Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

sábado, 29 de mayo de 2021

La Santísima Trinidad en las catequesis de Juan Pablo II

 

(Imagen de Wikipedia)

 Comenzando el 19 de enero de 2000, año jubilar,  explicaba el Papa Juan Pablo II en su primera catequesis de la serie “Después de reflexionar, durante los años pasados, sobre cada una de las tres personas divinas ―el Hijo, el Espíritu Santo y el Padre―, en este Año jubilar nos proponemos abarcar con una sola mirada la gloria común de los Tres que son un solo Dios, "no una sola persona, sino tres Personas en una sola naturaleza" (Prefacio de la solemnidad de la santísima Trinidad). Esta opción corresponde a la indicación de la carta apostólica Tertio millennio adveniente, la cual pone como objetivo de la fase celebrativa del gran jubileo "la glorificación de la Trinidad, de la que todo procede y a la que todo se dirige, en el mundo y en la historia" (n. 55).

 19 de enero de 2000, En las fuentes y en el estuario de la historia de la salvación

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

26 de enero de 2000, La gloria de la Trinidad en la creación

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

9 de febrero de 2000, La gloria de la Trinidad en la historia

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

5 de abril de 2000 La gloria de la Trinidad en la Encarnación

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

12 de abril de 2000, La gloria de la Trinidad en el bautismo de Cristo

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

26 de abril de 2000, La gloria de la Trinidad en la Transfiguración

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

3 de mayo de 2000, La gloria de la Trinidad en la Pasión

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

10 de mayo de 2000, La gloria de la Trinidad en la resurrección

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

24 de mayo de 2000, La gloria de la Trinidad en la Ascensión

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

31 de mayo de 2000, La gloria de la Trinidad en el Pentecostés

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

7 de junio de 2000, La gloria de la Trinidad en el hombre vivo

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

14 de junio de 2000, La gloria de la Trinidad en la vida de la Iglesia

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

 

28 de junio de 2000, La gloria de la Trinidad en la Jerusalén celestial

Alemán  - Español  - Francés  - Inglés  - Italiano  - Portugués ]

Terminando la serie decia el Papa  “después de haber contemplado, en las catequesis anteriores, la gloria de la Trinidad que se manifiesta en el cosmos y en la historia, ahora queremos iniciar un itinerario interior a lo largo de los caminos misteriosos por los que Dios va al encuentro del hombre, para hacerlo partícipe de su vida y de su gloria.”

 

sábado, 22 de mayo de 2021

Ven Espiritu Santo

 


Veni, creator Spiritus!"

En la solemnidad de Pentecostés, desde todas las partes de la Iglesia se eleva este canto unánime"Veni, creator Spiritus!". El Cuerpo místico de Cristo, esparcido por toda la tierra, invoca al Espíritu que le da vida, al Soplo vital que anima su ser y su obrar.

Las antífonas de los salmos nos acaban de recordar cuál fue la experiencia de los discípulos en el Cenáculo: "Al llegar el día de Pentecostés, cincuenta días después de Pascua, los discípulos estaban todos reunidos en el mismo lugar" (Ant. 1); "los apóstoles vieron aparecer unas lenguas de fuego, como llamaradas, que se repartían, y se posó encima de cada uno el Espíritu Santo" (Ant. 2).

Revivimos esa misma experiencia espiritual también nosotros, reunidos en esta plaza, convertida en un gran cenáculo. Y como nosotros, innumerables comunidades diocesanas y parroquiales, asociaciones, movimientos y grupos, en todas partes del mundo elevan al cielo la invocación común: "¡Ven, Espíritu Santo!".

(…)

¡Abríos con docilidad a los dones del Espíritu! ¡Acoged con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu concede sin cesar! No olvidéis que cada carisma es otorgado para el bien común, es decir, en beneficio de toda la Iglesia" (ib., n. 5). "Veni, Sancte Spiritus!".

En medio de nosotros, con las manos elevadas, está la Virgen orante, Madre de Cristo y de la Iglesia.

 Juntamente con ella, imploramos y acogemos el don del Espíritu Santo, luz de verdad y fuerza de auténtica paz.

"¡Ven, Espíritu Santo! Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor, tú que congregas a los pueblos de todas las lenguas en la confesión de una sola fe. Aleluya.

 Sancte Spiritus, veni!

 (De la homilía de Su Santidad Juan Pablo II – 29 de mayo de 2004 - Primera Vísperas de la solemnidad de Pentecostés)

 

martes, 18 de mayo de 2021

Feliz cumpleaños Juan Pablo II

 


Muy feliz cumpleaños Maestro querido!

