Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 25 de agosto de 2018

La última visita de Juan Pablo II a Polonia




El 2 de agosto terminaba su viaje a Estados Unidos y ya el 16 vuelven a armar valijas para regresar,  por octava vez,  a su querida Polonia.  Un viaje increíble teniendo en cuenta el estado de salud del pontífice. Pero, en realidad,  todo el verano del 2002 tuvo algo de milagroso. Mientras en todo el mundo abundaban los comentarios sobre los candidatos sucesores de Wojtyla y  un posible conclave el interesado directo, lo desmentía del modo más clamoroso. Es verdad que en Toronto no arriesgo asegurar su presencia para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, prevista para 2005.  (mi nota:  en el Ángelus dijo tan solo “Deseo, además, anunciar oficialmente que la próxima Jornada mundial de la juventud se celebrará en el año 2005 en Colonia, Alemania. En la imponente catedral de Colonia se venera la memoria de los Magos, los sabios que llegaron de Oriente siguiendo la estrella que los condujo a Cristo. Como peregrinos, vuestro camino hacia Colonia comienza hoy. Cristo os espera allí para la celebración de la XX Jornada mundial de la juventud”. )

La nueva visita a Polonia duraría  apenas cuatro días, pero para los polacos y el papa mismo, un gran regalo. Alli en la colina del Wawel, en Cracovia, hable con dos jóvenes, de dieciocho años, Sylvia y Wanda, que venían de Wroclaw y estaban de vacaciones. «Nos quedamos sin dinero, dicen sonriendo, pero aquí nos quedaremos. Definitivamente queremos ver y escuchar al papa.».
Las estadísticas sostienen que Polonia es cada vez más laica y desilusionada, si bien el afecto de Cracovia en cuanto a Wojtyla permanece inmutable. Las vidrieras de todos los negocios y las ventas de las casas, tanto en el centro como en la periferia, están decoradas con retratos del papa, palabras de bienvenida y banderas del Vaticano.

Los periodistas hablan del «ultimo saludo» a Polonia, un viaje sentimental.  En efecto sus connacionales se muestran más afectuosos que nunca en cuanto a su amado Karol, pero el, como es habitual no hace caso y dice todo aquello que considera importante decir. Enseguida, apenas llegado al aeropuerto de Cracovia, explica que esta «nueva peregrinación»  tiene como objetivo el de poder «observar como administran los polacos  la reconquistada libertad»  Y después se dedica a los más pobres. Si bien es verdad que Polonia se está «encaminando valientemente hacia nuevos horizontes de desarrollo en la paz y en la prosperidad», también es cierto que «muchas familias polacas, sobre todo las más numerosas, y tantos desocupados y personas ancianas soportan el peso de los cambios sociales y económicos, a todos ellos quiero decirles que comparto su carga y su suerte. »



Próximo al viejo convento de ladrillos rojos, que Karol frecuentaba  cuando pasaba camino a la fabrica y como estudiante en el seminario clandestino, ha surgido el nuevo complejo del Santuario de la Divina Misericordia. Un campanile alto de cemento apunta hacia el cielo de Cracovia.



 Los edificios, construidos a partir de 1997 custodian la herencia espiritual de Sor Faustina Kowalska, proclamada santa por el papa el 30 de abril de 2000, humilde religiosa, cocinera, jardinera y portera, muerta allí a los 33 años en 1938 de tuberculosis. Por sus visiones y estigmas, había sido considerada histérica. En el diario donde cuenta su vida interior escribe que es su propósito donarse por entero a la salvación de las almas, formulando una profecía: de este santuario se lanzara una chispa que preparará al mundo a la última venida de Jesus. Muchos en Polonia piensan que esta «chispa» está íntimamente ligada al pontificado de Juan Pablo II, y el 17 de agosto, de este lugar tan querido por el,  el papa cumple un acto de consagración de su patria y del mundo entero a la misericordia de Dios: «Se necesita la misericordia para hacer que toda injusticia en el mundo termine en el resplandor de la verdad. Por eso hoy, en este santuario, quiero consagrar solemnemente el mundo a la Misericordia divina. Lo hago con el deseo ardiente de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, proclamado aquí a través de santa Faustina, llegue a todos los habitantes de la tierra y llene su corazón de esperanza. Que este mensaje se difunda desde este lugar a toda nuestra amada patria y al mundo. Ojalá se cumpla la firme promesa del Señor Jesús:  de aquí debe salir "la chispa que preparará al mundo para su última venida" (cf. Diario, 1732, ed. it., p. 568).»



