«Cor Iesu, victima peccatorum».
«Corazón de Jesús, víctima de los pecadores».
“Esta invocación de las letanías del Sagrado Corazón nos recuerda que Jesús, según la palabra del Apóstol Pablo, "fue entregado por nuestros pecados" (Rm 4, 25); pues, aunque Él no había cometido pecado, "Dios le hizo pecado por nosotros" (2 Co 5, 21). Sobre el Corazón de Cristo gravó, enorme, el peso del pecado del mundo.”
Asi comenzaba el Angelus del Beato Juan Pablo II del 10 de septiembre de 1989, que terminaba con una breve plegaria:
Corazón de Jesús,
víctima de nuestros pecados,
acoge nuestra alabanza,
la gratitud perenne,
el arrepentimiento sincero.
Ten piedad de nosotros
hoy y siempre. Amén.
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