La fiesta de Navidad, quizá la más querida por la tradición popular, está llena de símbolos, vinculados a las diversas culturas. Entre todos, el más importante es ciertamente el belén…
Se trata de una costumbre igualmente
antigua, que exalta el valor de la vida, porque en la estación invernal el
abeto siempre verde se convierte en signo de la vida que no muere. Por lo
general, en el árbol adornado y en su base se ponen los regalos navideños. Así,
el símbolo se hace elocuente también en sentido típicamente cristiano: nos
recuerda el "árbol de la vida" (cf. Gn 2, 9), figura de Cristo, don
supremo de Dios a la humanidad.
Por tanto, el mensaje del árbol de Navidad
es que la vida permanece "siempre verde" si se convierte en don: no
tanto de cosas materiales, cuanto de sí mismos: en la amistad y en el afecto
sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha
recíproca. Que María nos ayude a vivir la Navidad como ocasión para gustar la
alegría de entregarnos a nosotros mismos a los hermanos, especialmente a los
más necesitados.
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