Este domingo 11 de febrero, festividad de Nuestra
Señora de Lourdes y Dia Mundial del Enfermo, la Argentina ha sido bendecida con
una nueva santa, en realidad la primera mujer, Mama Antula, (María Antonia de San José de Paz y Figueroa (1730-1799) en ceremonia realizada en la Basilica Vaticanay presidida por el Papa Francisco.
Ya teníamos al Cura Brochero, el cura gaucho, (José Gabriel del Rosario Brochero) ( 16 de marzo 1840/26 de enero 1914) canonizado también por el Papa Francisco (16 de octubre de 2016). Dos argentinos canonizados por un Papa argentino. Ambos misioneros, audaces, creativos, evangelizadores, centrados en la difusión de los Ejercicios Espirituales y sus vidas peregrinas al servicio de los pobres.
Casi un siglo de distancia entre ellos, pero ambos
yendo de puerta en puerta, kilometro a kilometro. Mama Antula le gano en km al
Cura Brocchero y el Cura Brochero mejoro su medio de transporte - aunque Mama Antula los caminaba, también hizo sus recorridos en carro tirado
por un burro - el Cura Brochero
todo a lomo de mula en Córdoba; el radio de acción de Mama Antula, discípula
de los jesuitas, fue más amplio,
cubriendo las provincias del NOA organizando
ejercicios espirituales (ilegalmente) hasta llegar a Buenos Aires donde inicio
la construcción de la Santa Casa inaugurada en 1795.
En su simpática espontanea carta dirigida a Mons. Jose Maria Arancedo, con motivo de la beatificación del Cura Brochero, decia el Papa Francisco caracterizando a Brochero:
“Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su mula malacara, recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 200 kilómetros cuadrados de su parroquia, buscando casa por casa a los bisabuelos y tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban algo y para invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. Conoció todos los rincones de su parroquia. No se quedó en la sacristía a peinar ovejas…. este coraje apostólico de Brochero lleno de celo misionero, esta valentía de su corazón compasivo como el de Jesús que lo hacía decir: «¡Guay de que el diablo me robe un alma!»…. Se cuentan por miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante los ejercicios espirituales... Brochero era un hombre normal, frágil, como cualquiera de nosotros, pero conoció el amor de Jesús, se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios. Supo salir de la cueva del «yo-me-mi-conmigo-para mí» … Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús…”. El proceso había comenzado en la década del 1960 y la ceremonia de beatificación se realizo en Villa Cura Brocchero el 14 de septiembre de 2013. Este santo Cura de Ars argentino (Juan Pablo II) fue canonizado el 16 de octubre de 2016, junto a otros beatos, en celebración presidida por el PapaFrancisco.
Mama
Antula (María Antonia de Paz y Figueroa) nació en Santiago del Estero en 1730. A los 15
años empezó a acompañar a los Jesuitas como Beata de la Compañía de
Jesús en la tarea de evangelización de los pueblos originarios
santiagueños, enseñándoles la Palabra de Dios, a leer y a escribir, y a
perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura. Mama Antula hablaba quichua.
Y fueron los indígenas quienes la bautizaron Mama Antula. Cuando
los jesuitas fueron expulsados de América en 1767, en una experiencia de
epifanía en la celda capilla de San Francisco Solano y a la edad de 38 años,
Mama Antula recibió la misión de su vida: continuar con la práctica de los
Ejercicios Espirituales que realizaban los jesuitas, para la
salvación de las almas.
Fue entonces cuando empezó su misión en salida y
eligió su nombre de Iglesia: María Antonia de San José. (de Familia Antuliana,
que ha recopilado …..) Tienen en común la opción por los
Pobres, la difusión de los Ejercicios Espirituales y sus vidas peregrinas al
servicio. No fueron contemporáneos -el cura nació 61 años después de la
muerte de Mama Antula-, y curiosamente él fue proclamado santo antes que
nuestra Beata Mama Antula….Para poder implementar la práctica de los Ejercicios
Espirituales en Córdoba el cura Brochero viajó a Buenos Aires y realizó él
mismo los Ejercicios en la Santa Casa de Mama Antula, el 8 de septiembre de
1887. Allí tomó contacto con el Libro de los Ejercicios que María Antonia usaba
en los retiros, con sus anotaciones y adaptaciones de uso de los ejercicios
ignacianos. Quedó admirado del modo de Mama Antula y por eso mandó a imprimir
ese libro con los Niños Expósitos, y regresó a Córdoba para implementar su
práctica de los Ejercicios Espirituales a la usanza antuliana. (Fuente
Mama Antula)
Ambos santos emparentados en extender la voz del Evangelio, “dos personas, un hombre y una mujer, que trabajaron por la Patria y por la evangelización” (Papa Francisco)
Este domingo pasado en la ceremonia de canonización de Mama Antula, de alguna manera volvieron a unir sus vidas evangélicas. Recordemos que el cura Brochero en su vejez enfermó de lepra por haber atendido a enfermos que padecían esa enfermedad, y quedo sordo y ciego antes de morir en 1914. La primera lectura (cf. Lv 13,1-2.44-46) y el Evangelio (cf. Mc 1,40-45) del domingo pasado, dia de la canonización de Mama Antula, hablan precisamente de la lepra y el Papa en su homilía hablo extensamente del miedo, prejuicio y falsa religiosidad, tres causas de una gran injusticia, tres “lepras del alma” que hacen sufrir a una persona débil descartándola como un desecho. Pensemos hoy, decia el Papa en María Antonia de san José, “Mama Antula”. Ella fue una viandante del Espíritu. Recorrió miles de kilómetros a pie, atravesó desiertos y caminos peligrosos para llevar a Dios.”