 Tantos recuerdos, tantas experiencias imborrables me siguen acompañando: los contactos con la Postulación… la beatificación… la canonización… las visitas y viajes, y entrañables amigos con quienes pudimos compartir gran parte de esta increíble “peregrinación” luego plasmada en mis blogs, todos imperfectos pero envueltos en cariño,  admiración y acompañamiento. Gracias, gracias gracias!!!

 Cito parte del texto de su gran amigo,  fiel consejero y luego Papa Benedicto XVI:

 Cuando el cardenal Wojtyla fue elegido sucesor de San Pedro el 16 de octubre de 1978, la Iglesia estaba en una situación desesperada. Las deliberaciones del Concilio se presentaban al público como una disputa sobre la fe misma, lo que parecía privarla de su certeza indudable e inviolable. Un pastor bávaro, por ejemplo, comentando la situación, decía: «Al final, hemos acogido una fe falsa». Esta sensación de que no había nada seguro, de que todo estaba en cuestión, fue alimentada por la forma en que se implementó la reforma litúrgica. Al final, todo parecía factible en la liturgia. Pablo VI había cerrado el Concilio con energía y determinación, pero luego, una vez terminado, se vio confrontado con más asuntos, siempre más urgentes, lo que finalmente puso en tela de juicio a la Iglesia misma. Los sociólogos compararon la situación de la Iglesia en ese momento con la de la Unión Soviética bajo Gorbachov, cuando toda la poderosa estructura del Estado finalmente se derrumbó en un intento de reformarla.

Una tarea que superaba las fuerzas humanas esperaba al nuevo Papa. Sin embargo, desde el primer momento, Juan Pablo II despertó un nuevo entusiasmo por Cristo y su Iglesia. Primero lo hizo con el grito del sermón al comienzo de su pontificado: «¡No tengan miedo! ¡Abran, sí, abran de par en par las puertas a Cristo!» Este tono finalmente determinó todo su pontificado y lo convirtió en un renovado liberador de la Iglesia. Esto estaba condicionado por el hecho de que el nuevo Papa provenía de un país donde el Concilio había sido bien recibido: no el cuestionamiento de todo, sino más bien la alegre renovación de todo.”

 

jueves, 13 de mayo de 2021

Alessandro De Carolis : 13 de mayo de 1981, radiocrónica de lo inaudito

 


13 de mayo de 1981, radiocrónica de lo inaudito

Hace cuarenta años, en la Plaza de San Pedro, Benedetto Nardacci, la histórica voz de Radio Vaticano, seguía en directo la audiencia general cuando la pistola de Ali Agca convirtió la fiesta de Juan Pablo II con la gente en un drama. A pesar de la conmoción, en la historia de la emisora papal queda la excepcional claridad de su relato, que reproducimos en los pasajes más destacados en un vídeo fotográfico.

 "La multitud está toda de pie... La multitud está toda de pie... casi no comentan la trágica escena que han presenciado. Están casi todos en silencio, esperando noticias..."

Son poco más de las 17:17 en la Plaza de San Pedro y una voz atónita intenta controlar una maraña de emociones para describir en directo la locura de un mundo dado vuelta. Un hombre ha llegado a la Plaza de San Pedro para matar al Papa. Disparos, disonancia brutal en una algarabía festiva, y la sólida figura de Juan Pablo II se desploma hacia atrás, sangrando, en los brazos de su secretario.

 Un maestro del micrófono

El cronista de Radio Vaticano lo ha visto y no puede creer lo que ven sus ojos. Está profundamente conmovido como cualquiera en la Plaza de San Pedro en aquella dramática tarde del 13 de mayo de 1981. Sentado frente a su micrófono, Benedetto Nardacci -una de las mejores y más solicitadas voces de Radio Vaticano, donde trabaja desde 1956- trata de dar sentido a los absurdos fotogramas que se han grabado en su memoria: el Pontífice tambaleándose y cayendo, el vaivén de la multitud en las inmediaciones del crimen, la excitación del servicio de seguridad, la prisa febril, los gritos en torno al jeep blanco que pasa volando por el Arco de las Campanas y, poco después, el efecto Doppler de la sirena de una ambulancia que se pierde en la desesperación entre el ruido del tráfico de Roma... la parálisis, rota por los sollozos, de 30 mil personas atónitas.

Sin embargo, las palabras que Nardacci consigue articular en esos segundos son de manual. En la lucha entre la ansiedad que lo invade y el deber de dar cuenta de lo inconcebible, es este último, con dificultad, el que se impone. Al principio, son sus reflejos de periodista los que hablan ("Nosotros [...] intentaremos conseguir noticias y dejamos abierto el canal, o mejor dicho, preguntamos a la sala de control si el canal debe permanecer abierto o no. Yo abandono mi puesto un momento y buscaré noticias, voy a intentar averiguar qué ha pasado..."). Ya aquí, el hilo de la narración corre el riesgo de romperse: la enormidad de lo sucedido emerge y por unos momentos parece abrumar incluso a un maestro del micrófono. ("Mi tarea era sólo informar sobre una audiencia general, una de las muchas y afectuosas audiencias generales concedidas por Juan Pablo II...").

