A menos de dos semanas de la canonización del primer Papa
polaco, Polonia celebra hoy más gozosa que nunca la fiesta de su santo patrono
San Estanislao de Szepanow. En Levantaos, Vamos Juan Pablo II habla de
su devoción a San Estanislao en el capítulo “La Vocación” Cuando era
metropolitano de Cracovia Karol Wojtyla escribió en su honor el poema Estanislao.
Reproduzco aquí algunas partes:
Deseo describir la
Iglesia.
Mi Iglesia nace conmigo,
pero no muere conmigo,
porque yo tampoco muero con ella.
La Iglesia me está sobreviviendo siempre,
Es el fondo
de mi vida, y es su cumbre;
La Iglesia es
la raíz por la que me ahondo…
…La Iglesia
se ha abrazado con mi tierra,
Para que todo
lo que está atado en ella,
Esté tan bien
atado en los cielos…
Deseo describir
mi Iglesia
En la figura
de un hombre
Al que
llamaron Estanislao….
Quiero
describir mi Iglesia,
En la cual, siglo
tras siglo,
Han ido
juntas la palabra y la sangre,
Unidas por el
soplo del Espíritu….
“San Estanislao fue obispo de Kraków (Cracovia)
durante siete años, como lo atestiguan las fuentes históricas- Este
obispo-connacional, oriundo de la no lejana Szczepanów, llega a la sede de
Kraków en el año 1072, para dejarla en 1079, sufriendo la muerte a manos del
Rey Boleslao el Audaz. El día de la muerte, según las fuentes, era el 11 de
abril y es precisamente en esta fecha en la que el calendario litúrgico de la
Iglesia universal conmemora a San Estanislao. En Polonia la solemnidad del
obispo mártir se celebra desde hace siglos el 8 de mayo, y sigue celebrándose
todavía hoy.” (de la homilía del Papa Juan Pablo II en la Misa de clausura deljubileo de San Estanislao, durante su primer visita a su patria como Papa).
En aquella misma visita Juan Pablo II, consciente que
aquel viaje histórico debía darle un envión al despertar del cruel letargo al
cual seguían siendo sometidos sus compatriotas, con voz profética les habló en lenguaje claro y firme:
“El hombre es, en efecto, un ser racional y libre,
es un sujeto consciente y responsable. El puede y debe, con el esfuerzo
personal del pensamiento, llegar a la verdad. Puede y debe elegir y decidir. El
bautismo, recibido en los albores de la historia de Polonia, nos ha hecho
aún más conscientes de la auténtica grandeza del hombre, "la inmersión en
el agua" es signo de la llamada a participar en la vida de la Santísima
Trinidad, y es, al mismo tiempo, una comprobación insustituible de la dignidad
de todo hombre. Ya la misma llamada testimonia en su favor: el hombre debe
tener una dignidad extraordinaria, si ha sido llamado a tal participación, a la
participación de Dios mismo.
Asimismo, todo el proceso histórico de la
conciencia y de las decisiones del hombre está íntimamente unido a la viva
tradición de la propia nación en la que, a través de todas las generaciones
resuenan con eco vivo las palabras de Cristo, el testimonio del Evangelio, la
cultura cristiana, las costumbres nacidas de la fe, de la esperanza y de la
caridad. El hombre elige responsablemente, con libertad interior. Aquí la
tradición no es limitación: es tesoro, es riqueza espiritual, es un gran bien
común que se confirma con cada elección, con cada acto noble, con toda vida
auténticamente vivida como cristiano.
¿Se puede rechazar todo esto? ¿Se puede decir "no"? ¿Se puede rechazar a Cristo y todo lo
que El he traído a la historia del hombre?
Ciertamente se puede. El hombre es libre. El hombre
puede decir a Dios: no. El hombre puede decir a Cristo: no. Pero permanece la
pregunta fundamental: ¿Es lícito hacerlo? ¿Y en nombre de qué es lícito? ¿Qué
argumento racional, qué valor de la voluntad y del corazón puedes tú poner
delante de ti mismo, del prójimo, de los connacionales y de la nación, para
rechazar, para decir "no" a aquello de lo que todos hemos vivido
durante mil años? ¿Se puede decir "no" a todo lo que ha creado y ha
constituido siempre las bases de nuestra identidad?”
Y Polonia ya nunca más fue la misma….la semilla de
la lucha por la dignidad del hombre, del sabor de la libertad y de la
conciencia del deber de conquistarla a diario había sido sembrada…..
(Karol Wojtyla, Poesias, Biblioteca Autores Cristianos, Madrid, 1993
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