Nadie mejor que Don Giuseppe Bart para escribir la introducción a la pequeña biografía de Sopocko, EL CAMINO DE SANTIDAD DE DON MICHELE SOPOCKO, padre espiritual y confesor de Santa Faustina, escrito por D. Henryk Ciereszko. Bart es Rector de la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia (a unos pocos cientos de metros de la Basílica de San Pedro), el Santuario de la Divina Misericordia en Roma y sede del Centro de Espiritualidad de la Divina Misericordia. Don Bart es un incansable promotor de la Divina Misericordia, al verlo y escucharlo es tal la fuerza de emana que es imposible salir del Santuario sin haber sido ”tocado” por su entusiasmo para luego reflexionarlo más a fondo.
Traduzco el prefacio del libro publicado por Librería Editrice Vaticana en el 2008 (Ya había sido publicado en Polonia por WydawnictvoWAM en 2002). Así escribe Don Bart:
“Me pongo a a escribir este “prefacio” al libro sobre la vida de don Sopocko, en un espíritu de gran humildad, ya sea recordando el consejo el le diera a Santa Faustina “sin humildad no podemos agradar a Dios (D 270, 11X33) o porque no hay palabras que puedan sintetizar debidamente la cima alcanzada por don Sopocki en su vida sacerdotal entre un siglo y otro.
Agregado a su intensa vida sacerdotal, repartida entre miles de tareas, entre ellas: profesor de teología en el seminario, escritor de textos teológicos y científicos (también un catecismo en lengua rusa), capellán militar, promotor de la construcción de iglesias, fundador de la liga antialcohólica, defensor de débiles y oprimidos particularmente durante la II guerra mundial (salvo a muchos hebreos) , co fundador de la Congregación de las hermanas de Jesús Misericordioso en 1941, padre espiritual y confesor de seminaristas y de las religiosas de la Congregación de la Beata Virgen Maria de la Misericordia (a la cual pertenecía sor Faustina), el mayor mérito que se le puede atribuir a él es el de la difusión en el mundo y en la Iglesia del culto a la Divina Misericordia.
En la vida de Don Sopocko su encuentro en 1933 con sor Faustina Kowalska fue determinante. El se convierte en su confesor y padre espiritual. Este encuentro de hecho le permite “redescubrir” la Divina Misericordia.
Don Sopocko, después de Santa Faustina, debe representar un motivo más para el redescubrimiento por parte de los sacerdotes de la devoción a la Divina Misericordia para que nosotros lo celebremos, prediquemos e invoquemos. Esta luminosa actividad de Don Sopocko, en la propagación de la Divina Misericordia cobro aún una mayor fuerza y actualidad después de la consagración al Mundo a la Divina Misericordia por parte del Beato Juan Pablo II.
Personalmente me he dado cuenta cuan verdaderas son las palabras que don Sopocko escribe en 1938 en su diario: “hay verdades que se conocen, y a menudo no se oye hablar de ellas aunque se comprenden. Asì ocurrió conmigo en cuanto a la Misericordia de Dios, tantas veces recordaba esta verdad durante las predicaciones, la repetía en las oraciones en la iglesia – sobre todo en los salmos – pero no lograba comprender enteramente su significado, profundizar en el conocimiento de su contenido…..fue solo algunos años después que comprendí el gran valor de esta obra, la inmensidad de esta idea…..”
Don Sopocko, estimulado por Sor Faustina, profundizo el conocimiento de la Divina Misericordia comprendiendo que ella constituye el máximo atributo divino hacia los hombres.
El encuentro con un santo es un don de Dios y constituye un hecho inolvidable para un cristiano, pero en el encuentro y el dialogo entre dos santos (también la vida de Don Sopocko aunque no haya alcanzado aun el honor a los altares, representa la máxima expresión de santidad) se enciende la chispa divina que transforma el encuentro en una verdadera revolución de la vida espiritual, inicia y propaga el soplo del Espíritu Santo que aporta una nueva ola de frescura a la Iglesia (lo mismo ocurrió con San Francisco y Santa Clara,, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Avila).
Santa Faustina en su primer encuentro con Don Sopocko sintió repentinamente en su alma estas palabras: “He aquí Mi fiel siervo, él te ayudará a cumplir Mi voluntad aquí en la tierra. “ (D, 263) Y así ocurrió, de hecho Don Sopocko se empeño con todas sus fuerzas, hasta el fin de su vida, por la difusión en la Iglesia del culto y de la imagen de Jesus Misericordioso, atravesando infinidad de dificultades y obstáculos, por lo tanto se lo puede considerar, junto a Santa Faustina, como el co-realizador del culto a la Divina Misericordia; aunque lamentablemente, tal como le ocurriera a Moisés sobre el monte Nebo que no pudo llegar a ver el país de Caná dado por Dios a los Israelitas, así Don Sopocko tampoco pudo ver definitivamente aprobado el culto a la Divina Misericordia puesla muerte lo sorprendió el 15 de febrero de 1975, el día que se recuerda a Santa Faustina, patrona de la ahora Sor Faustina Kowalska.
Fue recién con la notificación del 30 de junio de 1978 (tan soloa unos pocos meses de la elección de Juan Pablo II a la Sede de Pedro) que la Santa Sede revocó la prohibición estipulada en la notificación precedente de 1959, por cuanto ya no existía ningún impedimento a la difusión de la devoción a la Misericordia Divina.
Espero que esta historia de la vida de Don Sopocko verdaderamente sintética, pueda ser seguida en breve por una publicación completa de sus obras, después de su nombramiento a Beato del Siervo de Dios Sopocko.(*)
(*) la beatificación de Michele Sopocko tuvo lugar el 28 de septiembre del 2008 en el Santuario de la Divina Misericordia en Bialystok..
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