Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 31 de marzo de 2022

Juan Pablo II : la libertad es la prerrogativa mas noble del hombre

 

(Juan Pablo II en Buenos Aires, JMJ  11 de abril 1987)

La libertad es la prerrogativa más noble del hombre. Desde las opciones más íntimas cada persona debe poder expresarse en un acto de determinación consciente, inspirado por su propia conciencia. Sin libertad, los actos humanos quedan vacíos de contenido y desprovistos de valor.

La libertad de la que el hombre fue dotado por el Creador es la capacidad que recibe permanentemente de buscar la verdad con la inteligencia y de seguir con el corazón el bien al que naturalmente aspira, sin ser sometido a ningún tipo de presiones, constricciones y violencias. Pertenece a la dignidad de la persona poder corresponder al imperativo moral de la propia conciencia en la búsqueda de la verdad. Y la verdad —como ha subrayado el Concilio Ecuménico Vaticano II— porque «debe buscarse de modo apropiado a la dignidad de la persona humana y a su naturaleza social» (Decl. Dignitatis humanae, 3), «no se impone de otra manera que por la fuerza de la misma verdad» (Ibid., 1).

La libertad del hombre en la búsqueda de la verdad y en la profesión de las propias convicciones religiosas que está relacionada con ella, para ser mantenida inmune de cualquier coacción de individuos, de grupos sociales y de cualquier potestad humana, debe encontrar una garantía precisa en el ordenamiento jurídico de la sociedad, es decir, debe ser reconocida y ratificada por la ley civil como derecho inalienable de la persona (cf. Ibid., 2).

(del Mensaje del PapaJuan Pablo II para la XXI Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 1988)

sábado, 26 de marzo de 2022

Consagracion de Rusia y Ucrania 25 de marzo 2022 (4 de 4)

 



El 21 de marzo pasado el Papa Francisco escribió una carta a  todos los Obispos invitándolos a unirse a la plenaria de consagración de Rusia y Ucrania a la Virgen Maria.   La Santa Sede ha publicado el texto de la oración de Consagración y encomienda de la humanidad, especialmente de Rusia y Ucrania, al Inmaculado Corazón de María que el Papa Francisco pronunció al final de la Liturgia de la Penitencia en la Basílica de San Pedro, en la tarde del viernes 25 de marzo, fiesta de la Anunciación.La liturgia comenzó a las 17:00 horas (hora de Roma), mientras que la consagración tuvo lugar hacia las 18:30 horas. En este contexto, el Papa pidió a todos los obispos y sacerdotes del mundo que se unan a él en esta oración.

"Una oración pública y coral, que une a toda la Iglesia, para implorar la paz y consagrar al Corazón Inmaculado de María a la humanidad entera y en especial a Rusia y Ucrania, mientras desgraciadamente aun arrecian los combates y los bombardeos que se cobran víctimas entre la población civil ucraniana. Un gesto simple, humilde de quien cree y confía en el poder de la oración y no en el de las armas.” La llamo Andrea Tornelli 


Acoge, oh Madre, nuestra súplica.

Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.

Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.

Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.

Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.

Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.

Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.

Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.

 

Texto completo de la Celebración penitencial y Acto de consagración al Inmaculado Corazon de Maria. Alli en el sitio de la Santa Sede se pueden ver también fotografías y el librito completo de la celebración, con todos los enlaces correspondientes.

 

 

viernes, 25 de marzo de 2022

Consagración de Rusia y Ucrania este 25 de marzo de 2022 (3 de 4)

 


(tomado de FB del padre Sebastián Zagari, párroco Parroquia San Roque, San Pedro, PBA  - CAMINO A LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA DE ESTE 25 DE MARZO)

7/6/1981: Después del atentado contra su vida, que tuvo lugar el 13 de mayo de 1981 y frente al cual afirmó que "una mano materna guió la trayectoria de la bala y el Papa moribundo se detuvo en el umbral de la muerte", San Juan Pablo II compuso él mismo la oración de consagración del mundo que fue leída el día de Pentecostés de ese año.

13/5/1982: Al visitar por primera vez el Santuario de Fátima para dar gracias a la Virgen, renovó la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón: "Vengo aquí hoy, porque precisamente este día del año pasado, en la Plaza de San Pedro en Roma, sucedió el atentado contra la vida del Papa, coincidiendo misteriosamente con el aniversario de la primera aparición en Fátima... Consagrar el mundo al Corazón Inmaculado de María, significa aproximarnos, mediante la intercesión de la Madre, de la propia Fuente de Vida, nacida en el Gólgota. Este Manantial brota ininterrumpidamente, saliendo de él la redención y la gracia. En él se realiza continuamente la reparación por los pecados del mundo...".

En el Ángelus del 16 de octubre de 1983 el Papa San Juan Pablo II, luego de haber pedido a todos los obispos del mundo que se unieran a él, en la clausura del Jubileo de la Redención, consagra solemnemente todo el mundo al Inmaculado Corazón de María. 

