Para el XXV
aniversario de la muerte de Yves Congar (1904-1995) Enrique Somavilla Rodiriguez (*) presentó un exhaustivo estudio biográfico deleminente teólogo.
“No nos
olvidemos, la teología no responde preguntas, más bien te replantea las
cuestiones más profundas para que cada uno busque las respuestas, a la luz de
la Palabra de Dios, la contemplación, así la reflexión teológica ahondará en el
pensamiento humano para poder reflejarlo en la praxis cotidiana.”
Después de un “breve estado de cosas” en teología y una micro presentación, en el punto 2 el Dr Somavilla nos ofrece una exhaustiva biografía general que luego desarrolla en detalle en 10 apartados; para mi la biografia mas completa vista hasta ahora. Soy incapaz de agregar comentario alguno, solo decir que para mi descubrir y conocer un poco más a Congar (tan valorado, junto a Henri de Lubac, por Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger) fue tremendamente enriquecedor. Buscar siempre la verdad, pero siempre de la mano de Dios!
-o-
Enrique
Somavilla Rodriguez:
La
vida del P. Yves Marie-Joseph Congar, OP, fue desde el principio un conjunto de
sobresaltos continuos. Un hombre intelectual, un cristiano comprometido, un
religioso abnegado y obediente, un teólogo brillante, un cardenal efímero. La
larga vida de Yves Marie-Joseph Congar, OP, transcurrió siempre de manera muy
agitada, tras una serie de exilios que marcaron profundamente su existencia:
Jerusalén, Roma y Cambridge. Su combate a favor de la Nouvelle théologie, le
valió los sinsabores de sus superiores desde el Santo Padre, la Curia romana,
la Sagrada Congregación del Santo Oficio, los Maestros Generales de la Orden de
Predicadores, OP y su propia comunidad religiosa. Vivió desde una fe
comprometida, sincera e inquebrantable en Jesucristo. Padeció la cárcel y los
campos de concentración alemanes. Fue un férreo defensor de la eclesiología del
Pueblo de Dios, de la vocación de los laicos y del ecumenismo.
BIOGRAFIA:
El
P. Congar, OP, nació durante el pontificado de san Pío X (1903- 1914) y
falleció en el de san Juan Pablo II (1978-2005). Una vida dura, entregada y
ejemplar entre dos grandes pontificados marcados por las discusiones teológicas
de las épocas respectivas. Sin duda, un hombre intelectual, un cristiano
comprometido, un religioso abnegado y obediente, un teólogo brillante, un
cardenal efímero.
Congar
había nacido el 13 de abril de 1904 en Sedan , ciudad perteneciente a la
subprefectura del departamento de Ardenas . Sedan se encuentra cerca de la frontera
con Bélgica y Alemania, por donde fue invadida Francia en mayo de 1940 por las
tropas alemanas y murió el 22 de junio de 1995 en París a los 91 años.
La
larga vida de Yves Marie-Joseph Congar, OP, transcurrió siempre de manera muy
agitada, tras una serie de exilios que marcaron profundamente su existencia.
Había ingresado primeramente en 1921, con diecisiete años en el Instituto
católico de París, que regentaban la Orden carmelitana. Más tarde, en 1925, ya
con veintiún años, sus pasos se dirigen hacia los dominicos, los grandes
predicadores de la Orden de santo Domingo, en el noviciado de Amiens, donde
emitiría su profesión simple al año siguiente. De ahí pasa a los estudios
filosófico-teológicos en el Estudio General de los dominicos, Le Saulchoir. A partir
de 1932 comienza a impartir clases, siendo su primer encargo el de la
eclesiología. Su ordenación presbiteral se remonta a 1930, a la edad de
veintiséis años.
