Ustedes hoy van a caminar
con Jesús. Jesús es el Camino y vamos a caminar con Él, porque Él caminó.
Cuando estuvo entre nosotros, Jesús caminó. Caminó, curando a los enfermos,
atendiendo a los pobres, haciendo justicia, caminó predicando, enseñándonos. Jesús
camina, pero el camino que más está grabado en nuestro corazón es el camino del
Calvario, el camino de la Cruz. Y hoy ustedes van con la oración, nosotros, yo
también, con la oración van a renovar el camino de la Cruz. Y miremos a Jesús
que pasa y caminemos con Él.
El camino de Jesús es Dios que sale de sí mismo,
sale de sí mismo para caminar entre nosotros.
(…)
Jesús camina, pero espera
algo, espera nuestra compañía, espera que miremos… No sé, espera abrir ventanas
de mi alma, de tu alma, del alma de cada uno de nosotros. ¡Qué feas son las
almas cerradas, que siembran para adentro, sonríen para adentro! No tienen
sentido. Jesús camina y espera con su amor, espera con su ternura, darnos
consuelo, enjugar nuestras lágrimas.
(…)
Jesús, con su ternura, enjuga nuestras lágrimas
escondidas. Jesús espera colmar, con su cercanía, nuestra soledad. ¡Qué tristes
son los momentos de soledad! Él está ahí, Él quiere colmar esa soledad. Jesús
quiere colmar nuestro miedo, tu miedo, mi miedo, esos miedos oscuros los quiere
colmar con su consolación. Y Él espera a empujarnos a abrazar el riesgo de
amar. Porque ustedes lo saben, lo saben mejor que yo: amar es riesgoso. Hay que
correr el riesgo de amar. Es un riesgo, pero vale la pena correrlo, y Él nos
acompaña en esto. Siempre nos acompaña. Siempre camina. Siempre, a lo largo de
la vida, está junto a nosotros.
Yo no quisiera abundar más cosas. Hoy vamos a
hacer el camino con Él, el camino de su sufrimiento, el camino de nuestras
ansiedades, el camino de nuestras soledades.
Ahora, un segundito de silencio, y cada uno de
nosotros piense en el propio sufrimiento, piense en la propia ansiedad, piense
en las propias miserias. No tengan miedo, piénsenlas. Y piensen en las ganas de
que el alma vuelva a sonreír.
[Minuto de silencio]
Y Jesús camina a la Cruz, muere en la Cruz, para
que nuestra alma pueda sonreír. Amén.
(Discurso del Santo Padre VÍA CRUCIS CON LOS JÓVENES)
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