"...Oh Madre de los hombres y de los pueblos, tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre las tinieblas que invaden el mundo contemporáneo, acoge nuestro grito, que, movidos por el Espíritu Santo, elevamos directamente a tu corazón; abraza con amor de Madre y de Sierva del Señor, este mundo humano nuestro, que te confiamos y consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos. De modo especial te confiamos y consagramos aquellos hombres y aquellas naciones, que tienen necesidad particular de esta entrega y de esta consagración... El poder de esta consagración dura por siempre, abarca a todos los hombres, pueblos y naciones, y supera todo el mal que el Espíritu de las tinieblas es capaz de sembrar en el corazón del hombre y en su historia; y que, de hecho, ha sembrado en nuestro tiempo... Madre de la Iglesia: ilumina al Pueblo de Dios en los caminos de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ilumina especialmente a los pueblos de los que tú esperas nuestra consagración y nuestro ofrecimiento...."


Consagracion de Rusia y Ucrania este 25 de marzo 2022 (2 de 4)

 


 (tomado de FB del padre Sebastián Zagari, párroco Parroquia San Roque, San Pedro, PBA -  CAMINO A LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA DE ESTE 25 DE MARZO)

 

21/11/1964: El Papa San Pablo VI, al final de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, proclamó a la Virgen "Madre de la Iglesia" y, renovó la consagración hecha por Pío XII a su Inmaculado Corazón, enviando también la Rosa de oro al Santuario de Fátima, que visitaría tres años después.

"Al paso que elevamos nuestro espíritu en ardiente oración a la Virgen, para que bendiga el Concilio Ecuménico y a toda la Iglesia, acelerando la hora de la unión entre todos los cristianos, nuestra mirada se abre a los ilimitados horizontes del mundo entero, objeto de las más vivas atenciones del Concilio Ecuménico, y que nuestro predecesor Pío XII, de venerable memoria, no sin una inspiración del Altísimo, consagró solemnemente al Corazón Inmaculado de María. Creemos oportuno, particularmente hoy, recordar este acto de consagración. Con este fin hemos decidido enviar próximamente, por medio de una misión especial, la Rosa de Oro al Santuario de la Virgen de Fátima, muy querido no sólo por la noble nación portuguesa —siempre, pero especialmente hoy, apreciada por Nos—, sino también conocido y venerado por los fieles de todo el mundo católico...

Virgen María, Madre de la Iglesia, te recomendamos toda la Iglesia, nuestro Concilio Ecuménico... Acuérdate de aquellos que viven en la tribulación, en las necesidades, en los peligros, especialmente de aquellos que sufren persecución y se encuentran en la cárcel por la fe. Para ellos, Virgen Santísima, solicita la fortaleza y acelera el ansiado día de su justa libertad... Mira con ojos benignos a nuestros hermanos separados, y dígnate unirnos, Tú que has engendrado a Cristo, fuente de unión entre Dios y los hombres... Finalmente, encomendamos a Tu Corazón Inmaculado todo el género humano; condúcelo al conocimiento del único y verdadero Salvador, Cristo Jesús; aleja de él el flagelo del pecado, concede a todo el mundo la paz en la verdad, en la justicia, en la libertad y en el amor. Y haz que toda la Iglesia, celebrando esta gran asamblea ecuménica, pueda elevar al Dios de las misericordias un majestuoso himno de alabanza y agradecimiento, un himno de gozo y alegrías, pues grandes cosas ha obrado el Señor por medio tuyo, clemente, piadosa y dulce Virgen María..."


Consagración de Rusia y Ucrania este 25 de marzo 2022 (1 de 4)

 


 (tomado de FB del padre Sebastián Zagari, párroco Parroquia San Roque, San Pedro, PBA -  CAMINO A LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA DE ESTE 25 DE MARZO)

31/10/1942: En medio de la segunda guerra mundial, el Papa Pío XII consagra el mundo al Inmaculado Corazón de María, haciendo referencia implícita a los pueblos deRusia:

"A los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente aquellos que te profesan singular devoción, donde no había casa que no ostentase tu venerada imagen (hoy tal vez escondida y reservada para días mejores), dales la paz y condúcelos al único redil de Cristo, bajo el único y verdadero Pastor".

7/7/1952: El mismo Papa Pío XII, ante muchos pedidos de todo el mundo, consagra Rusia al Inmaculado Corazón en una Carta Apostólica:

"Nos, por tanto, para que nuestras oraciones y las vuestras sean escuchadas más fácilmente y para daros una prueba especial de nuestra particular benevolencia, lo mismo que hace pocos años consagramos todo el mundo al Corazón inmaculado de la Virgen Madre de Dios, así ahora, de manera especialísima, consagramos todos los pueblos de Rusia al mismo Corazón Inmaculado, en la firme confianza de que con el poderosísimo patrocinio de la Virgen María se realizarán cuanto antes los votos que nos, vosotros, y todos los buenos formulan por una verdadera paz, por una concordia fraternal y por la debida libertad para todos y en primer lugar para la Iglesia; de forma que, mediante la oración que Nos elevamos junto con vosotros y con todos los cristianos, el Reino salvador de Cristo, que es `Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz´ triunfe y se consolide establemente en todas las partes de la tierra".