 

(Invito leer el impresionante detalle completo en Vatican News)

miércoles, 12 de mayo de 2021

Andrea Tornielli: Los disparos, el miedo, la oración y el perdón

 


Hace cuarenta años, el atentado contra Juan Pablo II en la plaza de San Pedro. Las imágenes comentadas por André Frossard devuelven el dramatismo de aquellos momentos junto a la inerme fuerza de la misericordia y el perdón.

 Las imágenes aún hoy nos perturban, cuarenta años después. El hombre vestido de blanco, de unos sesenta años todavía en la plenitud de su vigor físico, levanta y abraza contra sí a una niña de rizos rubios a la que sus padres entregan para que le dé su bendición. Inmediatamente después hubo disparos, incredulidad, el Papa derrumbado en brazos de su secretario, la camioneta blanca entrando a toda velocidad en el Vaticano.

 Luego, la carrera hacia el Policlínico Gemelli, las oraciones de los fieles conmocionados de todo el mundo, la esperanza que se reaviva tras una larga y complicada operación.

Pero las imágenes más impactantes del documental realizado cuatro años después de aquel acontecimiento son aquellas en las que la ventana del estudio papal se encuadra vacía y la voz del Pontífice se transmite por radio a los fieles en la Plaza. El Papa Wojtyla nunca faltó a una cita dominical y no lo hizo ni siquiera aquel 17 de mayo de 1981, para el primer Regina Coeli después del atentado, cuando con una voz débil grabada desde su cama de hospital, dijo: "Rezo por el hermano que me ha disparado, al que he perdonado sinceramente. Unido a Cristo, Sacerdote y Víctima, ofrezco mis sufrimientos por la Iglesia y por el mundo".

 

Aquel 13 de mayo

Las primeras palabras del Papa, herido casi de muerte, fueron de perdón para su agresor. Y este mensaje llegó al corazón del mundo entero con más fuerza aún el 27 de diciembre de 1983, cuando Juan Pablo II, el Papa autor de la encíclica Dives in Misericordia, cruzó el umbral de la cárcel de Rebibbia para entrar en la celda de Alí Agca, y abrazar al joven que quería asesinarle.

Eneste documental se encuentran todas las imágenes de ese momento. Sin audio, porque a nadie se le permitió acercarse y escuchar lo que el Pontífice y su agresor se dijeron. Son imágenes impactantes y conmovedoras, que nos devuelven al corazón del cristianismo y hacen concretamente visible lo que el segundo Sucesor de Karol Wojtyla, el Papa Francisco, dijo a los obisposmexicanos reunidos en la Catedral de la Ciudad de México el 13 de febrero de2016:  

"La única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios. Lo que encanta y atrae, lo que doblega y conquista, lo que abre y libera de las cadenas no es la fuerza de los instrumentos ni la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia".

(de Vatican News

 

jueves, 6 de mayo de 2021

Papa Francisco: Santuarios del mundo participantes en la maraton de oracion


 Guiados por los Santuarios esparcidos en el mundo,  los fieles de todo el mundo se unen en el mes de mayo al rezo del rosario para invocar el fin de la pandemia y la reanudación de las actividades sociales y laborales

 Los treinta santuarios representativos, repartidos por todo el mundo, que han sido elegidos para dirigir la oración mariana un día del mes son:

 Nuestra Señora de Walsingham en Inglaterra; Jesús el Salvador y María Madre en Nigeria; Nuestra Señora de Częstochowa en Polonia; Basílica de la Anunciación en Nazaret; Santa Virgen del Rosario en Corea del Sur; Nuestra Señora de Aparecida en Brasil; Nuestra Señora de la Paz y del buen viaje en Filipinas; Nuestra Señora de Luján en Argentina; Santa Casa de Loreto en Italia; Nuestra Señora de Knock en Irlanda; Virgen de los Pobres en Bélgica; Nuestra Señora de África en Argelia; Santa Virgen del Rosario de Fátima en Portugal; Nuestra Señora de la Salud en India; Virgen Reina de la Paz en Bosnia; la Catedral de Santa María en Australia; Inmaculada Concepción en U.S.A.; Nuestra Señora de Lourdes en Francia; Virgen María en Turquía; Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba; Virgen de Nagasaki en Japón; Nuestra Señora de Montserrat en España; Nuestra Señora de Cap en Canadá; Virgen de Ta’Pinu en Malta; Nuestra Señora de Guadalupe en México; Madre de Dios en Ucrania; Virgen Negra de Altötting en Alemania; Nuestra Señora de Líbano (en Líbano; Virgen del Santo Rosario de Pompeya en Italia.

