"Tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt 6, 4. 6. 18). Estas
palabras de Jesús se dirigen a cada uno de nosotros al inicio del itinerario
cuaresmal. Lo comenzamos con la imposición de la ceniza, austero gesto
penitencial, muy arraigado en la tradición cristiana. Este gesto subraya la
conciencia del hombre pecador ante la majestad y la santidad de Dios. Al mismo
tiempo, manifiesta su disposición a acoger y traducir en decisiones concretas
la adhesión al Evangelio.
“El Evangelio subraya que el Señor "ve en lo
secreto", es decir, escruta el corazón. Los gestos externos de penitencia
tienen valor si son expresión de una actitud interior, si manifiestan la firme
voluntad de apartarse del mal y recorrer la senda del bien. Aquí radica el
sentido profundo de la ascesis cristiana”…. "Ascesis": la palabra
misma evoca la imagen de una ascensión a metas elevadas. Eso implica
necesariamente sacrificios y renuncias. En efecto, hace falta reducir el
equipaje a lo esencial para que el viaje no sea pesado….”
.
De la homilía de Juan Pablo II – Miércoles de Ceniza
2004
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