 


jueves, 24 de marzo de 2022

A Ti oh Maria te confiamos la causa de la vida

 


Mañana 25 de marzo celebramos el 27 aniversario de la publicación de la Carta Encíclica  Evangelium Vitae sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana,  del Papa Juan Pablo II, dada en Roma el 25 de marzo de 1995,  solemnidad de la Anunciación del Señor, que concluye con una Oración a Maria, Madre de los vivientes:

OMaría,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.

martes, 22 de marzo de 2022

Juan Pablo II : Que es la libertad?

 


1. «La verdad os hará libres» (Jn 8, 32).

Estas palabras de Jesús constituyen el hilo conductor de la reciente encíclica Veritatis splendor, que ha querido ser un anuncio de verdad y un himno a la libertad: valor tan sentido por el hombre de nuestro tiempo y profundamente apreciado por la Iglesia.

Pero, ¿qué es la libertad?

La cultura contemporánea vive de modo dramático esa pregunta. En efecto, se halla muy difundida la tendencia a considerar la libertad algo absoluto, desligado de todo límite y sentido de responsabilidad. Ahora bien, una libertad así entendida seria evidentemente inauténtica y peligrosa. Por consiguiente, no es casualidad el hecho de que todas las sociedades sientan la necesidad de regular de alguna manera su ejercicio.

¿Dónde encuentra su legitimidad esa regulación? Si se tratara de una intervención puramente pragmática y convencional, sin un arraigo profundo, las sociedades quedarían radicalmente expuestas al triunfo del arbitrio, amenazadas siempre por el atropello y el dominio del más fuerte. La verdadera garantía de una libertad ordenada está en su fundamento moral, reconocido por los individuos y las comunidades en su conjunto.

2. «La verdad os hará libres».

Según el Evangelio, la libertad debe apoyarse sobre el cimiento granítico de la verdad. No todo lo que es posible materialmente resulta también lícito moralmente. La libertad moral no es la facultad de hacer lo que se quiera, sino la capacidad que tiene el ser humano de realizar, sin constricciones, lo que corresponde a su vocación de hijo de Dios, hecho a imagen de su Creador.

El hombre, por consiguiente, no es verdaderamente libre cuando se aparta de las exigencias profundas e inmutables de su naturaleza. Fuera de esta verdad, acabaría por ser prisionero de sus peores instintos, esclavo del pecado (cf. Jn 8, 34), y sus éxitos, tanto personales como sociales, no serían más que desastres, como por desgracia la experiencia demuestra ampliamente.

Pero ¿puede la persona conocer con certeza esa verdad suya? Ésta es, tal vez, la pregunta crucial de nuestro tiempo, tan imbuido de relativismo y escepticismo.

La Iglesia cree en la fuerza de la razón que, «aunque a consecuencia del pecado esté parcialmente oscurecida y debilitada» (Gaudium et spes, 15), nos hace de alguna manera, «partícipes de la luz de la inteligencia divina» (ib.) y, mediante la conciencia, nos orienta sin cesar a la verdad moral. Así pues, lejos de oponerse a la fe, la razón encuentra precisamente en ella un apoyo, una confirmación y una profundización, pues Jesús, el Verbo encarnado, no sólo revela Dios al hombre, sino que también manifiesta plenamente el hombre al propio hombre (cf. ib., 22). Cristo es el Redentor del hombre, el «libertador» de su libertad (Veritatis splendor, 86).


(del  Ángelus de Juan Pablo II 17 de octubre de 1993)

jueves, 17 de marzo de 2022

La virtud de la obediencia en el magisterio de Juan Pablo II

 


“El horizonte de obediencia del Papa Wojtyla se despliega desde el alba del pontificado. Y es el mismo quien en “Triptico Romano” explica – en lenguaje poético y sugestivo – el valor de esta obediencia a la elección de la Cátedra de Pedro” nos dice Gianfranco Grieco, OFM en Totus Tuus de nov-dic 2008. Y continua diciendo “para el obediencia era un voto hecho a Dios y a la comunidad. Juan Pablo II obedeció a la consigna del Concilio Vaticano II, que adopto como brújula de la nueva evangelización del mundo. Para el obedecer al Concilio era poner en practica todas las enseñanzas del Vaticano II: Inculcaba la virtud de la obediencia sobre todo cuando hablaba a los sacerdotes a los religiosos y a las religiosas.”

