Ya hacia el final del año mariano 1987 1988
el Papa Juan Pablo II visitaba espiritualmente el Santuario húngaro de Mariapocs
brindándonos detalles del Santuario y una breve explicación de su historia.
“En la serie de peregrinaciones ideales que estoy realizando
con vosotros en este Año Mariano, mi mirada se dirige hoy a Europa Oriental, y
concretamente a Hungría, saludada por la tradición como "regnum
marianum".
Los católicos húngaros celebran precisamente en estos días
el 950 aniversario de la muerte de San Esteban, Rey de Hungría, fundador de esa
nación (el Papa San Silvestre le envió la corona real); fue el Rey que realizó
la cristianización del pueblo, dejándole, como herencia espiritual, la devoción
a la Virgen, invocada como "magna Domina" de aquella tierra.
Al Episcopado y a los católicos húngaros les he enviado un
mensaje especial para recordar esta fecha, que pone de relieve el singular vínculo
espiritual mediante el cual la historia de Hungría se une a la historia de la
fe cristiana en Europa.
El Rey San Esteban puso a su pueblo bajo la protección de
María, en cuyo nombre supieron encontrar los húngaros unidad y pacificación.
Por ello, en la oración, queremos encomendar a nuestros hermanos cristianos de
Hungría a la Virgen, venerada de un modo especial en el famoso santuario
mariano de Mariapocs, en la diócesis de Hajdudorog, diócesis de rito bizantino
para los católicos de toda la nación.
2. La fama adquirida por el pequeño pueblo húngaro de
Mariapocs, sede del santuario, se debe precisamente a una imagen mariana. En
1696, según la tradición, en la iglesia greco-católica de esa aldea, se realizó
un prodigio: los ojos luminosos de la Virgen, representada en la sagrada
imagen, comenzaron a derramar lágrimas durante una celebración eucarística,
hecho que estimuló la fe y la devoción de los húngaros, que desde entonces
comenzaron a acudir en gran número a aquel santuario desde todos los rincones
del país.
Admirado por el prodigioso fenómeno, el Emperador Leopoldo
quiso que la imagen fuera trasladada a Viena, donde, acogida con gran
veneración, se convirtió rápidamente en la "Potscher Maria" de la
catedral de la capital austríaca. La amada imagen no fue devuelta nunca más a
su aldea húngara de origen, a la que se le entregó, a cambio, una copia del
original.
El dolor de los húngaros por esta pérdida se vio compensado
por otro signo: en 1715, los ojos de la Virgen, representada en la copia de la
imagen original, volvieron a derramar lágrimas, fenómeno que se repitió otra
vez en 1905. Ya el siglo pasado, la notable afluencia de peregrinos hizo
necesaria la construcción de la espléndida iglesia actual, que, entre los otros
santuarios húngaros, también famosos, como los de Mariagyûd y Matraverebély, se convirtió en el lugar de peregrinaciones más visitado del
país. En la imagen Odigitria del santuario, María indica con la mano el
camino hacia su Hijo.
3. Mariapocs es un lugar de unidad, en el que los fieles de
distintas naciones, e incluso de distintas religiones, veneran el amor materno
de María afligida por los pecados de los hijos, y que intercede por ellos
diligentemente ante su divino Hijo Jesús. Se diría que van allí para unir sus
lágrimas a las de la Virgen, para purificarlas y fundirlas en un sacrificio
único con el sacrificio salvador de Jesús redentor.
Animados por la esperanza y el amor, imploramos ahora, por
la intercesión del Rey San Esteban y de la Virgen, la ayuda permanente de Dios
para aquella noble nación, para la Iglesia y para el mundo entero.