 

            La oración en cada uno de estos Santuarios será transmitida por los canales oficiales de la Santa Sede a las 18:00 horas, según el horario de Roma. Se preparó un breve subsidio litúrgico en el que se ofrecen algunas indicaciones útiles para compartir este momento participando con la propia comunidad. El subsidio en italiano, inglés y español puede descargarse de la página web del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización 

 El 31 de mayo, en cambio, el Papa Francisco concluirá la oración desde un lugar significativo en los Jardines Vaticanos, del cual se dará posteriormente más información. Ambos momentos estarán accesibles para las personas sordas y con problemas de audición a través de la traducción al lenguaje de señas LIS.

 

Elenco de Santuarios

Subsidio Litúrgico-Pastoral

 

Fuente: Pontificio Consejo para la promoción de la  Nueva Evangelización  


Papa Francisco: Maraton de oración para el fin de la pandemia

 “De toda la Iglesia subía incesantemente la oración a Dios” (Hch 12, 5)

Guiados por los Santuarios esparcidos en el mundo, todos los fieles se unen en el mes de mayo al rezo del rosario para invocar el fin de la pandemia y la reanudación de las actividades sociales y laborales

 

Comunicado de Prensa

 

            Por ferviente deseo del Santo Padre, el mes de mayo se dedicará a un “maratón” de oración para invocar el fin de la pandemia, que aflige al mundo desde hace más de un año, y para la reanudación de las actividades sociales y laborales. El Papa Francisco ha querido implicar a todos los Santuarios del mundo en esta iniciativa, para que se conviertan en instrumentos de la oración de toda la Iglesia. La iniciativa se realiza a la luz de la expresión bíblica: “De toda la Iglesia subía incesantemente la oración a Dios” (Hch 12, 5).

 

            El Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, al que el Papa ha encomendado la organización del evento, ha extendido la invitación a todos los Santuarios del mundo, con el fin de promover la difusión de esta iniciativa en sus respectivas Regiones e involucrar a los sacerdotes, a las familias y a todos los fieles, invitándoles a unirse a esta oración de intercesión y de esperanza a la Bienaventurada Virgen. Mediante el rezo del Rosario, cada día del mes estará caracterizado por una intención de oración en favor de las distintas categorías de personas más afectadas por el drama de la pandemia: por los que no han podido despedirse de sus seres queridos, por el personal sanitario, por los pobres, los que no tienen techo y los están dificultad económica y por todos los difuntos... son algunas de las intenciones que marcarán la oración a la Madre.

 

            Cada Santuario del mundo está invitado a rezar en la forma y el lenguaje en que se expresa la tradición local, para invocar la reanudación de la vida social, del trabajo y de las numerosas actividades humanas que se suspendieron durante la pandemia. Esta convocatoria en común pretende ser una oración continua, distribuida por los meridianos del mundo, que toda la Iglesia eleva incesantemente al Padre por la intercesión de la Virgen María. Por ello, los Santuarios están llamados a promover y solicitar en la medida de lo posible la participación del pueblo, para que, gracias a las tecnologías de la comunicación, todos puedan dedicar un momento a la oración diaria, en el auto, en la calle, con el Smartphone por el fin de la pandemia y la reanudación de las actividades sociales y laborales.

 

            El Santo Padre abrirá y cerrará la oración, junto con los fieles de todo el mundo, desde dos lugares significativos dentro del Estado de la Ciudad del Vaticano. El 1 de mayo, el Papa Francisco rezará ante la Virgen del Socorro, un icono venerado ya en el siglo VII, representado en un fresco sobre el altar de San León en el crucero sur de la primitiva Basílica Vaticana, y luego colocado, donde aún hoy se encuentra, dentro de la nueva Basílica de San Pietro, construida por el Papa Gregorio XIII en 1578, en la Capilla Gregoriana, donde, además, se conservan las reliquias de San Gregorio Nacianceno, Doctor y Padre de la Iglesia. Habiendo sido la primera restauración realizada en el pontificado del Papa Francisco, entonces recién elegido, fueron grabadas las palabras SVCCVRRE NOS y FRANCISCVS PP. A. I., confiando así al Papa a la Virgen del Socorro.

 

            En esta ocasión, el Santo Padre bendecirá unos rosarios especialmente diseñados para ser utilizados en este evento, que luego serán enviados a los treinta santuarios directamente involucrados. Algunas familias de las parroquias de Roma y del Lazio se turnarán para la oración y la lectura, junto con los jóvenes representantes de los Movimientos de Nueva Evangelización. El 31 de mayo, en cambio, el Papa Francisco concluirá la oración desde un lugar significativo en los Jardines Vaticanos, del cual se dará posteriormente más información. Ambos momentos estarán accesibles para las personas sordas y con problemas de audición a través de la traducción al lenguaje de señas LIS.

