En cuanto a los restantes
libros del Nuevo Testamento, la Constitución conciliar Dei Verbum se pronuncia del modo
siguiente: "...Estos libros, según el sabio plan de Dios, confirman la
realidad de Cristo, van explicando su doctrina auténtica,
proclaman la fuerza salvadora de la obra divina de Cristo, cuentan los
comienzos y la difusión maravillosa de la Iglesia, predicen su
consumación gloriosa" (Dei Verbum, 20). Se trata de una breve y
sintética presentación de contenido de esos libros, independientemente de
cuestiones cronológicas, que ahora nos interesan menos. Sólo recordaremos que
los estudiosos fijan para su composición la segunda mitad del siglo I.
Lo que más cuenta para
nosotros es la presencia del Señor Jesús y de su Espíritu en los autores del
Nuevo Testamento, que son, por lo mismo, medios a través de los cuales Dios nos
introduce en la novedad revelada. "El Señor Jesús asistió a sus Apóstoles,
como lo había prometido (cf. Mt 28, 20), y les envió el Espíritu
Santo, que los fuera introduciendo en la plenitud de la verdad" (cf. Jn 16,
13) (Dei Verbum, 20). Los libros del Nuevo
Testamento nos introducen precisamente en el camino que lleva a la
plenitud de la verdad de la divina Revelación.
Y tenemos aquí otra
conclusión para una concepción más completa de la fe. Creer de modo cristiano
significa aceptar la auto-revelación de Dios en Jesucristo, que constituye
el contenido esencial del Nuevo Testamento.
Nos dice el Concilio:
"Cuando llegó la plenitud de los tiempos (cf. Gal 4, 4),
la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros llena de gracia y de verdad
(cf. Jn 1, 14). Cristo estableció en la tierra el reino de
Dios, se manifestó a Si mismo y a su Padre con obras y palabras, llevó
a cabo su obra muriendo, resucitando y enviando al Espíritu Santo. Levantado de
la tierra, atrae todos hacia Sí (cf. Jn 12, 32), pues es el
único que posee palabras de vida eterna" (cf. Jn 6, 68) (Dei Verbum, 17).
"De esto dan
testimonio divino y perenne los escritos del Nuevo Testamento" (Dei Verbum, 17).
Y por lo mismo constituyen un particular apoyo para nuestra
fe.
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