El tono místico hace comprender de que manera el Papa está viviendo este última peregrinación a su patria.  Antes de regresar a Roma quiere estar seguro que deja a Polonia en buenas manos.
Al día siguiente, en el hotel de Cracovia donde me hospedo, me despierta antes del alba un rumor extraño. Me recuerda el sonido de la lluvia que se avecina. Y sin embargo es el rumor de miles y miles pasando a pie. Son los polacos que lentamente se van dirigiendo al Parque Blonia, donde dentro de algunas horas el papa celebrará Misa. Me impresiona la compostura de estos fieles. Es como si fueran en peregrinación. Según las autoridades son unos tres millones.

A sus connacionales Juan Pablo II les dirige un discurso importante, porque traza un balance de un siglo entero de acontecimientos históricos, religiosos y morales y al mismo tiempo da claras indicaciones acerca del compromiso a asumir frente a los nuevos desafíos. El siglo veinte, explica el papa «a pesar de los indiscutibles éxitos en muchos campos, ha quedado marcado, de modo particular, por el misterio de iniquidad. Con esta herencia de bien, pero también de mal, hemos entrado en el nuevo milenio. Ante la humanidad se abren nuevas perspectivas de desarrollo y, al mismo tiempo, peligros hasta ahora inéditos. A menudo el hombre vive como si Dios no existiera, e incluso se pone en el lugar de Dios. Se arroga el derecho del Creador de interferir en el misterio de la vida humana. Quiere decidir, mediante manipulaciones genéticas, la vida del hombre y determinar el límite de la muerte. Rechazando las leyes divinas y los principios morales, atenta abiertamente contra la familia. De varios modos intenta silenciar la voz de Dios en el corazón de los hombres; quiere hacer de Dios el "gran ausente" en la cultura y en la conciencia de los pueblos».  Frente a este "misterio de iniquidad" que «sigue caracterizando la realidad del mundo.» es preciso hacer que el mensaje del amor misericordioso resuene con nuevo vigor. El mundo necesita este amor.»  
En el santuario  de Kalwaria Zebrzydowska, el ultimo día de la visita, el 19 de agosto de 2002, Juan Pablo II pide a la Virgen volver su mirada «a este pueblo que durante siglos ha permanecido fiel a ti y a tu hijo» y agrega: « obtén también para mí las fuerzas del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir hasta el fin la misión que me ha encomendado el Resucitado. »



A este lugar, cercano a su natal Wadowice,  Karol venía de niño con su padre.  Miro el rostro de estos polacos y veo la Polonia profunda, en gran parte campesina. He allí la fe simple que resiste el asalto de la modernidad. Hay en todos una timidez antigua, nadie porta videocámaras ni teléfonos. La participación es intensa y sincera. Vista de aquí, pareciera que Polonia no le ha dado la espalda a su papa, quien una vez más se pone en el lugar de los connacionales más  necesitados y reza así a la madre de Jesus:   «Abre el corazón de los ricos a las necesidades de los pobres y de los que sufren. Haz que los desempleados encuentren trabajo. Ayuda a los que se han quedado en la calle a encontrar una vivienda. Dona a las familias el amor que permite superar todas las dificultades. Indica a los jóvenes el camino y las perspectivas para el futuro. Envuelve a los niños con el manto de tu protección, para que no sufran escándalo.»

Sin dudas esta última visita a su tierra natal ha sido una larga, apasionada e ininterrumpida plegaria.
Aldo Maria Valli: IL MIO KAROL (Paoline Editoriale Libri, Figlie di San Paolo, Milano,  2008)