En la Encíclica Redemptoris Mater el Papa nos hablaba de la obediencia de Maria que “profesa sobre todo « la obediencia de la fe », “13. « Cuando Dios revela hay que prestarle la obediencia de la fe » (Rom 16, 26; cf. Rom 1, 5; 2 Cor 10, 5-6), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, como enseña el Concilio.29 Esta descripción de la fe encontró una realización perfecta en María. El momento « decisivo » fue la anunciación, y las mismas palabras de Isabel « Feliz la que ha creído » se refieren en primer lugar a este instante.30 “Es necesario que los cristianos profundicen en sí mismos y en cada una de sus comunidades aquella «obediencia de la fe », de la que María es el primer y más claro ejemplo”.

Y hablando de la obediencia de Maria en su homilía Homilía en San Juan de Puerto Rico (12 X 1984) decía “Ella con su palabra, pero sobre todo con su ejemplo de obediencia perfecta al designio de la Providencia, sigue indicando a cada hombre y sociedad el camino a seguir. Haced lo que El os diga. Como si dijera: escuchad su palabra, porque Él es el enviado del Padre (cf Mt 3, 17); seguidle con fidelidad, porque El es el camino, la verdad y la vida (cf. Jn 14, 6): sed en el mundo de hoy luz y sal de la tierra (cf. Mt 5, 13 16): sed operadores de paz, de justicia, de misericordia, de limpieza de corazón (cf. Mt 5, 1 12)

De la obediencia “perfecta al Padre” : él es el único y verdadero Siervo doliente del Señor, Sacerdote y Víctima a la vez” les recuerda Juan Pablo II a los sacerdotes en la Exhortación postsinodal Pastores Dabo vobis, y del mandato de Jesús «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes» (Mt 28, 19) y «Haced esto en conmemoración mía» (Lc 22, 19; cf. 1 Cor 11, 24), o sea, el mandato de anunciar el Evangelio y de renovar cada día el sacrificio de su cuerpo entregado y de su sangre derramada por la vida del mundo.

En la constitución apostolica “la carta magna” Vita consacrata trata la obediencia como uno de los “grandes retos de la vida consagrada”

A todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo Juan Pablo II decia el viernes santo 10 de abril de 1998 después de terminado el Via Crucis:  “dirigid la mirada hacia el crucificado. Por amor él dio su vida por nosotros. Fiel y dócil a la voluntad del Padre, es ejemplo y aliento para nosotros. Precisamente por esta obediencia filial, el Padre «lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre» (Flp 2, 9)”

sábado, 12 de marzo de 2022

Karol Wojtyla Carta para la Cuaresma de 1963

 



" Que nuestro trabajo interior sea un continuo reflejo de nuestras relaciones ocn el prójimo y con toda la sociedad..."

“El Miércoles de Ceniza ha dado comienzo a la Cuaresma. Cada uno de nosotros ha elegido, guiado por la fe, volver a escuchar aquellas palabras «….polvo eres y en polvo te convertirás»(Gen 3,19) Estas palabras al mismo tiempo que nos recuerdan el destino del cuerpo sometido  a la prueba de la muerte después del pecado original indirectamente significan la llamada especifica del ser humano. Este no se convierte en polvo a la par del cuerpo, sino que es llamado, a través de la prueba de la vida terrena, a madurar al eterno encuentro con Dios, su Creador y Padre.

 

Durante la Cuaresma la Iglesia se empeña en representar visiblemente la gran verdad de la redención. Junto a la Iglesia nos habíamos acercado al misterio de la encarnación durante el período natalicio; ahora, en el periodo de Cuaresma – siempre a la par del ritmo vital de la Iglesia – nos preparamos a penetrar en el misterio de la redención, que encarnó el mismo Hijo de Maria, Jesucristo.

El misterio de la redención comprende ante todo el inmenso amor del Padre Eterno por nosotros: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. (Jn, 3,16)  Más aún el mismo misterio nos introduce en la verdad del gran valor del alma humana: es por ella que el Hijo de Dios decide someterse a la pasión y a la muerte.

 

Es esta la motivación con la cual el misterio de la redención nos invita a valorar la vida humana profunda y responsablemente. «Rescatados a un altísimo precio» (Pt 1, 18-19) nuestra existencia posee un gran valor.

«Humillaos ante el Señor y bajad la cabeza» repite la Iglesia casi todos los días durante la liturgia cuaresmal. Que sea ésta nuestra actitud de ingreso en un periodo tan importante de la vida cristiana. Humillarse quiere decir mirar a los ojos a la verdad evangélica, no solo para conocerla, sino para vivirla. Vivir la verdad conocida del Evangelio, significa convertirse cada vez mas a Dios. Durante la Cuaresma Dios mismo viene a nuestro encuentro en esta obra de conversión: y a tal fin le habla a cada uno de nosotros – a través  de la liturgia de la Iglesia – con palabras llenas de convencimiento y amor.  Pero sobre todo nos habla con el sacrificio de sí mismo, cumplido en la cruz.

