecuente que redunde en el bienestar espiritual de toda la Iglesia.”

 

 Se informa también que el Santo Padre Juan Pablo II fue informado de la iniciativa por el entonces nuncio apostólico en Eslovenia, monseñor Edmond Farhat, quien en su carta del 11 de septiembre del 2000 informaba que le era  grato comunicar que la iniciativa había sido estudiada con particular atención  y que había recibido  el aliento y la bendición apostólica del Santo Padre Juan Pablo II para todos los miembros del Comité Esloveno por la consagración a los Corazones de Jesús y Maria.

También el Santo Padre Benedicto XVI  en la Audiencia General del 30 de agosto del 2006 saludo y bendijo a los devotos de los Sagrados Corazones de Jesús y Maria que habían venido de Eslovenia y después de la Audiencia bendijo especialmente al Presidente de la Comisión el abad cisterciense de Sticna  p. Anton Nadrah. (ver fotografía y comentario completo

 

Invito visitar la página de la Abadía de Sticna

 

¡Sacratísimo Corazón de Jesús, en ti confío!

Imagen de Wikimedia

Celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesus, “ Una fiesta litúrgica que irradia una peculiar tonalidad espiritual sobre todo el mes de junio. Es importante que en los fieles siga viva la sensibilidad ante el mensaje que de ella brota: en el Corazón de Cristo el amor de Dios salió al encuentro de la humanidad entera.

Se trata de un mensaje que, en nuestros días, cobra una actualidad extraordinaria. En efecto, el hombre contemporáneo se encuentra a menudo trastornado, dividido, casi privado de un principio interior que genere unidad y armonía en su ser y en su obrar. Modelos de comportamiento bastante difundidos, por desgracia, exasperan su dimensión racional-tecnológica o, al contrario, su dimensión instintiva, mientras que el centro de la persona no es ni la pura razón, ni el puro instinto. El centro de la persona es lo que la Biblia llama «el corazón»….El Corazón de Cristo es la sede universal de la comunión con Dios Padre, es la sede del Espíritu Santo. Para conocer a Dios, es preciso conocer a Jesús y vivir en sintonía con su Corazón, amando, como él, a Dios y al prójimo.

La devoción al Sagrado Corazón, tal como se desarrolló en la Europa de hace dos siglos, bajo el impulso de las experiencias místicas de santa Margarita María Alacoque, fue la respuesta al rigorismo jansenista, que había acabado por desconocer la infinita misericordia de Dios. Hoy, a la humanidad reducida a una sola dimensión o, incluso, tentada de ceder a formas de nihilismo, si no teórico por lo menos práctico, la devoción al Corazón de Jesús le ofrece una propuesta de auténtica y armoniosa plenitud en la perspectiva de la esperanza que no defrauda.

Hace más o menos un siglo, un conocido pensador denunció la muerte de Dios. Pues bien, precisamente del Corazón del Hijo de Dios, muerto en la cruz, ha brotado la fuente perenne de la vida que da esperanza a todo hombre. Del Corazón de Cristo crucificado nace la nueva humanidad, redimida del pecado. El hombre del año 2000 tiene necesidad del Corazón de Cristo para conocer a Dios y para conocerse a sí mismo; tiene necesidad de él para construir la civilización del amor.

Os invito, por tanto, amadísimos hermanos y hermanas, a mirar con confianza al Sagrado Corazón de Jesús y a repetir a menudo, sobre todo durante este mes de junio: ¡Sacratísimo Corazón de Jesús, en ti confío!”

(San Juan Pablo II Audiencia General 8 de junio de1994)

Las letanias del Sagrado Corazón de Jesús en reflexiones de San Juan Pablo II


 El 5 de noviembre de 1989,  el Papa Juan Pablo II completaba una serie de reflexiones que había empezado con el Ángelus del 2 de junio de 1985 ,  dedicada a Las Letanías del Corazón de Jesús.

La serie completa consta de 32 meditaciones sobre las invocaciones de las Letanías.