viernes, 17 de agosto de 2018

María, miembro eminente del Cuerpo místico y Madre de la Iglesia



Como dice el concilio Vaticano II, María "es también saludada como miembro muy eminente y del todo singular de la Iglesia y como su prototipo y modelo destacadísimo en la fe y en el amor" (Lumen gentium, 53). La Madre del Redentor también ha sido redimida por él, de modo único en su inmaculada concepción, y nos ha precedido en la escucha creyente y amorosa de la palabra de Dios que nos hace felices (cf. ib., 58). También por eso María "está íntimamente unida a la Iglesia.
La Madre de Dios es figura (typus) de la Iglesia, como ya  enseñaba san Ambrosio: en el orden de la fe, del amor y de la unión perfecta con Cristo. Ciertamente, en el misterio de la Iglesia, que también es llamada con razón madre y virgen, la santísima  Virgen  María  fue por delante mostrando en forma eminente y singular el modelo de virgen y madre" (ib., 63). El mismo Concilio contempla a María como Madre de los miembros de Cristo (cf. ib., 53, 62), y así Pablo VI la proclamó Madre de la Iglesia. La doctrina del Cuerpo místico, que expresa del modo más fuerte la unión de Cristo con la Iglesia, es también el fundamento bíblico de esta afirmación. "La cabeza y los miembros nacen de una misma madre" (Tratado de la verdadera devoción, 32, o.c., p. 30), nos recuerda san Luis María. En este sentido, decimos que, por obra del Espíritu Santo, los miembros están unidos y son configurados con Cristo Cabeza, Hijo del Padre y de María, de modo que "todo hijo verdadero de la Iglesia debe tener a Dios por Padre y a María por Madre" (El Secreto de María, 11).
En Cristo, Hijo unigénito, somos realmente hijos del Padre y, al mismo tiempo, hijos de María y de la Iglesia. En el nacimiento virginal de Jesús, renace de algún modo toda la humanidad. A la Madre del Señor "se le pueden aplicar, con más verdad que a san Pablo estas palabras: "¡Hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros" (Ga 4, 19). Yo doy a luz todos los días hijos de Dios, para que Jesucristo, mi Hijo, se forme en ellos en la plenitud de su edad" (Tratado de la verdadera devoción, 33, o.c., p. 31). Esta doctrina tiene su expresión más bella en la oración: "Oh Espíritu Santo, concédeme una gran devoción y una gran inclinación hacia María, un sólido apoyo en su seno materno y un asiduo recurso a su misericordia, para que en ella tú formes a Jesús dentro de mí" (El Secreto de María, 67).
Una de las expresiones más altas de la espiritualidad de san Luis María Grignion de Montfort se refiere a la identificación del fiel con María en su amor a Jesús, en su servicio a Jesús.
Meditando en el conocido texto de san Ambrosio: "Que el alma de María esté en cada uno para glorificar al Señor; que el espíritu de María esté en cada uno para exultar en Dios" (Expos. in Luc., 12, 26: PL 15, 1561), escribe: "¡Qué dichosa es un alma, cuando... está del todo poseída y gobernada por el espíritu de María, que es un espíritu suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo!" (Tratado de la verdadera devoción, 258, o.c., p. 162). La identificación mística con María está totalmente orientada a Jesús, como se expresa en la oración: "Por último, mi queridísima y amadísima Madre, haz que, si es posible, no tenga yo otro espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y sus divinos designios; que no tenga otra alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga otro corazón que el tuyo para amar a Dios con caridad pura y ardiente como tú" (El Secreto de María, 68).


miércoles, 15 de agosto de 2018

«Magnificat anima mea Dominum!» (Lc 1, 46).



(imagen Wikimedia)

«Magnificat anima mea Dominum!» (Lc 1, 46).

La Iglesia peregrina en la historia se une hoy al cántico de exultación de la bienaventurada Virgen María; expresa su alegría y alaba a Dios porque la Madre del Señor entra triunfante en la gloria del cielo. En el misterio de su Asunción, aparece el significado pleno y definitivo de las palabras que ella misma pronunció en Ain Karim, respondiendo al saludo de Isabel: «Ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso» (Lc 1, 49).

Gracias a la victoria pascual de Cristo sobre la muerte, la Virgen de Nazaret, unida profundamente al misterio del Hijo de Dios, compartió de modo singular sus efectos salvíficos. Correspondió plenamente con su «» a la voluntad divina, participó íntimamente en la misión de Cristo y fue la primera en entrar después de él en la gloria, en cuerpo y alma, en la integridad de su ser humano.
El «» de María es alegría para cuantos estaban en las tinieblas y en la sombra de la muerte. En efecto, a través de ella vino al mundo el Señor de la vida. Los creyentes exultan y la veneran como Madre de los hijos redimidos por Cristo. Hoy, en particular, la contemplan como «signo de consuelo y de esperanza» (cf. Prefacio) para cada uno de los hombres y para todos los pueblos en camino hacia la patria eterna.

