En la sexta parte de ¡Levantaos! ¡Vamos! titulada El Señor es mi fuerza,
“Fuertes en la fe” Juan Pablo II cita
palabras del cardenal Wyszynski
extraídas de su Zapiski wiezienne,
Paris 1982, p.251:
La falta de fe en el poder del Maestro despierta el
miedo, y el miedo oprime el corazón y aprieta la garganta. El apóstol deja
entonces de profesar su fe. ¿Sigue siendo apóstol? Los discípulos que
abandonaron al Maestro aumentaron el coraje de los verdugos. Quien calla ante
los enemigos de una causa los envalentona. El miedo del apóstol es el primer
aliado de los enemigos de la causa. «Obligar a callar mediante el miedo», eso
es lo primero en la estrategia de los impíos. El terror que se utiliza en toda
dictadura esta calculado sobre el mismo miedo que tuvieron los apóstoles. El
silencio posee su propia elocuencia apostólica solamente cuando no se retira el
rostro ante quien le golpea. Así callo Cristo. Y en esa actitud suya demostró
su propia fortaleza. Cristo no se dejó atemorizar por los hombres. Saliendo al
encuentro de la turba, dijo con valentía. «Soy yo».”
No
se puede dar la espalda a la verdad, dejar de anunciarla, esconderla, aunque se
trate de una verdad difícil, cuya revelación lleve consigo un gran dolor:
«Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Jn 8,32). Esta es nuestra
tarea, y al mismo tiempo, nuestro apoyo! No hay sitio para compromisos ni para
un oportunista recurso a la diplomacia humana. Hay que dar testimonio de la
verdad, aun al precio de ser perseguido, a costa incluso de la sangre, como
hizo Cristo mismo…
¡Levantaos! ¡Vamos!,p164, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2004
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