La cruz misma, expresión del sacrificio es más convincente que cualquier palabra. Ante ella debemos detenernos en meditación y contrición.

Actitudes estas a dirigir, a partir de los primeros días de la Cuaresma, nuestro deseo, el deseo de todos, hacia el gran encuentro con Dios, que se realiza en el sacramento de la penitencia.  Dediquémosle un primer plano al carácter formativo de este sacramento que, aceptado con plena sinceridad,  ayuda al hombre a madurar interiormente; a vivir la verdad de la propia vocación.

Cada hombre – niño o joven que afronta todo tipo de dificultades, o la persona madura, responsable de sí mismo y de los demás,  y los ancianos,  cercanos a rendir cuenta de su vida – todo hombre repito, encuentra en el sacramento de la penitencia el medio indispensable para conocerse a sí mismo y para dirigirse rectamente a Dios.

Que la confesión se convierta en una verdadera premura de parte de sacerdotes y padres, como así también de jóvenes y  niños: aprendamos a acercarnos cada vez más a la fuente. Que más le podemos dar a la Iglesia, a Cristo mismo en su cuerpo Místico, que un sincero arrepentimiento de nuestras actitudes y de las de nuestro prójimo. La Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, necesita de nuestro don, de nuestra ofrenda espiritual. Cada uno de nosotros debe no solo recibir sino también completar la obra de la redención.

[…]   

Pero para poder cumplir sus deberes hacia el Redentor la humanidad de hoy necesita – y eso lo sabemos –  ser apoyada con la oración. La Cuaresma….no puede dejar de ofrecer una contribución importante a la renovación de la Iglesia.  La búsqueda de la perfección, los retiros espirituales, las confesiones, la santa Comunión tienen valor para toda la Iglesia, infundiéndole vida a la renovación iniciada por el Concilio. Y si las prácticas religiosas – hoy tan limitadas (*) – no nos permiten ofrecer mucho a nuestro Creador y Padre, tratemos de suplementarlas con un esfuerzo interior más profundo. No seamos meros espectadores silenciosos ante la cruz, convirtámonos más bien en testimonios y testigos «de hecho y en verdad»  (1, Jn 3, 18)  Que sea por lo tanto nuestro trabajo interior un continuo reflejo de nuestras relaciones con el prójimo y con toda la sociedad, porque así seremos reconocidos como discípulos de Cristo.

 

Oremos y al mismo tiempo esforcémonos para que esta Cuaresma produzca en nosotros aquellos frutos que con la ayuda de Dios, Jesucristo,  nos hagan merecedores de nuestra fe.

Que Jesucristo, nuestro Redentor, os bendiga a todos durante el camino cuaresmal.”

Karol Wojtyla - Cuaresma 1963

 

(*) en pleno régimen comunista en Polonia

viernes, 11 de marzo de 2022

Karol Wojtyla : Dar testimonio y profesar la fe

 


“Dar testimonio significa profesar tu fe de tal manera que todos puedan decir: este es cristiano! Sin importar las circunstancias….A veces resulta fácil hacer algo, cuando todo el mundo hace lo mismo…. Quizás aquí en esta parroquia, todos actúan igual…. Pero si vas a otro lugar, allí es probable que sea diferente.... Allí quizás no se hable, no sea como aquí, prevalece un cierto silencio, nadie sabe si eres creyente o no creyente, todos se comportan igual, de alguna manera como neutrales. Pero tú debes profesar tu fe, lo cual significa que siempre debes recordar que has sido confirmado, que has sido fortalecido….

 Tu has sido fortalecido para que puedas dar testimonio, y no seas cobarde….

 Para ello hay que orar porque el miedo suele apoderarse del hombre y entonces el espíritu humano que asciende hacia Dios en momentos de exultación como este, a veces también se esconde de Dios, huye de Dios, en momentos de debilidad, en momentos de dificultades…

Por eso oren a fin de que puedan tener siempre la fortaleza necesaria para profesar vuestra fe ante todos”.

 

Arzobispo Karol Wojtyla, 3 de junio 1976 en la ceremonia de confirmación en Dobczyce

 

Adam Boniecki: The making of the Pope of the Millennium, Kalendarium of the Life of Karol Wojtyla, Marian Press, 2000)

 

La oración de la Madre de Cristo


Ella no dice nada sobre su oración. Es oración su continua apertura a Dios. Es ante todo oración del silencio especialmente al pie de la cruz.

El Magnificat  - oración exclusivamente Suya – y, a la vez, de toda la tradición de Israel (/especialmente del Cantico de Ana, los Salmos), asi pues, es también no Suya al mismo tiempo.

El Magnificat no interrumpe el silencio de Maria, es parte de este. Este silencio es un escuchar la «voz del Espíritu Santo ». Eso justamente era la oración de Maria. El Hijo de Maria aprendió de su Madre la oración de su Pueblo. Este fue el camino por el que le llego la Palabra de Dios, que era expresión de la Voluntad de Dios para con Él-Mesías y de la voluntad de salvar al hombre. «Es necesario que se cumpla todo lo que hay en la Escritura, en la Ley en los Profetas acerca de mi» . Ese «es necesario»  no es expresión de fatalismo, sino de amor.«No sabíais que debo estar en las cosas de mi Padre?»

Maria es toda «oidos» : escucha embelesada la Palabra de Dios. Su libertad se expresa en su «si» virginal y maternal. Electa elegi.

 Karol Wojtyla/Juan Pablo II Estoy en tus manos Cuadernos personales,  Ejercicios Espirituales 8 al 14 de marzo 1987


sábado, 5 de marzo de 2022

Primer Domingo de Cuaresma - Benedicto XVI

 


La Cuaresma es tiempo de recogimiento, austeridad, reflexión, oración y purificación de nuestros pecados para disponer nuestro corazón para “la fiesta de las fiestas” La Pascua, decia un pequeño párrafo de nuestra hojita parroquial “El Domingo”. 


“Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre” (2Cor 8,9)

También es un tiempo especial para compartir y pensar en el prójimo, como nos hizo recordar el Santo Padre Benedicto XVI en su Mensaje para la Cuaresma 2008. No todos los necesitados viven en paises lejanos, a veces están muy cerca nuestro. En un mundo donde hay lugares todo parece abundar hay hogares donde escasea hasta lo que otros descartan. En esta Cuaresma esforcémonos por ver mejor.


…“En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: “Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?” (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad…”. 

 

Cuaresma tiempo de conversión

 


“La Iglesia comienza la Cuaresma. Como todos los años, entramos en este período comenzando por el miércoles de ceniza, para prepararnos durante 40 días al triduo sagrado de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La Cuaresma se relaciona también con aquel ayuno de 40 días que constituyó en la vida terrestre de Cristo la introducción a la revelación de su misión de Mesías y Redentor. La Iglesia durante la Cuaresma desea animarse a sí misma acogiendo con interés especial la misión de su Señor y Maestro en todo su valor salvífico. Por eso escucha con la máxima atención las palabras de Cristo, que anuncia inmutablemente el Reino de Dios, independientemente del desarrollo de las vicisitudes temporales en los diversos campos de la vida humana. Y su última palabra es la cruz sobre el monte Calvario: esto es, el sacrificio ofrecido por su amor para reconciliar al hombre con Dios. .

 En el tiempo de Cuaresma todos debemos mirar a la cruz con especial atención para comprender de nuevo su elocuencia. No podemos ver en ella solamente un recuerdo de los acontecimientos ocurridos hace casi dos mil años. Debemos comprender la enseñanza de la cruz tal como habla a nuestro tiempo, al hombre de hoy: «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Heb 13, 8).

 En la cruz de Jesucristo se expresa una viva llamada a la metánoia, a la conversión: «Arrepentíos y creed en el Evangelio» (Mc 1, 15). Y debemos aceptar esta llamada como dirigida a cada uno de nosotros y a todos, de manera particular con ocasión del período de la Cuaresma. Vivir la Cuaresma significa convertirse a Dios mediante  Jesucristo” 


Mensaje de Juan Pablo IIa la Iglesia de Roma con motivo de la Cuaresma 28 de febrero de 1979

viernes, 4 de marzo de 2022

Juan Pablo II en Ucrania: El Señor te conceda la paz a ti, pueblo ucraniano

 


El Señor te conceda la paz a ti, pueblo ucraniano, que, una vez recuperada finalmente la libertad, con empeño tenaz y concorde has comenzado una obra de redescubrimiento de tus raíces más auténticas y estás recorriendo un laborioso camino de reformas, para dar a todos la posibilidad de vivir y expresar su fe, su cultura y sus convicciones en un marco de libertad y justicia.

Aunque sean aún dolorosas las cicatrices de las enormes heridas sufridas en los interminables años de opresión, dictadura y totalitarismo, durante los cuales se negaron y pisotearon los derechos  del  pueblo, mira  con  confianza al futuro. Este es el tiempo propicio. Este es el tiempo de la esperanza y la audacia.

Mi deseo es que Ucrania se inserte plenamente en una Europa que abarque todo el continente, desde el Atlántico hasta los Urales. Como dije a fines de 1989, año tan importante para la historia reciente del continente, no podrá existir "una Europa pacífica e irradiadora de civilización sin esta ósmosis y esta participación de valores diferentes pero complementarios" (Discurso a la Curia romana, 22 de diciembre de 1989, n. 3:  L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 7 de enero de 1990, p. 6), que son típicos de los pueblos del Este y del Oeste.

En este importante cambio de época, la Iglesia, consciente de su misión, seguirá exhortando a sus fieles a cooperar activamente con el Estado en la promoción del bien común. En efecto, existe una caridad social que se traduce en "servicio a la cultura, a la política, a la economía y a la familia, para que en todas partes se respeten los principios fundamentales de los que depende el destino del  ser humano y el futuro de la civilización" (Novo millennio ineunte, 51).

(…)

La unidad y la concordia constituyen el secreto de la paz y la condición de un progreso social verdadero y estable. Gracias a esta sinergia de intenciones y acciones, Ucrania, patria de fe y de diálogo, podrá ver reconocida su dignidad en el concierto de la naciones.

Me vuelve a la memoria la advertencia solemne de vuestro gran poeta Taras Shevchenko:  "Solamente en tu casa encontrarás la verdad, la fuerza y la libertad". Ucranios, en la tierra fecunda de vuestras tradiciones están las raíces de vuestro futuro. Juntos podéis construirlo; juntos podéis afrontar los desafíos del momento actual, animados por los ideales comunes que constituyen el patrimonio imborrable de vuestra historia pasada y reciente. La misión es común; por eso, también ha de ser común el compromiso asumido por todo el pueblo ucraniano.

Te renuevo, tierra de Ucrania, mi deseo de prosperidad y de paz. Dejas en mi corazón recuerdos inolvidables. Hasta la vista, pueblo amigo, que estrecho en un abrazo de aprecio y afecto…Hasta la vista, Ucrania. Hago mías las palabras de tu mayor poeta e imploro de "Dios fuerte y justo" toda bendición para los hijos de tu tierra, "cien veces ensangrentada, un tiempo tierra gloriosa… Dios te proteja siempre, "oh santa, santa patria mía".

VIAJE APOSTÓLICO A UCRANIA
(23-27 DE JUNIO DE 2001)

(Juan Pablo II Ceremoniade despedida en el Aeropuerto Internacional de Lvov 27 de junio de 2001)


martes, 1 de marzo de 2022

Juan Pablo II a Ucrania: No permitáis que los poderosos arruinen al hombre

 


 "No permitáis que los poderosos arruinen al hombre", escribía Volodymyr Monomach (+ 1125) en su libro "Enseñanza a los hijos". Son palabras que aún hoy conservan plenamente su validez.

En el siglo XX los regímenes totalitarios destruyeron enteras generaciones, porque minaron tres pilares de toda civilización auténticamente humana:  el reconocimiento de la autoridad divina, de la que brotan las orientaciones morales irrenunciables de la vida (cf. Ex 20, 1. 18); el respeto a la dignidad de la persona, creada a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26-27); y el deber de ejercer el poder al servicio de todo miembro de la sociedad sin excepciones, comenzando por los más débiles e indefensos.

El haber negado a Dios no ha hecho al hombre más libre. Al contrario, lo ha expuesto a diversas formas de esclavitud, rebajando la vocación del poder político al nivel de una fuerza bruta y opresiva.

Políticos, no olvidéis esta dura lección de la historia. Vuestra tarea es servir al pueblo, asegurando a todos paz e igualdad de derechos. Resistid a la tentación de aprovecharos del poder para intereses personales o de grupo. Tened siempre solicitud por los pobres y esforzaos con todos los medios legítimos por garantizar a cada uno el acceso al justo bienestar.

Hombres de cultura, contáis con una gran historia. Pienso, en particular, en el arzobispo ortodoxo de Kiev, el metropolita Pedro Mohyla, que en 1632 fundó la Academia de Kiev, la cual permanece en el recuerdo como faro de cultura humanística y cristiana. A vosotros corresponde el ejercicio de una inteligencia crítica y creativa en todos los ámbitos del saber, conjugando el patrimonio cultural del pasado con las exigencias de la modernidad, a fin de contribuir al auténtico progreso humano, con vistas a la civilización del amor. En este contexto, deseo vivamente que la enseñanza de las ciencias eclesiásticas reciba el reconocimiento debido, también por parte de la autoridad civil.

VIAJE APOSTÓLICO A UCRANIA
(23-27 DE JUNIO DE 2001)

Del Discurso del Santo Padre Juan Pablo II en su Encuentro con políticos, intelectuales y empresarios en el Palacio Presidencial “Mariyinskyi”, Kiev
 Sábado 23 de junio de 2001

Juan Pablo II a Ucrania: He venido como Peregrino de paz

 


…. Saludo a un pueblo que ha experimentado el sufrimiento y la opresión, manteniendo un amor a la libertad que nadie ha logrado doblegar jamás.

He venido a vosotros como peregrino de paz, impulsado únicamente por el deseo de testimoniar que Cristo es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6). He venido para rendir homenaje a los sagrarios de vuestra historia y para invocar juntamente con vosotros la protección divina sobre vuestro futuro.

