El
cielo, los jóvenes, los no tan jóvenes que lo recuerdan con cariño, y la
Argentina toda estamos de fiesta. Este fiel colaborador de Juan Pablo II, desde el inicio mismo de las JMJ, “el amigo
de Dios” como lo llamaba el entonces arzobispo de Buenos Aires, hoy Papa
Francisco, será declarado beato. Un sacerdote santo que
debilitado y en medio de su sufrimiento dejo escrito: «Agradezco al Señor el privilegio de su cruz. Me siento felicísimo de
haber sufrido mucho. Sólo me duele no haber sufrido bien y no haber saboreado
siempre en silencio mi cruz. Deseo que, al menos ahora, mi cruz comience a ser
luminosa y fecunda». Falleció el 5 de
febrero de 1998 en Roma. Su cuerpo fue trasladado a la Argentina, al
santuario mariano de Luján, en el mismo lugar donde recibió el Bautismo y la
ordenación episcopal y donde se realizará la ceremonia de beatificación hacia fines de este
año, con la participación del cardenal
Fernando Vérgez Álzaga, quien fuera secretario del cardenal Pironio
durante tantos años.
En la página oficial de laBasílica de Nuestra Señora de Lujan asi nos informan : “De acuerdo a lo informado por la Santa Sede, la ceremonia de beatificación se ofrecerá en esta Casa, Santuario y Basílica de Nuestra Señora de Luján, en el mes de diciembre del corriente año; presidiendo la Eucaristía el cardenal, de nacionalidad española, Fernando Vérgez Álzaga, titular de la Gobernación del Vaticano y secretario del cardenal Pironio durante 23 años. En días más comunicaremos el cronograma de actividades y festejos.” La celebración probablemente sea el sábado 16 de diciembre pero debemos esperar la confirmación de las autoridades de la Basílica, quienes según han comentado publicarán también el programa completo.
Ya
en el ocaso de su vida, supo encontrar en la fe el optimismo y la esperanza que
caracterizaron toda su existencia. «Todas las cosas (...) son tuyas, Señor que
amas la vida» (Sb 11, 26),
solía repetir, y su lema cardenalicio constituía una especie de confirmación:
«Cristo en vosotros, esperanza de la gloria».l cardenal Pironio tenía un vivo
sentido de la fragilidad humana: en su Testamento espiritual, que nos ha
servido de guía en estas reflexiones, varias veces pide perdón. Lo pide con
humildad, con confianza. Ante la santidad de Dios, toda criatura humana no
puede menos de darse golpes de pecho y confesar: «Te compadeces de todos,
porque todo lo puedes» (Sb 11, 23).
En una entrevista decía de él el Papa Francisco: : Cuando hablabas con él siempre te daba la sensación de que se sentía el peor hombre del mundo, el peor pecador. Te abría un panorama de santidad desde su profunda humildad. Te abría horizontes, experimentabas que nunca cerraba las puertas a nadie, incluso a la gente que él sabía que no lo entendía.
El proceso de beatificación del Cardenal Pironio fue impulsado en 2003, al cumplirse 5 años de su fallecimiento, por la Conferencia Episcopal Argentina durante su Asamblea Plenaria de noviembre donde, además, decidió constituirse como el actor principal de la misma. En el mes de abril de 2005 la causa fue introducida en el tribunal eclesiástico del Vicariato de Roma y se designó Postulador al Padre Giuseppe Tamburrino, monje benedictino y sacerdote de la Abadía de Praglia, Italia. (de acurdo a las normas establecidas, el tribunal competente para iniciar una causa de beatificación es el del lugar en que ha fallecido el fiel) y quien había sido amigo del cardenal Pironio.
En 2006 el papa Benedicto XVI lo nombró “siervo de Dios” (es el primer paso de una serie de requisitos para una posible canonización) y el 23 de junio de 2006 en el Aula de la Conciliación del Palacio Apostólico del Laterano, sede del Vicariato de Roma y bajo la presidencia del Cardenal Camillo Ruini tuvo lugar la ceremonia de apertura de su proceso de beatificación. A comienzos del 2016 finalizaba el proceso diocesano de la causa de beatificación y la Conferencia Episcopal Argentina fue informada que el Tribunal del Vicariato de Roma había decidido la fecha para la conclusión de la etapa diocesana. La sesión de clausura se realizo el viernes 11 de marzo en la Sala de la Conciliación de la Sede del Vicariato romano presidida por el Cardenal Agostino Vallini.
El 18 de febrero de 2022 fue promulgado el decreto sobre la
heroicidad de las virtudes del cardenal Pironio y el pasado 8 de noviembre de
2023 el
Papa Francisco aprobó el decreto del Dicasterio para las Causas de los Santos
que reconoce el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Eduardo
Francisco Pironio.
El decreto, publicado en Roma por el Cardenal Marcello Semeraro, prefecto del dicasterio, reconoce la intercesión de Pironio en la curación —sin explicación científica— de Juan Manuel Franco, un bebé que en 2006 tenía 15 meses cuando entró en coma profundo como consecuencia de inhalar purpurina por accidente. “Ustedes si saben rezar, recen”, les dijo el pediatra a los padres cuando ingresaron a la clínica. De la clínica lo derivaron al Hospital Materno Infantil, donde después de hacer todas las consultas a hospitales de toxicología le indicaron el tratamiento a seguir con la advertencia que el pronóstico era de muerte irreversible”,
Al cabo de 13 días rezando ante una estampita con la imagen del purpurado, que le había entregado el párroco Silvano de Sarro a la madre, el niño despertó sin rastros de elementos tóxicos en la sangre. El milagro fue aprobado luego de que fuera evaluado por una junta de médicos del Vaticano, que constató que la curación del pequeño “supera la ciencia médica”, y de una Comisión de Teólogos que corroboró que la familia había pedido la intercesión del Cardenal Pironio.
Eduardo
Francisco Pironio nació el 3 de diciembre de 1920 (el mismo año de Karol
Wojtyla) en Nueve de Julio, provincia de
Buenos Aires; fue ordenado sacerdote el 5 de diciembre de 1943; elegido obispo
titular de Ceciri y auxiliar de La Plata el 24 de marzo de 1964; recibió la
ordenación episcopal el 31 de mayo de 1964; trasladado como obispo diocesano de
Mar del Plata el 19 de abril de 1972; promovido a arzobispo titular de Tigre y
Pro-prefecto de la Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares el
20 de diciembre de 1975; creado cardenal del título de los Santos Cosme y
Damián por Pablo VI el 24 de mayo de 1976; declarado Presidente del Consejo
Pontificio para los Laicos el 8 de abril de 1984.Fue además, miembro del
Consejo de la II Sección de la Secretaría de Estado; miembro de las
Congregaciones: para la Causa de los Santos, para las Iglesias Orientales, para
los Obispos, para la Educación Católica y para la Evangelización de los
Pueblos; consejero de la Comisión Pontificia para la Interpretación de los
Textos Legislativos.
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