Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

jueves, 8 de junio de 2023

Corpus Christi - La fiesta de la Eucaristía

 


En la Argentina celebramos la fiesta del Corpus Christi el domingo siguiente a la Santísima Trinidad, segundo después de Pentecostés.


“Es una solemnidad que desde el medioevo alarga el día del Jueves Santo, concentrando la devoción y el amor del pueblo fiel en el culto público y solemne al Santísimo Sacramento” decía el Venerable Juan Pablo II en la Audiencia general del 13 de junio de 1979. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1979/documents/hf_jp-ii_aud_19790613.html

Era la primera vez que tenia la alegría de celebrar la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo en la Ciudad Eterna, “en la que Pedro, de generación en generación, responde en cierto modo a Cristo: "Señor..., Tú sabes que te amo... Señor, Tú sabes que te amo" (Jn 21, 15-17).”, veneración y amor a la Eucaristía que había aprendido en su tierra natal. “Allí he aprendido – decía - el culto al Cuerpo del Señor. En la fiesta del Corpus Domini se tienen, desde hace siglos, las procesiones eucarísticas, en las que mis compatriotas trataban de expresar comunitaria y públicamente lo que representa la Eucaristía para ellos”

“Se puede hablar de varias maneras sobre la Eucaristía – agregaba -. Se ha hablado de diversos modos sobre ella en el curso de la historia. Es difícil decir algo que no se haya dicho ya. Y, al mismo tiempo, cualquier cosa que se diga, desde cualquier parte que nos acerquemos a este gran misterio de la fe y de la vida de la Iglesia, siempre descubrimos algo nuevo. No porque nuestras palabras revelen esta novedad. La novedad se encuentra en el misterio mismo. Cada tentativa de vivir con ella en espíritu de fe, comporta nueva luz, nuevo estupor y nueva alegría.

La Eucaristía nos acerca a Dios de modo estupendo. Y es el sacramento de su cercanía en relación con el hombre. Dios en la Eucaristía es precisamente este Dios que ha querido entrar en la historia del hombre. Ha querido aceptar la humanidad misma. Ha querido hacerse hombre. El sacramento del Cuerpo y de la Sangre nos recuerda continuamente su Divina Humanidad.

La Eucaristía es el sacramento de la comunión. Cristo se da a Sí mismo a cada uno de nosotros, que lo recibimos bajo las especies eucarísticas. Se da a Sí mismo a cada uno de nosotros que comemos el manjar eucarístico y bebemos la bebida eucarística. Este comer es signo de la comunión. Es signo de la unión espiritual, en la que el hombre recibe a Cristo, se le ofrece la participación en su Espíritu, encuentra de nuevo en Él particularmente íntima la relación con el Padre: siente particularmente cercano el acceso a Él.

La comunión es un vínculo bilateral… no sólo recibimos a Cristo, no sólo lo recibe cada uno de nosotros en este signo eucarístico, sino que también Cristo recibe a cada uno de nosotros. Por así decirlo, Él acepta siempre en este sacramento al hombre, lo hace su amigo, tal como dijo en el Cenáculo: "Vosotros sois mis amigos" (Jn 15, 14). Esta acogida y la aceptación del hombre por parte de Cristo es un beneficio inaudito. El hombre siente muy profundamente el deseo de ser aceptado. Toda la vida del hombre tiende en esta dirección, para ser acogido y aceptado por Dios; y la Eucaristía expresa esto sacramentalmente. Sin embargo, el hombre debe, como dice San Pablo, "examinarse a sí mismo" (cf. 1 Cor 11, 28), de si es digno de ser aceptado por Cristo. La Eucaristía es, en cierto sentido, un desafío constante para que el hombre trate de ser aceptado, para que adapte su conciencia a las exigencias de la santísima amistad divina.”

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