Horas
después de la canonización celebrada en el Vaticano, en la Basílica Nuestra Señora de la Piedad de
Buenos Aires, donde descansan los restos
de la nueva Santa, se celebro la Misa de
Acción de Gracias. En su homilía Mons. Gustavo Carrara. Obispo Auxiliar de
Buenos Aires, Vicario General, decia, entre otros, que cuando los padres jesuitas fueron expulsados ella
tenia 37 años y en su pasión misionera declaraba: “Quisiera andar hasta donde
Dios no fuese conocido, para hacerlo conocer”. Comenzó primero en Santiago del
Estero, en las poblaciones de Silípica, Loreto, Atamisqui, Soconcho y Salamina.
Luego su peregrinación siguió por Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y
Córdoba…. A ella le debemos la presencia del patrono del pan y del trabajo en
el Santuario de Liniers. …. María Antonia de San José, llegó a Buenos Aires a
fines de 1779, después de caminar miles de kilómetros. Vestia un hábito como el que usaban los Jesuitas, se
apoyaba en un bastón alto en forma de cruz, y andaba descalza. Acerca de esta
llegada hace unos días Francisco subrayaba: “Recordemos también que el camino
de la santidad implica confianza, abandono, como cuando la beata María Antonia
llegó sólo con un crucifijo y descalza a Buenos Aires, porque no había puesto
su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiaba en que su arduo apostolado era
obra de Él. Ella experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, que
podamos descubrir su llamada, cada uno en su propio estado de vida, pues
cualquiera que sea, siempre se sintetizará en realizar `todo para la mayor
gloria de Dios y salvación de las almas’”….. “Como no era bien vista por su aspecto
exterior tuvo que esconderse en esta
Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, junto a sus compañeras, porque unos
muchachos empezaron a tirarles piedras. Por eso antes de fallecer -en 1799-,
pidió ser enterrada en el campo santo de esta Iglesia que la recibió y la
protegió. La capital del recientemente
creado Virreinato del Río de la Plata -1776-, era el destino final que le daría
la Divina Providencia a esta mujer tan andariega. Con paciencia, y sobre todo
con perseverancia, consiguió que miles de personas hicieran los ejercicios
espirituales, y mediante ellos transformaran su vida. Luego de hacerlos en
varios espacios que le prestaban, con el objetivo de tener un lugar propicio,
empezó la obra de la Santa Casa de Ejercicios –hoy en Independencia y Salta-.
En las tandas de ejercicios, compartían la mesa pobres y ricos, indios,
esclavos y futuros revolucionarios de Mayo…. Como señala Francisco: “La caridad
de Mama Antula, sobre todo en el servicio a los más necesitados, hoy se impone
con gran fuerza, en medio de esta sociedad que corre el riesgo de olvidar que
«el individualismo radical es el virus más difícil de vencer. Un virus que
engaña. Nos hace creer que todo consiste en dar rienda suelta a las propias
ambiciones» (Carta enc. Fratelli tutti, 105). En esta beata encontramos un
ejemplo y una inspiración que reaviva «la opción por los últimos, por aquellos
que la sociedad descarta y desecha» (ap. Evangelii gaudium, 195). Que el Señor
nos dé la gracia de seguir su ejemplo y que este ejemplo los ayude a ser ese
signo de amor y de ternura entre nuestros hermanos.” (de la Homilía de Mons.
Carrara)
. (Y no olvidemos a San Héctor Valdivielso Saez, primer santo “argentino-burebano” que nació en Buenos Aires en 1910, hijo de padres españoles, bautizado en la iglesia de San Nicolas de Bari y donde se veneran sus reliquias. Sus padres se mudaron a España 1914 y España lo considera un santo argentino-burebano.) Ver también Buenos Aires historia.)
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