 

            Los treinta santuarios representativos, repartidos por todo el mundo, que han sido elegidos para dirigir la oración mariana un día del mes son: Nuestra Señora de Walsingham en Inglaterra; Jesús el Salvador y María Madre en Nigeria; Nuestra Señora de Częstochowa en Polonia; Basílica de la Anunciación en Nazaret; Santa Virgen del Rosario en Corea del Sur; Nuestra Señora de Aparecida en Brasil; Nuestra Señora de la Paz y del buen viaje en Filipinas; Nuestra Señora de Luján en Argentina; Santa Casa de Loreto en Italia; Nuestra Señora de Knock en Irlanda; Virgen de los Pobres en Bélgica; Nuestra Señora de África en Argelia; Santa Virgen del Rosario de Fátima en Portugal; Nuestra Señora de la Salud en India; Virgen Reina de la Paz en Bosnia; la Catedral de Santa María en Australia; Inmaculada Concepción en U.S.A.; Nuestra Señora de Lourdes en Francia; Virgen María en Turquía; Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba; Virgen de Nagasaki en Japón; Nuestra Señora de Montserrat en España; Nuestra Señora de Cap en Canadá; Virgen de Ta’Pinu en Malta; Nuestra Señora de Guadalupe en México; Madre de Dios en Ucrania; Virgen Negra de Altötting en Alemania; Nuestra Señora de Líbano (en Líbano; Virgen del Santo Rosario de Pompeya en Italia.

 

            La oración en cada uno de estos Santuarios será transmitida por los canales oficiales de la Santa Sede a las 18:00 horas, según el horario de Roma. Se preparó un breve subsidio litúrgico en el que se ofrecen algunas indicaciones útiles para compartir este momento participando con la propia comunidad. El subsidio en italiano, inglés y español puede descargarse de la página web del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización 

 

Elenco de Santuarios

Subsidio Litúrgico-Pastoral

 

Oraciones del Santo Padre Francisco para invocar el fin de la pandemia de coronavirus



 

Al comienzo del mes dedicado a la Virgen, nos unimos en oración con todos los santuarios del mundo, con los fieles y con todas las personas de buena voluntad, para poner en manos de nuestra Santa Madre a toda la humanidad, duramente probada por este tiempo de pandemia.

Cada día de este mes de mayo te encomendaremos, Madre de la Misericordia, a las muchas personas que han sido tocadas por el virus y siguen sufriendo sus consecuencias: desde nuestros hermanos y hermanas fallecidos hasta las familias que viven el dolor y la incertidumbre del mañana; desde los enfermos hasta los médicos, científicos y enfermeros que están comprometidos en primera línea en esta batalla; desde los voluntarios hasta todos los profesionales que han prestado su valioso servicio en favor de los demás; desde las personas de luto y las que sufren, hasta las que, con una simple sonrisa y una buena palabra, han llevado consuelo a los necesitados; desde los que -especialmente las mujeres- han sufrido la violencia dentro de las paredes de sus casas debido al confinamiento forzoso hasta los que desean retomar los ritmos de la vida cotidiana con entusiasmo.

Madre del Socorro, acógenos bajo tu manto y protégenos, sostennos en la hora de la prueba y enciende en nuestros corazones la luz de la esperanza para el futuro.


 

Oración del Santo Padre tras el rezo del Rosario

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. En la dramática situación actual, cargada de sufrimientos y angustias que atenazan al mundo entero, recurrimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.

Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia del coronavirus, y consuela a los que están desamparados y lloran a sus seres queridos muertos, enterrados a veces de una manera que hiere el alma. Sostén a los que están angustiados por las personas enfermas de las que, para evitar el contagio, no pueden estar cerca. Infunde confianza a los que están preocupados por el futuro incierto y las consecuencias para la economía y el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implora por nosotros a Dios, Padre de misericordia, que termine esta dura prueba y vuelva un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, interviene con tu Hijo divino, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas y que abra sus corazones a la confianza.

Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario y a los voluntarios que en estos momentos de emergencia están en primera línea y ponen su vida en peligro para salvar otras vidas. Acompaña su esfuerzo heroico y dales fuerza, bondad y salud.

Está al lado de los que noche y día asisten a los enfermos y de los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.

Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia para que encuentren las soluciones justas para derrotar a este virus. Asiste a los dirigentes de las naciones para que trabajen con sabiduría, solicitud y generosidad para socorrer a los que carecen de lo necesario para vivir, programando soluciones sociales y económicas con visión de futuro y espíritu de solidaridad.

María Santísima, toca las conciencias para que las enormes sumas utilizadas para aumentar y perfeccionar los armamentos se destinen, en cambio, a promover estudios adecuados para evitar catástrofes similares en el futuro.

