“Para ser, pues –en cierta forma-,
más sabios que Salomón, coloquemos en manos de María cuanto poseemos y el mismo
tesoro de los tesoros que es Jesucristo, a fin de que Ella nos lo conserve.
Somos vasos demasiado frágiles; no pongamos en ellos tan precioso tesoro ni
este celestial maná. Muchos enemigos nos rodean y son demasiado astutos y
experimentados; no confiemos en nuestra prudencia ni en nuestra fuerza. La
dolorosa experiencia que tenemos ya de nuestra inconstancia y natural ligereza
nos obligan a desconfiar de nuestra prudencia y fervor.
María es prudente; pongámoslo todo en sus manos. Ella sabrá disponer de
nosotros y de cuanto nos pertenece para mayor gloria de Dios.
María es caritativa; nos ama como a hijos y servidores suyos.
Ofrezcámosle todo. No perderemos nada, ya que todo lo hará redundar en provecho
nuestro.
María es generosa; devuelve más de lo que se le confía. Démosle cuanto
poseemos sin reserva alguna y recibiremos el ciento por uno: por cien huevos,
un buey, según reza el refrán.
María es poderosa; nadie puede arrebatarle lo que se le ha confiado en
depósito. Pongámonos en sus manos, que Ella nos defenderá y nos hará triunfar
sobre nuestros enemigos.
María es fiel; no deja perder ni extraviar lo que se le confía. Es la
Virgen fiel por excelencia a Dios y a los hombres. Conservó cuanto Dios le
había confiado, sin perder ni una partícula, y sigue conservando con particular
esmero a quienes se colocan bajo su protección y cuidado.
Confiémoslo, pues, todo a su fidelidad. Agarrémonos a Ella como a una columna
que nadie puede derribar, como a un áncora que nadie puede arrancar o, mejor,
como a la montaña de Sión, a la que nadie puede conmover (Ver Sal 125(124),1;
46(45),6). Por muy ciegos, débiles e inconstantes que seamos por naturaleza y
por muy numerosos y malignos que sean nuestros enemigos, jamás seremos
engañados, ni nos extraviaremos, ni tendremos la desdicha de perder la gracia
de Dios y el infinito tesoro de la Sabiduría eterna.”
(San Luis Maria Grignion de Monfort - del texto de "El Amor de la Sabiduría" Eterna, capítulo 17)