Meditatio
La
Redención comenzó con el Totus Tuus
único ser humano, nuevo hombre al que Dios se encomendó a si mismo, dándose en
propiedad. Dios Hijo la necesitó para cumplir
su obra. Dios Hijo pudo encomendarse a Ella en la realización de esta obra, porque
antes la cumplió en Ella y la preparó para ese Totus Tuus. María acogió esa entrega de Dios con todo su contenido
redentor, con toda su dinámica. Sacó, y aun sigue sacando de ella, todo lo que
contiene para cada uno de los hombres: primero, conversión; segundo, revalorización. Y en todos los que se
encomiendan a Ella realiza lo uno y lo otro según la proporción debida. Aquí está
la solución de mi problema: últimamente me he sentido muy en manos de Maria y
cerca de Dios por dos asuntos sabidos. Pero ¿no habré invertido el orden? ¿No estaré
«usándola» para llevar a cabo algo que es «muy mio»? Aun así, me planteo estas cuestiones
con toda humildad. He aquí la solución: en manos de Maria, según el principio
del TotusTuus, la obra de la Redención
debe realizarse también en mi guardando la debida proporción entre lo primero y
lo segundo.
(Ejercicios Espirituales Roma (31 al 4 de noviembre de 1962) Tema: el misterio de la Redencion. – anotaciones de Karol wojtyla / Juan Pablo II – Estoy en tus manos - Cuadernos Personales 1962-2003, p 31/32, Planeta Testimonio
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