«Magnificat anima mea Dominum .

La comunidad eclesial renueva en la solemnidad de hoy el cántico de acción de gracias de María: lo hace como pueblo de Dios, y pide que cada creyente se una al coro de alabanza al Señor. Ya desde los primeros siglos, san Ambrosio exhortaba a esto: «Que en cada uno el alma de María glorifique al Señor, que en cada uno el espíritu de María exulte a Dios» (san Ambrosio, Exp. Ev. Luc., II, 26). Las palabras del Magníficat son como el testamento espiritual de la Virgen Madre. Por tanto, constituyen con razón la herencia de cuantos, reconociéndose como hijos suyos, deciden acogerla en su casa, como hizo el apóstol san Juan, que la recibió como Madre directamente de Jesús, al pie de la cruz (cf. Jn 19, 27).


450 años de la muerte de San Estanislao Kostka



Hoy, dia de la solemnidad de la Asunción de la Virgen Maria, se cumple el 450ª aniversario de la muerte de San EstanislaoKostka, uno de los patronos de Polonia y santo patrono de la parroquia de Karol Wojtyla en Cracovia.


Hermosos recuerdos guardo de mi primer visita allá lejos por el 2005; que emoción encontrarme en ese lugar tan querido por Karol Wojtuyla, donde por intermedio del sastre Jan Tyranowski,  fue descubriendo los escritos de San Juan dela Cruz, motivo de profundo estudio más adelante en su vida y de Santa Teresa de Avila,  inmerso también en el circulo del “Rosario vivo”. 


Ya como pontífice, en una de sus primeras Audiencias Generales del 15 de noviembre de 1978, hablando de la virtud de la fortaleza cito a San Estanislao, patrono de la juventud, cuya tumba se encuentra en la iglesia de San Andres al Quirinale de Roma,  como hombre sensible y frágil y sin embargo valiente.  La fortaleza – decia – a el que procedía de familia noble, lo llevo a elegir ser pobre, siguiendo el ejemplo de Cristo, y a ponerse a su servicio.   Tenemos necesidad de hombres fuertes!!  Decía el Papa, necesidad de fortaleza para ser hombres!

 

Hoy el Papa Francisco, conmemorando este 450ºaniversario de la muerte del Santo y recordando palabras de Juan Pablo II,  envía un mensaje especialmente a los jóvenes, recordando su figura:  

"Aprovechando esta oportunidad, me gustaría dirigirme especialmente a los jóvenes, de quienes San Estanislao es patrono", escribe el Papa. "El camino de su corta vida, que comenzó en Rostkowo en Mazovia, siguió a través de Viena y luego lo condujo hasta Roma; se puede comparar con una gran carrera por el campo hacia la meta de la vida de todo cristiano, que es la santidad”.
"Tú también eres impulsado por el amor de Cristo y fortalecido por su gracia. ¡Sé valiente! El mundo necesita tu libertad de espíritu, tu mirada de confianza en el futuro, tu sed de verdad, bondad y belleza”, dice a los jóvenes.
"San Estanislao te enseña esa libertad que no es una carrera a ciegas, sino la habilidad de discernir la meta y seguir las mejores formas de comportamiento y de vida".

martes, 7 de agosto de 2018

El Señor Jesús el primer evangelizador





“El Señor Jesús es evangelizador —el primer evangelizador— como Pastor y como Puerta de las ovejas. El, no solamente anuncia la verdad, sino que es la Verdad misma dada a los hombres; no solamente señala el camino, sino que El es el camino; no solamente promete la vida, sino que es la Vida verdadera. Ningún otro evangelizador puede decir lo mismo de sí mismo. Y todos los demás evangelizadores, si quieren ser eficaces, han de saber representar e imitar al único Buen Pastor; han de hacer entrar a sus ovejas por la puerta que es Cristo; han de llamarlas por su nombre, con la única voz que ellas .reconocen y que es la voz de Jesús. Proceder de otra manera es, como dice el mismo Jesús, arriesgarse a ser «un extraño» o desconocido.