El
tema de la unidad de la Iglesia será, sin duda, la cuestión dominante durante
toda su vida y al que dedicaría todos sus desvelos. Será a partir de 1937
cuando comienzan a aparecer las publicaciones, vistas siempre de reojo por la
Sagrada Congregación del Santo Oficio, ante las eventuales opiniones poco o
nada ortodoxas vertidas en ellas. La primera publicación conocida como Cristianos desunidos: Principios de un
ecumenismo católico en el año 1937, y la de Verdadera y falsa Reforma en la Iglesia en 1950, el acoso y derribo
de Congar se hacen insufribles, ante las grandes censuras de las que fue
objeto. Hombre de una enorme capacidad y profundidad teológica, discípulo del
célebre Jacques Maritain (1882-1973) que se empeñó en el comprometido camino
del ecumenismo, en un tiempo en el que Roma distaba y mantenía distancias
siderales sobre tales cuestiones. La obra de Jalones para una teología del laicado en 1953, Situaciones y tareas pendientes de la teología en 1967; la Iglesia desde san Agustín hasta la época
moderna en 1970 y el Diario de un
teólogo 1946-1956, de 2000, lo expresan todo. Hombre de diálogo profundo,
sincero e intenso, proporcionó al hombre, a la sociedad y a la Iglesia, la
capacidad de poder entenderse con su alrededor y que buscaba permanentemente la
vuelta a las fuentes del cristianismo y al necesario diálogo con las grandes corrientes
del pensamiento del siglo XX, como fiel propuesta para el encuentro entre
todos, cristianos, judíos y musulmanes.
Muchos
de sus pensamientos se encuentran recogidos en las diversas constituciones,
decretos y declaraciones del Concilio Vaticano II. Será a partir de 1937 cuando
comience a dirigir la colección Unan
sanctam con un éxito rotundo y amplio prestigio internacional. Los
problemas con la Iglesia se iniciaron desde el principio en el mismo año de
1937, ante la línea dura mantenida por Pío XI, sobre la cuestión ecuménica,
dado que, para él, el único ecumenismo válido era la vuelta, sin condiciones, a
la Iglesia madre y que, hincados de rodillas, pidieran perdón en las escaleras
de acceso a la Basílica de San Pedro. No existían más alternativas a tal
cuestión, manteniendo graves penas para los disidentes católicos.
Habría
un paréntesis durante los años de la Segunda Guerra Mundial 1939-1945, que
provocó la ruptura de todo ; no obstante, será en el año 1939, al ser
movilizado como ayudante médico del ejército francés cuando se produzca la
reacción. El año 1940 fue tomado prisionero por los alemanes y es llevado a
Mainz y Berlín y más tarde durante su estancia como prisionero en campo de
concentración alemán en Colditz, prisión de alta seguridad y en Lübeck, puerto
alemán en el Báltico, al coincidir con más de doscientos camaradas , aparecen
sus posturas críticas sobre el nazismo.
Una
vida repleta durante cinco años, conviviendo con judíos, disidentes, ateos,
gitanos increyentes, homosexuales y comunistas, compartiendo los mismos
trabajos forzados . Finalizada la guerra, tras la liberación de París, fue
condecorado con los máximos honores de la III República Francesa; pero él se
sintió un hombre más, siendo presbítero católico y profesor de teología, tras
su vuelta a Le Saulchoir para proseguir de nuevo su vida como profesor
universitario, pero la situación en Roma, no había cambiado. El Centro de
Estudios se establece en la antigua abadía benedictina de Bélgica, Le
Saulchoir. De ahí vino, posteriormente, el nombre dado a su Centro de Estudios
en París. El P. Congar se posiciona muy claramente con los nuevos movimientos
eclesiales y sociales. Estos serán los rasgos más salientes de toda su obra:
compromiso con el mundo obrero, valoración del laicado, búsqueda ecuménica,
reforma o transformación de las estructuras de la Iglesia.
Roma
no cambiaba, más bien condenaba cualquiera de esos movimientos postbélicos.
Roma no se fiaba de tales opiniones tan anómalas, respecto a la visión
tradicional de la misma. Ya no era Pío XI sino Pío XII (1939-1958) el que
estaba pilotando la nave de la Iglesia. De nuevo, tales acechanzas vuelven al
entorno de Yves Congar, OP. Ni la experiencia de la guerra había hecho cambiar
los duros postulados de la teología tradicional escolástica a una visión algo
más benévola y complaciente, sino más bien se mantuvo dura e intransigente
durante todo el pontificado, acerca de la postura de Congar sobre la Iglesia.
Eran los mismos postulados del anterior pontificado de no admitir, bajo ningún
concepto, que otras religiones pudieran compartir parte de la verdad. Todo
quedó dinamitado ante la publicación de la ya aludida obra de Verdadera y falsa Reforma en la Iglesia,
que Roma censuró de manera inmediata. De forma automática quedó suspendido de
las clases, de la enseñanza, de las cátedras, de las publicaciones y sus
posibles traducciones. No era la primera que esto ocurría con otros magníficos
teólogos, como Pierre Theilhard de Chardin, SJ (1881-1955), entre otros.