Madre amadísima, haz que crezca en el mundo el sentido de pertenencia a una gran familia, en la conciencia del vínculo que nos une a todos, para que con espíritu fraterno y solidario acudamos en ayuda de las tantas pobrezas y situaciones de miseria. Alienta la firmeza de la fe, la perseverancia en el servicio, la constancia en la oración.

Oh María, consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados y haz que Dios intervenga con su mano omnipotente para librarnos de esta terrible epidemia, para que la vida pueda retomar su curso normal con serenidad. Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y esperanza.

Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María, guía los pasos de tus peregrinos que desean rezarte y amarte en los santuarios a ti dedicados en todo el mundo, bajo las más variadas advocaciones que recuerdan tu intercesión. Sé para cada uno una guía segura. Amén.

María, Reina del Santo Rosario

 


En su audiencia general del 16 de octubre 2002 el Papa Juan Pablo II recordaba “su reciente” (y ultimo) viaje a Polonia y las palabras con las cuales se había dirigido a la Virgen Maria en su Homilía  en el querido Santuario de Kalwaria Zebrzydowska:: 

"Madre santísima, (...) obtén también para mí las fuerzas del cuerpo y del espíritu, para que pueda cumplir hasta el fin la misión que me ha encomendado el Resucitado. En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; (...) en ti confío y te declaro una vez más:  Totus tuus, Maria! Totus tuus! Amén"  y volvia a repetirlas “dando gracias a Dios por los veinticuatro años de mi servicio a la Iglesia en la sede de Pedro. En este particular día, pongo de nuevo en manos de la Madre de Dios la vida de la Iglesia así como la vida, tan agitada, de la humanidad. A ella le encomiendo también mi futuro. Lo pongo todo en sus manos, a fin de que con amor de madre lo presente a su Hijo, "para alabanza de su gloria" (Ef 1, 12)” para proseguir reiterando:  El centro de nuestra fe es Cristo, Redentor del hombre. María no lo eclipsa, ni eclipsa su obra salvífica. La Virgen, elevada al cielo en cuerpo y alma, la primera que gustó los frutos de la pasión y la resurrección de su Hijo, es quien nos conduce del modo más seguro a Cristo, el fin último de nuestro obrar y de toda nuestra existencia. Por eso, al dirigir a la Iglesia entera, en la carta apostólica Novo millennio ineuntela exhortación de Cristo a "remar mar adentro", añadí que "en este camino nos acompaña la santísima Virgen, a la que (...) junto con muchos obispos (...) consagré el tercer milenio" (n. 58). E, invitando a los creyentes a contemplar sin cesar el rostro de Cristo, expresé mi vivo deseo de que María, su Madre, sea para todos maestra de esa contemplación.”

Luego anunciaba la próxima Carta apostolica Rosarium Virginis Mariae. Sobre el Santo Rosario  y proclamaba el “Año del Rosario 2002 2003. Era el vigésimo quinto anivrsario de su  pontificado y se celebraba el  120° aniversario de la encíclica Supremi apostolatus officio,  del Papa Leon XIII quien “comenzó la publicación de una serie de documentos dedicados precisamente al Rosario.”  Y agregaba

 “Hay, asimismo, otra razón:  en la historia de los grandes jubileos existía la buena costumbre de que, después del Año jubilar dedicado a Cristo y a la obra de la Redención, se convocaba uno en honor de María, para implorar de ella la ayuda con el fin de hacer que fructificaran las gracias recibidas.”

 Para la exigente, pero extraordinariamente rica, tarea de contemplar el rostro de Cristo juntamente con María, ¿hay un instrumento mejor que la oración del Rosario? Con todo, debemos redescubrir la profundidad mística que entraña esta oración sencilla, tan querida para la tradición popular. En efecto, esta plegaria mariana en su estructura es sobre todo meditación de los misterios de la vida y de la obra de Cristo. Al repetir la invocación del "Ave María", podemos profundizar en los acontecimientos esenciales de la misión del Hijo de Dios en la tierra, que nos han transmitido el Evangelio y la Tradición. Para que esa síntesis del Evangelio sea más completa y ofrezca mayor inspiración, en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae he propuesto añadir otros cinco misterios a los actualmente contemplados en el Rosario, y los he llamado "misterios de la luz". Comprenden la vida publica del Salvador, desde el bautismo en el Jordán hasta el inicio de la Pasión. Esta sugerencia tiene como finalidad ampliar el horizonte del Rosario, para que quien lo reza con devoción y no mecánicamente pueda penetrar aún más a fondo en el contenido de la buena nueva y conformar cada vez más su vida a la de Cristo.”

miércoles, 5 de mayo de 2021

Bajo tu protección nos acogemos Santa Madre de Dios

 


«Como siempre ha hecho la piedad cristiana, presentamos a la Santísima Virgen las difíciles situaciones individuales, a fin de que, exponiéndolas a su Hijo, obtenga de él que las alivie y transforme. Pero le presentamos también las situaciones sociales y la misma crisis internacional, en sus aspectos preocupantes de miseria, desempleo, carencia de alimentos, carrera armamentista, desprecio de los derechos humanos, situaciones o peligros de conflicto parcial o total. Todo esto lo queremos poner filialmente ante sus « ojos misericordiosos », repitiendo una vez más con fe y esperanza la antigua antífona mariana: « Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios. No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien líbranos siempre de peligro, oh Virgen gloriosa y bendita ».

