(del texto
del Dr Enrique Somavilla Rodriguez (*) con ocasión del XXV aniversario de la muerte de Yves Congar
(1904-1995)
10.
BALANCE
El
P. Yves Marie-Joseph Congar, OP, fue un hombre ejemplar desde la perspectiva de
un religioso entregado y llevado por una profunda vida de fe. Un hombre
perteneciente al siglo XX, que aprendió a discernir los signos de los tiempos
en la experiencia de las dos guerras mundiales, sufrimiento, refugiados,
desplazados, víctimas, opresiones que necesitaban una palabra de aliento por
parte de la Iglesia católica. De aquí, apareció una gran documentación del
magisterio social, iluminados por la misericordia. De hecho, se puede afirmar,
que es uno de los grandes teólogos que influyeron en la renovación teológica y
eclesial del Concilio Vaticano II. Para eso tuvo que llevar adelante una vida
de fe exigente, pero asumida desde la propia experiencia en numerosas ocasiones
negativas y contrarias a la esencia del Evangelio. Un proceso destructivo para
cualquier persona como la soledad, el aislamiento, las acusaciones, el sistema
inquisitorial, la falta de seguridad jurídica, la hipocresía, la delación, el
menosprecio de la misma Orden de Predicadores, la censura, la supresión de toda
actividad docente, literaria, el ensañamiento con dolor, el testimonio de una
conciencia desgarrada que piensa en su futuro vocacional, requiere de un coraje
impresionante, una profundidad religiosa y ardiente espiritualidad. A veces la
vida juega malas pasadas cuando te encuentras de bruces con el paredón de la
falta de compasión, de fraternidad, de misericordia. Son numerosas las
ocasiones que se presentan en conflicto las instituciones y la conciencia
personal. No de ahora, ha sido de siempre. Reconocer el pasado, situarse en el
presente y mirar al futuro. Congar llevó este compromiso y criticó la vida
institucional de una Iglesia que se parapetaba en la Curia romana. La Iglesia
no es la Curia. Esto le llevaría a pagar un precio muy alto al manifestar un
testimonio ineludible de decir la verdad. Cuando se pone en tela de juicio las
instituciones, entre ellas la Iglesia, hay que tener los suficientes arrestos
para saber a qué nos podemos enfrentar si se piden reformas; cuando se
reivindica la necesaria libertad de la persona, y se responde con la supresión
de sus derechos inalienables; ante la crítica sincera del papel que juega la
jerarquía de la Iglesia, Congar responderá que los obispos están mirando
siempre a Roma. No obstante, su vida se fundamenta en el concepto de la
obediencia aprendida desde los primeros tiempos del noviciado. Pone de
manifiesto que la Iglesia es Una, aunque en la actualidad esté dividida. Por
eso su labor de estudio de la eclesiología y su interés primordial por la
unidad de los cristianos, llevando adelante el ecumenismo. La Iglesia es Santa,
pero no por sí misma, sino por su cabeza que es Cristo. Esa santidad, no es
privativa de sus miembros que son pecadores, sino de su ser que es el ámbito de
la presencia divina, que se apiada de la miseria humana. La Iglesia es
Católica, porque es universal que asume todos los tiempos y espacios y que
permanecerá hasta el final de los tiempos. Va unido a la capacidad de asumir los
valores humanos y la indistinta cultura. Por eso la necesidad de seguir
inculturando el Evangelio en cada sociedad. Por último, la Iglesia es
Apostólica, porque está fundada por Cristo y fundamentada en los apóstoles,
pero teniendo especialmente en cuenta la sinodalidad. De aquí el compromiso de
Yves Congar por la vocación de los laicos con un compromiso no solo eclesial
sino secular. La salvación de Jesucristo tiene que tener en cuenta, aclara
Congar, la acción liberadora de tipo personal, social, cultural, educativo,
económico y político. Solo puede hacerse desde la fe, respetando siempre el
sentido de la pluralidad en la misma Iglesia. De lo contrario, podemos estar
abocados a la intransigencia, la intolerancia y la ambivalencia. El camino
ecuménico debiera ir buscando la unidad en la diversidad y nunca en la
uniformidad. El camino interreligioso debiera hacerse desde un mayor
conocimiento mutuo y sin prejuicios.
El
punto 11 es la Conclusion donde el
autor relata la valiosa contribucion de Congar a la Iglesia y al Pueblo de
Dios.
