Traducido de Rocco Buttiglione: KAROL WOJTYLA – The thought of the man who became Pope por (William B. Erdman Publishing Co. 1997)
El horror de Auschwitz es tan inmenso que necesariamente debe tener un significado filosófico. No se trata solo del número de víctimas y de su horrenda manera de morir. Auschwitz es el símbolo de la humillación del hombre que, bajo diferentes (aunque no menos emblemáticas) formas, no cesa de repetirse en nuestro tiempo. Se nutre de una profunda desviación espiritual, que debemos comprender en sus raíces si queremos ponerle fin a la barbarie.
Nadie ha enfrentado estas cuestiones más frecuente y profundamente que Theodore Adorno. El se pregunta si después de Auschwitz aun es posible escribir poesía o filosofía. Porque el mundo al cual pertenece Auschwitz es un mundo sin alma, y las actividades espirituales que perduran solo sirven para equipararlo con una apariencia de legitimidad que contradice vergonzosamente su realidad. Si la II Guerra Mundial marca la catástrofe del inmanentismo ético, es precisamente en Auschwtiz donde el dogma fundamental de la filosofía de la historia, la manifestación paralela de justicia y fuerza, se contradice de la manera más cruenta. Y la victoria militar de los Aliados no alcanza para refutar este juicio. Uno de los principales vencedores en la guerra mantuvo en su propio país un sistema Gulag a la altura de un comandante de campo Nazi. Más aun a fin de obtener la victoria, las fuerzas Aliadas causaron la muerte de cientos de miles de inocentes en Hiroshima y Nagasaki. Mas allá de cierto nivel parecería que la fuerza casi inevitablemente se separa de la justicia.(1) La historia humana, una vez orientada hacia un progreso definitivo, se enfrenta con la amenaza de la destrucción. Aunque no haya golpeado todas las ciudades y destruido vidas humanas, arrasó con los valores y la conciencia que debiera animar aquellas vidas. El drama del hombre moderno consiste en haber sobrevivido físicamente su propia extinción espiritual.”
(1) Simone Weil, citando a Homero, dice que “la
justicia vuela de los vencedores”
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