 (de la Enciclica Sollicitudo Rei Socialis de Juan Pablo II)

Juan Pablo II: En el trabajo humano, una parte de la Cruz

 


El sudor y la fatiga, que el trabajo necesariamente lleva en la condición actual de la humanidad, ofrecen al cristiano y a cada hombre, que ha sido llamado a seguir a Cristo, la posibilidad de participar en el amor a la obra que Cristo ha venido a realizar.85 Esta obra de salvación se ha realizado a través del sufrimiento y de la muerte de cruz. Soportando la fatiga del trabajo en unión con Cristo crucificado por nosotros, el hombre colabora en cierto modo con el Hijo de Dios en la redención de la humanidad. Se muestra verdadero discípulo de Jesús llevando a su vez la cruz de cada día86 en la actividad que ha sido llamado a realizar.

Cristo «sufriendo la muerte por todos nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo a llevar la cruz que la carne y el mundo echan sobre los hombros de los que buscan la paz y la justicia»; pero, al mismo tiempo, «constituido Señor por su resurrección, Cristo, al que le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, obra ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre... purificando y robusteciendo también, con ese deseo, aquellos generosos propósitos con los que la familia humana intenta hacer más llevadera su propia vida y someter la tierra a este fin».87

En el trabajo humano el cristiano descubre una pequeña parte de la cruz de Cristo y la acepta con el mismo espíritu de redención, con el cual Cristo ha aceptado su cruz por nosotros. En el trabajo, merced a la luz que penetra dentro de nosotros por la resurrección de Cristo, encontramos siempre un tenue resplandor de la vida nueva, del nuevo bien, casi como un anuncio de los «nuevos cielos y otra tierra nueva»,88 los cuales precisamente mediante la fatiga del trabajo son participados por el hombre y por el mundo. A través del cansancio y jamás sin él. Esto confirma, por una parte, lo indispensable de la cruz en la espiritualidad del trabajo humano; pero, por otra parte, se descubre en esta cruz y fatiga, un bien nuevo que comienza con el mismo trabajo: con el trabajo entendido en profundidad y bajo todos sus aspectos, y jamás sin él.

 

(de la Enciclica Laborem exercens, n. 27 de Juan Pablo II)

martes, 4 de mayo de 2021

Demetrio Fernandez González: Cristo, el secreto de Juan Pablo II

 


(Entrevista al obispo Demetrio Fernández González publicada por Zenit)

Monseñor Fernández es uno de los últimos obispos nombrados por Juan Pablo II. Estudió en los Seminarios de Toledo y Palencia y se doctoró en Roma en la Universidad Pontificia Salesiana, bajo la dirección del profesor Angelo Amato, sdb y fue secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.En esta entrevista concedida a Zenit (año 2005) explica algunos de los argumentos que ha afrontado en “Cristocentrismo de Juan Pablo II”, titulo de su libro publicado por el Instituto Teológico de San Ildefonso de Toledo (España)

 Juan Pablo II es cristocentrico. ¿Qué quiere decir y que lugar ocupan entonces el Padre y el Espíritu en su espiritualidad?

Monseñor Fernandez: El Papa pone continuamente en el centro de todo su Magisterio la persona de Cristo, el Verbo hecho carne. Le gusta citar con frecuencia este precioso texto conciliar: «El misterio del hombre solo se ilumina a la luz del misterio del Verbo encarnado. Porque, por su encarnación, el Hijo de Dios se ha unido de alguna manera con cada hombre […]y ha desvelado el misterio del hombre al propio hombre»(GS 22) Esta cita aparece miles de veces, directa o indirectamente, en el Magisterio de Juan Pablo II. Puede decirse que es como el «tema musical» de toda su doctrina, de donde parte y a donde vuelve continuamente.