En
primer lugar, el P. Yves Marie-Joseph Congar, OP, investigó, reflexionó,
enseñó, estudió y difundió el ecumenismo y la vocación laical y el diálogo
interreligioso en todas las dimensiones de la teología.
En
segundo lugar, el P. Congar buscó opciones de encuentro para el diálogo con
todos los concernidos de las Iglesias, tanto de Oriente como de Occidente
fundamentándose en que unía más que lo que separaba.
En
tercer lugar, partiendo de una nueva eclesiología estableció los cimientos de
la comunión y del nuevo Pueblo de Dios, desde la sinodalidad y la visión del
Cuerpo místico de Cristo que le llevaría al desarrollo conciliar de la acción
del Espíritu Santo. En cuarto lugar, Congar asume fielmente desde la profesión
religiosa en la Orden de Predicadores, el sentido profundo de la obediencia, a
pesar de todas las contrariedades que sufre a lo largo de su vida, es realmente
ejemplar.
En
quinto lugar, Congar religioso dominico, mantiene la tensión eclesial desde su
vida personal, sobre la fe recia, la audaz valentía, el compromiso vivencial
que le hace estar constantemente buscando caminos de encuentro y solidaridad.
En
sexto lugar, se le puede ver como el intelectual católico, que amaba a la
Iglesia, que se hacía pertinentes preguntas y buscaba adecuadas respuestas. No
era nada fácil la tarea que emprendió, pero nunca le faltó ni ánimo ni
entusiasmo.
En
séptimo lugar, fue un hombre adelantado a su tiempo, con una inmensa visión de
futuro, especialmente referida a la situación de la Iglesia católica, ya desde
los años previos a la Segunda Guerra Mundial, como a los posteriores, sobre
todo la década de los cuarenta y cincuenta.
En
octavo lugar, por las circunstancias personales y eclesiales, se vio proscrito,
relegado y apartado de la enseñanza de la teología, de las clases, de los
libros, de las publicaciones, de las conferencias, de los congresos, siéndole
prohibida la asistencia a cualquier reunión ecuménica, entrevistarse con los
hermanos acatólicos, y sufriendo sucesivamente hasta tres exilios: Jerusalén,
Roma y Cambridge y sus respectivas condenas.
En
noveno lugar, la rehabilitación llegó con la subida al pontificado de Angelo
Roncalli como Juan XXIII, que le nombra perito del inminente Concilio. Fue
decisiva la acción del arzobispo Jean Julien Weber de Estrasburgo, que le
ofreció su diócesis y le llevaría como su teólogo. Fue el hecho determinante.
En
décimo lugar, al P. Yves Marie-Joseph Congar, OP, le llega ya muy tardíamente
el nombramiento de cardenal de la Iglesia por manos de San Juan Pablo II, el 26
de noviembre de 1994 en el año antes de su fallecimiento. Este se produjo el 22
de junio de 1995 en el Hospital militar de Les Invalides en París. Fue
galardonado, después de la guerra, con el máximo honor de la República
Francesa: la Legión de Honor.
Al
final de su presentacion el Dr Somavilla ofrece tres paginas de títulos de los
escritos de Congar inclyendo diarios personales.
(*) El Dr Somavilla es doctor en
Teología Dogmática y en Derecho, licenciado en Estudios Eclesiásticos, Máster
en Doctrina Social de la Iglesia, Máster en Relaciones Internacionales y
Protocolo, Máster en Derecho de la Unión Europea, Diploma de Estudios Avanzados
en Derecho (DEA). Es Profesor ordinario de Teología en el Centro Teológico San
Agustín CTSA (afiliado a la Pontificia Universidad de Salamanca), donde imparte
diversas asignaturas: Análisis Político y Económico, Sacramentos de Iniciación
cristiana, Misterio de Dios, Cristología, Iglesias Orientales, Ecumenismo,
Doctrina social de la Iglesia. Profesor de Teología cristiana de las
religiones: relaciones interreligiosas, Teología de la Comunicación, en el
Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid ETAV (Centro Agregado a la Facultad
de Teología del Norte, sede de Burgos). Profesor de Derecho Eclesiástico del
Estado, en El Real Centro Universitario Escorial-María Cristina, en San Lorenzo
de El Escorial (Madrid) adscrito a la Universidad Complutense y Profesor del
Máster de Protocolo en la Facultad de Derecho de la UNED.
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