No vaciléis en
decir NO a la explotación, venga de donde viniese, que os quiera convertir en
objetos;
NO al caciquismo que os quiera utilizar como simple clientela, en
determinados momentos. Decid
NO a la violencia que nada construye;
NO a la
hamponería,
NO a la prostitución,
NO a la pornografía,
NO a la droga,
NO al
alcoholismo.
Evitad la sensualidad y el desenfreno; recordad que sólo la
familia monógama y la paternidad responsable según las normas de la Iglesia son
cimientos de una sociedad ordenada. No olvidéis las viejas tradiciones de
austeridad, de religiosidad, de trabajo esforzado de vuestros hogares.
Tened a Dios
presente en vuestra vida. Educad cristianamente a vuestros hijos. Rechazad la
indiferencia religiosa, las ideologías extremistas que predican odio, venganza
y ateísmo o que, desde otro ángulo, se ponen al servicio de despotismos, de la
concupiscencia del poder o del dinero.”
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