La persona del Padre eterno aparece como el origen de todo bien, es el Dios que nos revela Jesucristo como Padre, para hacernos a nosotros hijos suyos. Es el Dios rico en misericordia, cuyo corazón ha quedado abierto de par en par en el Corazón traspasado de Cristo en la Cruz, donde Dios manifiesta un amor más grande que el pecado y que la muerte, un amor a la medida de Dios, un amor de misericordia. Jesucristo es la imagen perfecta de ese Dios invisible, que ha venido a buscar a los pecadores, como el buen pastor busca su oveja perdida, dando la vida por ella. El Espíritu Santo es el Don de amor, que el Padre y el Hijo se intercambian en el seno de la Trinidad,  y que ha sido derramado en nuestros corazones, para que podamos clamar: Abba, Padre. Ese Espíritu ha brotado a borbotones del costado de Cristo en la cruz, y brota continuamente de Cristo resucitado par su Iglesia. El Espíritu santo es el que convence al mundo de quien es Jesucristo, el Hijo de Dios, y hasta donde llega el amor misericordioso de Dios para el hombre.

Este es el Papa que nos ha hablado de Cristo con el ardor del apóstol Pablo. Ha recorrido todos los caminos del mundo para llevar la buena noticia de Cristo, redentor del hombre. Ha sembrado la esperanza en el corazón de muchos, disipando todo temor. «No tengáis miedo. Abrir de par en par las puertas a Cristo»

 Usted ha contado que usted se encontró en 1979 con el Papa y le recomendó que fuera fiel a los Concilios de Nicea y Calcedonia. ¿Ha influido en su vida esta sugerencia de Juan Pablo II?

 Monseñor Fernández: Si, mucho. En aquel momento en que Juan Pablo II comenzaba su ministerio como Papa, le vi preocupado por la transmisión de la fe cristiana en su integridad y más concretamente por la transmisión del misterio de Cristo, sin los reduccionismos de moda.

La fidelidad a Nicea (a 325) supone el anuncio de que Jesucristo es Dios, sin atenuantes. Solo porque es Dios puede divinizarnos en su obra redentora. Cualquier reducción  en ese sentido, reduciría gravemente el don de Dios a los hombres en Jesucristo.  Y la fidelidad a Calcedonia (a 453) supone afirmar plenamente la humanidad integra de Cristo, la que ha tomado de Maria Virgen, la Madre de Dios, haciéndose semejante en todo a nosotros, sin pecado.

En su libro usted argumenta que le pensamiento teológico del Papa es fruto del Concilio vaticano II En cambio, en ocasiones se ha criticado a este pontificado por no haber actualizado el Concilio. ¿Cómo se articulan las dos cosas?

 Monseñor Fernandez: Monseñor Wojtyla fue uno de los artífices de «Gaudium et Spes», http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html   la constitución pastoral que marca la relación de la Iglesia con el mundo.  Y todo el pontificado de Juan Pablo II está marcado por esta orientación: su antropología cristocentrica, la colocación del hombre en el centro de la cuestión social, sus gestos de acercamiento a todo hombre, sea de la religión y de la ideología que sea, el trabajo a favor de la paz, su doctrina sobre el matrimonio y la familia, la defensa de la vida en todas sus etapas, el dialogo con la cultura contemporánea, etc.

La invitación continua a la santidad de todo hombre, proponiéndonos ejemplos contemporáneos, e invitándonos a mirar a Cristo, para partir de Cristo en todo camino que recorre la Iglesia. Estas, entre otras, son orientaciones del Vaticano II, que Juan Pablo II ha desarrollado en su ministerio de Sucesor de Pedro.

 Háblenos de usted : nació en la localidad de nombre Puente del Arzobispo. Intuyó alguna vez de pequeño que acabaría siendo obispo?

Monseñor Fernandez: No, en absoluto. Mi pueblo fue fundado en 1383, por el arzobispo de Toledo don Pedro Tenorio, que construyó un puente para los peregrinos a Guadalupe-Caceres, en la archidiócesis de Toledo, y ha tenido siempre en el arzobispo de Toledo el referente de su fundador. Desde niño pensé y me atrajo  la idea de ser sacerdote, ser cura como el cura de mi pueblo.  Nunca pensé que llegara a ser obispo.

Ha sido nombrado obispo hace poco: ¿Cuál cree que es el denominador común de ls obispos que ha nombrado Juan Pablo II, si es que es posible indicar una característica?

 Monseñor Fernandez: No se cuales han sido los criterios para la elección de obispos durante este pontificado. Me supongo que habrán buscado candidatos que hayan tenido una rica experiencia ministerial como sacerdotes,  que vivan con gozo su ministerio, que sean fieles al Magisterio en el campo doctrinal, que vivan en sus vidas el amor a la Iglesia y promuevan la comunión eclesial donde se encuentren, y que sientan la pasión de evangelizar, al estilo de San Pablo, hasta desgastar su vida por el Evangelio. Testigos de Jesucristo, por una experiencia profunda de trato con el, intentando vivir como vivió el.. Todo ello podría resumirse en una frase de Juan Pablo II, que sean «sacerdotes de cuerpo entero. »

 (de Zenit -  7 de abril 2005)