La
segunda encíclica social de Juan Pablo II, Sollecitudorei socialis, será una
extensión de la Laboremexercens, en cuanto retoma una
cuestión significativa para la historia del hombre: la valoración y la
necesidad de un concepto más rico y diversificado de “desarrollo” de la
humanidad, indudablemente más amplio de cuanto expresa el progreso técnico del
mundo moderno. En base a las intuiciones de PabloVI presentada en Populorum progressio, Juan Pablo II
puntualiza que «el verdadero desarrollo no puede consistir en una mera
acumulación de riqueza o en la mayor disponibilidad de bienes y servicios, si
esto se obtiene a costa del subdesarrollo de muchos y sin la debida
consideración de la dimensión social, cultural y espiritual del ser humano» (Soll,
res socialis, n.9)
No es aceptable la discriminación de aquellos pueblos que no tienen acceso a los bienes y servicios que ofrece el desarrollo humano, concentrando su atención tan solo en el progreso económico. El hecho de hablar hoy del llamado Primer, Segundo y Tercer Mundo revela la existencia de una distribución desigual de medios entre aquellos que tienen mucho, por no decir “demasiado”, y la multitud que se halla condenada a vivir en condiciones de absoluta miseria y –no infrecuentemente – de degradación de la dignidad humana. El Papa expresa su propia solidaridad invitando a todos los hombres de buena voluntad a comprometerse en el bien del prójimo, según el mensaje evangélico de la conversión del corazón y de la transformación del modus vivendi propio y de la comunidad toda, para hacer posible un compromiso tangible de ayuda al necesitado (ver Soll, res socialis, n.38)
Existe una profunda necesidad de que cada uno adopte la firme voluntad de trabajar a favor del “bien común”, de que la solidaridad en cuanto virtud cristiana lleve a superarse a si misma y trabaje por la unidad, la paz y la colaboración entre todos los pueblos (ver Soll, res socialis, n.38) Es así como presente el Papa la perspectiva teológica de la solidaridad y los criterios de su realización en el mundo industrializado de hoy, basándose en la doctrina siempre nueva y actual de justicia social.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario