Ayer 25 de marzo se cumplían 25 años de la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de Maria hecha por el Papa Juan Pablo II en la Plaza San Pedro el 25 de marzo de 1984 en presencia de la Imagen de Nuestra Señora de Fátima, venerada en la Capilla de las Apariciones, traída especialmente para la ocasión a Roma por el Obispo de Leiria.
Durante la noche del 24 de marzo la Imagen permaneció en los aposentos pontificios. Dice Domenico del Rio en Karol, el Grande que el Santo Padre permanecio en vigilia de oracion durante toda aquella noche, que era la noche de clausura del año santo extraordinario.
A la mañana siguiente la Imagen fue traída en procesión a la Plaza San Pedro para la celebración del Jubileo de las Familias.
A la hora del Angelus delante de la imagen, el Papa repitió el acto de entrega que había hecho en Fátima el 13 de Mayo de 1982. En las últimas palabras del Acto de Entrega, Juan Pablo II rogó a Nuestra Señora:
« ¡Acoge, Madre de Cristo, este clamor cargado de sufrimiento de todos los hombres! ¡Cargado del sufrimiento de sociedades enteras! Ayúdanos, con la fuerza del Espíritu Santo, a vencer todos los pecados: el pecado del hombre y el “pecado del mundo”, en fin, el pecado en todas sus manifestaciones.Que se revele, una vez más, en la historia del mundo, la infinita potencia salvífica de la Redención: ¡la fuerza infinita del Amor Misericordioso! ¡Que él detenga el mal! ¡Que él transforme la conciencia! ¡Que se manifieste para todos, en Vuestro Corazón Inmaculado, la luz de la Esperanza!»
« ¡Acoge, Madre de Cristo, este clamor cargado de sufrimiento de todos los hombres! ¡Cargado del sufrimiento de sociedades enteras! Ayúdanos, con la fuerza del Espíritu Santo, a vencer todos los pecados: el pecado del hombre y el “pecado del mundo”, en fin, el pecado en todas sus manifestaciones.Que se revele, una vez más, en la historia del mundo, la infinita potencia salvífica de la Redención: ¡la fuerza infinita del Amor Misericordioso! ¡Que él detenga el mal! ¡Que él transforme la conciencia! ¡Que se manifieste para todos, en Vuestro Corazón Inmaculado, la luz de la Esperanza!»
La tarde del 25 de marzo la Imagen fue llevada a la Basílica de San Juan de Letrán donde permaneció durante la noche para la vigilia de oración promovida por los movimientos marianos de Roma.
Juan Pablo II recordaba los 20 años de aquella Consagración en la Plaza San Pedro, en su Audiencia del 24 de marzo 2004:
“En la víspera de esta fiesta, a la vez cristológica y mariana, mi pensamiento va a algunos momentos significativos del inicio de mi pontificado: al 8 de diciembre de 1978, cuando, en Santa María la Mayor, consagré la Iglesia y el mundo a la Virgen; al 4 de junio del año siguiente, cuando renové esa consagración en el santuario de Jasna Góra. En particular, pienso en el 25 de marzo de 1984, Año santo de la Redención. Han transcurrido veinte años desde ese día, cuando, en la plaza de San Pedro, en unión espiritual con todos los obispos del mundo, "convocados" con anterioridad, quise consagrar la humanidad entera al Corazón inmaculado de María, respondiendo a lo que Nuestra Señora había pedido en Fátima”
“En la víspera de esta fiesta, a la vez cristológica y mariana, mi pensamiento va a algunos momentos significativos del inicio de mi pontificado: al 8 de diciembre de 1978, cuando, en Santa María la Mayor, consagré la Iglesia y el mundo a la Virgen; al 4 de junio del año siguiente, cuando renové esa consagración en el santuario de Jasna Góra. En particular, pienso en el 25 de marzo de 1984, Año santo de la Redención. Han transcurrido veinte años desde ese día, cuando, en la plaza de San Pedro, en unión espiritual con todos los obispos del mundo, "convocados" con anterioridad, quise consagrar la humanidad entera al Corazón inmaculado de María, respondiendo a lo que Nuestra Señora había pedido en Fátima”
Y en el Santuario de Fàtima ayer celebraban el aniversario con un programa idéntico al de las peregrinaciones los días 13, Rosario en la capilla y Eucaristía, procesión a la Iglesia de la Santísima Trinidad para la celebración de la Eucaristía y procesión de regreso a la Capelinha, donde se renovaba la consagración al Inmaculado Corazón de Maria.
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