“El
miércoles tuvimos un día bien intenso en la JMJ: fue el primer día de
catequesis. En nuestra sede, la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, estuvimos
con un obispo nicaragüense que nos habló del tema "Aquí estoy,
Señor". Luego respondió las preguntas de los jóvenes presentes (éramos de
varios países). De ahi nos fuimos al Parque Omar, donde en estos días se vive
uno de los centros espirituales de la JMJ con distintas propuestas... Ahí
visitamos la feria vocacional con los distintos
stands de congregaciones y movimientos eclesiales... Estuvimos rezando en la
Capilla de Adoración, que está a cargo de las hermanas Misioneras de la
Caridad, y por eso puede venerarse ahi una reliquia de Santa Teresa de Calcuta.
Y allí también pudimos rezar frente a la imagen de Nuestra Señora de Fátima
(traída especialmente desde Portugal... según algunos vino a Panamá a llevarse
la JMJ para allá... ¡el domingo se sabrá!). Un lugar muy especial de oración
donse pudimos escuchar a Cristóbal Fones, el jesuita de Chile que canta música
católica. De allí nos fuimos a la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, donde
tuvimos una Misa de los argentinos, con el templo lleno, que fue presidida por
el Arzobispo de Salta: una fiesta celeste y blanca. Y desde allí nos fuimos a
la calle, a esperar al Santo Padre, que pasó delante de nuestro, frente a una
multitud que lo esperaba. La emoción de verlo cerca, de ver su sonrisa, de
estar frente a él, se sintió en el corazón de todos. Sólo con su presencia el
Sucesor de Pedro ya nos confirmó en la fe... esta tarde lo hará también con su
palabra. Por la noche cerramos la jornada tomando unos mates en la plaza del
barrio donde nos alojamos, junto a algunos de nuestras familias que ya se están
haciendo también amigas del mate!”
El jueves a la mañana participamos de la
catequesis en la iglesia Nuestra Señora del Rosario. La catequesis en esta
ocasión no la dio un obispo porque los obispos centroamericanos a la misma hora
se encontraban con el Papa Francisco. Por esta razón, en nuestra sede, la
catequesis fue dada por el Padre Pedro Madrid, asesor nacional de pastoral
juvenil de El Salvador, sobre el tema "servidores del Señor". Luego
de la catequesis hubo varias preguntas y respuestas de los jóvenes .
Y terminamos con la celebración de la Misa. Después de la Misa la
parroquia ofreció un almuerzo al sacerdote que dio la catequesis y a uno o dos
representantes de cada nacionalidad: participamos con Mariano por Argentina. De
allí nos fuimos a la Cinta Costera para vivir el primer gran encuentro con el
Santo Padre. Fue un verdadero caos la entrada, mucha gente queriendo entrar al
mismo tiempo, y se hizo bastante difícil. Pero una vez que entramos pudimos
acomodarnos en un lugar con una buena pantalla, en un lugar donde podíamos
estar cómodos para participar de la ceremonia (en realidad la clave es no
obsesionarse para estar adelante de todo). Desde donde estaba pudimos ver al
Santo Padre ya que hizo un amplio recorrido por la Cinta Costera tanto al
principio como al final de la ceremonia. Las palabras del Papa, como siempre,
una genialidad, desde el primer momento que dijo "¡Qué bueno volver a
encontrarnos en esta tierra que nos recibe con tanto color... y calor!".
Recordó cuando tres años atrás dijo que no sabía si él iba a estar en Panama
pero que Pedro sí iba a estar: "¡Pedro y la Iglesia caminan con
ustedes!". Y no para crear una Iglesia más divertida o cool, una Iglesia
paralela, sino un nuevo Pentecostés. Insistió mucho en que más allá de todas
las diferencias que nos distinguen, podemos vivir la cultura del encuentro. Y
nos advirtió que es el demonio el que busca dividirnos. Fue muy lindo cuando
dijo que «el amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las
armoniza en una unidad superior» y preguntó ¿Saben quién dijo esto? ¡El Papa
Benedicto! Un aplauso para el que nos está mirando por televisión!". Nos
llamó a ser constructores de puentes y no de muros. Y a no tener miedo de amar.
Y nos hizo repetir, con San Romero, que el cristianismo es Jesús. Al final nos
dijo que lo más esperanzador de esta JMJ iba a ser nuestra oración y los
rostros con los cuales volvamos a nuestras casas. Después de recibir la
bendición del Papa nos fuimos a conocer el Casco Antiguo y volvimos a las casas
con todo lo que el Papa nos dejó en el corazón.”
(publicado
con el permiso del joven sacerdote Sebastián Zagari, San Pedro, Prov. Buenos
Aires – invito visitar su Facebook) .
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