“El hombre es un ser espiritual. Nosotros los creyentes sabemos que no vivimos en un mundo cerrado. Nosotros creemos en Dios. Somos adoradores de Dios. Somos buscadores de Dios.
La Iglesia católica observa con respeto y reconoce la calidad de vuestro progreso religioso, la riqueza de vuestra tradición espiritual.
También nosotros los cristianos nos sentimos orgullosos de nuestra tradición religiosa.
Creo que nosotros, cristianos y musulmanes, debemos reconocer con gozo los valores religiosos que tenemos en común, y agradecer a Dios por ellos. Unos y otros creemos en un Dios, el único Dios, que es plenitud de Justicia y plenitud de misericordia: nosotros creemos en la importancia de la oración, del ayuno y de la limosna, de la penitencia y del perdón; creemos que Dios nos será juez misericordioso en el fin de los tiempos, y esperamos que después de la resurrección estará satisfecho con nosotros y nosotros estaremos satisfechos con él.
La lealtad también exige que reconozcamos y respetemos nuestras diferencias. Obviamente la más significativa es como vemos a la persona y a la obra de Jesús de Nazaret. Ustedes saben que para los cristianos, este Jesús les invita entrar en un conocimiento intimo del misterio de Dios y en filial comunión con sus dones, a fin de que lo reconozcan y lo proclamen Señor y Salvador.
Estas son diferencias importantes, que podemos aceptar con humildad y respeto, con tolerancia mutua; existe en ello un misterio sobre el cual, que Dios algún día nos iluminará, estoy seguro.
Cristianos y musulmanes, en general no hemos malentendido, y a veces en el pasado, opuesto entrando en polémicas y guerras.
Creo que hoy Dios nos invita a cambiar nuestras actitudes antiguas. Debemos respetarnos uno al otro, y además estimularnos mutuamente en obras de bien camino a Dios.
Al igual que yo ustedes saben lo que significan los valores espirituales. Las ideologías y los slogans no pueden satisfaceros ni pueden solucionarles los problemas de vuestra vida. Solo pueden hacerlo los valores espirituales y morales y ellos tienen su fundamento en Dios.
Estimados jóvenes, espero que ustedes puedan colaborar en la construcción de un mundo donde Dios ocupe el primer lugar a fin de ayudar a salvar al hombre. En este camino cuenten ustedes con la estima y la colaboración de sus hermanos católicos a quienes represento esta tarde.”
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