Te saludo con alegría, maravillosa ciudad de Kiev, que te extiendes por los márgenes del río Dniéper, cuna de los antiguos eslavos y de la cultura ucraniana, profundamente impregnada de fermentos cristianos. En el suelo de tu tierra, encrucijada entre el Occidente y el Oriente de Europa, se han encontrado las dos grandes tradiciones cristianas, la bizantina y la latina, hallando ambas una acogida favorable. No han faltado entre ellas, a lo largo de los siglos, tensiones que han llevado a enfrentamientos perjudiciales para ambas. Sin embargo, hoy se abre camino la disponibilidad al perdón mutuo. Es preciso superar barreras y desconfianzas para construir juntos un país armonioso y pacífico, acudiendo, como en el pasado, a las fuentes límpidas de la fe cristiana común.

Sí, amadísimos ucranios, ha sido el cristianismo el que ha inspirado a vuestros más grandes hombres de cultura y de arte, y ha regado abundantemente las raíces morales, espirituales y sociales de vuestro país. Me complace recordar aquí lo que escribió un compatriota vuestro, el filósofo Hryhorij Skovoroda:  "Todo pasa, pero el amor es lo que permanece al final de todo. Todo pasa, excepto Dios y el amor". Solamente una persona profundamente impregnada de espíritu cristiano pudo tener esa intuición. En sus palabras se reconoce el eco de la primera carta de san Juan:  "Dios es amor. Quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él" (1 Jn 4, 16).

En toda Europa la palabra del Evangelio ha echado profundas raíces, produciendo, a lo largo de los siglos, frutos maravillosos de civilización, cultura y santidad. Por desgracia, las opciones de los pueblos del continente no siempre han sido coherentes con los valores de las respectivas tradiciones cristianas, y así la historia ha debido registrar acontecimientos tristísimos de atropellos, devastaciones y lutos

Los ancianos de vuestro pueblo recuerdan con nostalgia el tiempo en que Ucrania era independiente. A aquel período, más bien breve, siguieron los años terribles de la dictadura soviética y la durísima carestía de los primeros años de la década de 1930, cuando vuestro país, "granero de Europa", ya no lograba alimentar a sus propios hijos, que morían a millones. Y no podemos olvidar a los innumerables compatriotas vuestros que murieron durante la guerra de 1941-1945 contra la invasión nazi. Lamentablemente, la liberación del nazismo no constituyó también la liberación del régimen comunista, que siguió pisoteando los derechos humanos más elementales, deportando a ciudadanos inermes, encarcelando a los disidentes, persiguiendo a los creyentes, e incluso tratando de borrar de la conciencia del pueblo la idea misma de libertad e independencia. Por suerte, el gran cambio histórico de 1989 permitió a Ucrania reconquistar finalmente su libertad y plena soberanía.

Vuestro pueblo logró esa ansiada meta de modo pacífico e incruento y ahora está comprometido con tenacidad en una obra de valiente reconstrucción social y espiritual. La comunidad internacional no puede por menos de apreciar los éxitos obtenidos al consolidar la paz y resolver las tensiones regionales teniendo en cuenta las características locales.

Yo mismo os exhorto a perseverar en el esfuerzo necesario para superar las dificultades que quedan, asegurando el pleno respeto de los derechos de las minorías nacionales y religiosas. Con una política de sabia tolerancia el pueblo ucraniano se granjeará consideración y simpatía, y así se asegurará un lugar particular en la familia de los pueblos europeos.

Como Pastor de la Iglesia católica, quiero subrayar con sincero aprecio el hecho de que en el preámbulo de la Constitución de Ucrania se recuerda a los ciudadanos "la responsabilidad ante Dios". En esta perspectiva se situaba seguramente vuestro compatriota Hryhorij Skovoroda, cuando invitaba a sus contemporáneos a proponerse siempre como compromiso prioritario "comprender al hombre", buscando para él los caminos que pudieran permitirle salir definitivamente de los callejones de la intransigencia y el odio.

Los valores del Evangelio, que forman parte de vuestra identidad nacional, os ayudarán a construir una sociedad abierta y solidaria, en la que cada uno pueda dar su aportación específica al bien común, encontrando al mismo tiempo un apoyo conveniente para desarrollar lo mejor posible sus propias cualidades.

Es un llamamiento que dirijo sobre todo a los jóvenes para que, siguiendo las huellas de quienes han dado la vida por elevados ideales humanos, civiles y religiosos, conserven inalterado este patrimonio de civilización.

 

VIAJE APOSTÓLICO A UCRANIA
(23-27 DE JUNIO DE 2001)

Del Discurso del Santo Padre Juan Pablo II en su Encuentro con políticos, intelectuales y empresarios en el Palacio Presidencial “Mariyinskyi”, Kiev
 Sábado 23 de junio de 2001