Trece de ellas fueron en 1985, la primera el 2 de junio y la  ultima el 15 de septiembre) 

Reanudadas el 22 de junio de 1986 

hasta el 31 agosto de 1986 (la ultima) 

 Luego la serie fue interrumpida por los temas dedicados al Año Mariano, 1987-88 y reanudada

El 23 de julio de 1989 

Hasta el 5 de noviembre de 1989  (la ultima) 


jueves, 8 de junio de 2023

Corpus Christi - La fiesta de la Eucaristía

 


En la Argentina celebramos la fiesta del Corpus Christi el domingo siguiente a la Santísima Trinidad, segundo después de Pentecostés.


“Es una solemnidad que desde el medioevo alarga el día del Jueves Santo, concentrando la devoción y el amor del pueblo fiel en el culto público y solemne al Santísimo Sacramento” decía el Venerable Juan Pablo II en la Audiencia general del 13 de junio de 1979. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19790613.html

Era la primera vez que tenia la alegría de celebrar la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la Ciudad Eterna, “en la que Pedro, de generación en generación, responde en cierto modo a Cristo: "Señor..., Tú sabes que te amo... Señor, Tú sabes que te amo" (Jn 21, 15-17).”, veneración y amor a la Eucaristía que había aprendido en su tierra natal. “Allí he aprendido – decía - el culto al Cuerpo del Señor. En la fiesta del Corpus Domini se tienen, desde hace siglos, las procesiones eucarísticas, en las que mis compatriotas trataban de expresar comunitaria y públicamente lo que representa la Eucaristía para ellos”

“Se puede hablar de varias maneras sobre la Eucaristía – agregaba -. Se ha hablado de diversos modos sobre ella en el curso de la historia. Es difícil decir algo que no se haya dicho ya. Y, al mismo tiempo, cualquier cosa que se diga, desde cualquier parte que nos acerquemos a este gran misterio de la fe y de la vida de la Iglesia, siempre descubrimos algo nuevo. No porque nuestras palabras revelen esta novedad. La novedad se encuentra en el misterio mismo. Cada tentativa de vivir con ella en espíritu de fe, comporta nueva luz, nuevo estupor y nueva alegría.

La Eucaristía nos acerca a Dios de modo estupendo. Y es el sacramento de su cercanía en relación con el hombre. Dios en la Eucaristía es precisamente este Dios que ha querido entrar en la historia del hombre. Ha querido aceptar la humanidad misma. Ha querido hacerse hombre. El sacramento del Cuerpo y de la Sangre nos recuerda continuamente su Divina Humanidad.

La Eucaristía es el sacramento de la comunión. Cristo se da a Sí mismo a cada uno de nosotros, que lo recibimos bajo las especies eucarísticas. Se da a Sí mismo a cada uno de nosotros que comemos el manjar eucarístico y bebemos la bebida eucarística. Este comer es signo de la comunión. Es signo de la unión espiritual, en la que el hombre recibe a Cristo, se le ofrece la participación en su Espíritu, encuentra de nuevo en Él particularmente íntima la relación con el Padre: siente particularmente cercano el acceso a Él.

La comunión es un vínculo bilateral… no sólo recibimos a Cristo, no sólo lo recibe cada uno de nosotros en este signo eucarístico, sino que también Cristo recibe a cada uno de nosotros. Por así decirlo, Él acepta siempre en este sacramento al hombre, lo hace su amigo, tal como dijo en el Cenáculo: "Vosotros sois mis amigos" (Jn 15, 14). Esta acogida y la aceptación del hombre por parte de Cristo es un beneficio inaudito. El hombre siente muy profundamente el deseo de ser aceptado. Toda la vida del hombre tiende en esta dirección, para ser acogido y aceptado por Dios; y la Eucaristía expresa esto sacramentalmente. Sin embargo, el hombre debe, como dice San Pablo, "examinarse a sí mismo" (cf. 1 Cor 11, 28), de si es digno de ser aceptado por Cristo. La Eucaristía es, en cierto sentido, un desafío constante para que el hombre trate de ser aceptado, para que adapte su conciencia a las exigencias de la santísima amistad divina.”