Francia iniciará con Yves Congar, OP, su andadura de la Nouvelle Thélogie junto
con otros grandes teólogos como Jean Daniélou, SJ (1905-1974), Henri de Lubac,
SJ (1896- 1991), Marie Dominique Chenu, OP (1895-1990), como movimiento de
renovación de la teología católica.
Para
los tiempos que corrían, todos ellos eran demasiado avanzados, en sus posturas
y pensamiento teológicos. Para Yves Congar, OP, la teología tiene la
responsabilidad crítica y creativa de sumarse a la sabiduría y al significado
de la fe en estilos y formas que ayuden en cada época a encontrarse con el
Señor Jesús y vivir como sus primeros discípulos. La teología se encarga de la
mediación de la Buena Nueva del Evangelio, de tal manera, que pueda informar a
cada comunidad cristiana de la respuesta más idónea ante los nuevos desafíos y
perspectivas concretas en medida que aparecen en la historia de la humanidad.
Con
las censuras, monitum y advertencias llegarán las fuertes disensiones dentro de
la Iglesia y las propias grandes Órdenes religiosas, que se pliegan, con evidentes
divisiones internas, ante posibles revanchas de la Sagrada Congregación.
El
día 20 de diciembre de 1949, el Santo Oficio hace pública una nueva instrucción
Ecclesia catholica, en la que
determina su postura contraria a todo el movimiento ecuménico y a la misma
participación de la Iglesia católica en el creado, no hacía demasiado tiempo,
Consejo Mundial de las Iglesias, en la ciudad de Ámsterdam, el año anterior. La
salida de Le Saulchoir es solo una cuestión de tiempo. Tiempo determinado,
preciso y medido.
Lamentablemente
el pontificado de Pío XII, decaía progresivamente en estos aspectos, después de
haber sido uno de los más apoyados debido a la estricta neutralidad de la Santa
Sede, en el conflicto bélico, el apoyo explícito para salvar las vidas de
muchos judíos y el socorro prestado a todos los contendientes.
Quienes
tienen que llevar adelante los dictados de la Sagrada Congregación de Estudios
y del Santo Oficio son los Maestros Generales de la Orden de los Predicadores o
dominicos que intervienen en estos años decisivos, para el P. Congar son:
Martín Gillet (1929-1946); Manuel Suárez (1946-1954) y Michel Browne
(1955-1962)10. La primera sanción llegó en1952. En 1954, los tres provinciales
franceses son destituidos. Igualmente, el Maestro General de la Orden de los
Predicadores recibe la orden sobre el P. Yves Congar. Pío XII, contrario a la
nueva visión teológica y opuesto a todo este movimiento, opta por la vía
drástica y toma decisiones muy concluyentes y exige la salida del Estudio
general de Le Saulchoir y así comenzará el largo exilio, primero en Oriente
Medio, en Jerusalén con la prohibición expresa de enseñar, donde escribiría El misterio del Templo, que sería
publicado en 1957. Tras un pequeño paso por París, tiene que salir rápidamente a
Roma y en diciembre de 1954 es sometido al examen de sus primeras obras como Cristianos desunidos: Principios de un
ecumenismo católico, Verdadera y
falsa Reforma en la Iglesia y Jalones
para una teología del laicado, vuelve a su tierra para esperar la sentencia
que llega más tarde en Cambridge en 1956 para vivir un tiempo de soledad,
desamparo y permanente desazón. A finales de 1956 es trasladado a Estrasburgo.
En
1960 es nombrado consultor de la Comisión teológica preparatoria del Concilio
Vaticano II, que se entera mediante un artículo en el periódico la Croix, el 20
de julio, en el que participará como experto entre 1962 y 1965, y donde
redactará su Diario del concilio. San
Juan XXIII le encomendará trabajar en los más importantes documentos del Concilio
Vaticano II, junto a otros famosos teólogos considerados avanzados como son
Joseph Ratzinger o Henri de Lubac. San Juan Pablo II lo elevó al cardenalato en
1994. El P. Yves Marie-Joseph Congar, antes bien, pensaba, estudiaba y actuaba
en consecuencia. Mantenía el dedo sobre los renglones torcidos de Dios y
esperaba mejores tiempos, pero siempre respetando las decisiones superiores,
aunque no entendiese ni comprendiese nada. Y de eso se trataba. Tenemos que ser
críticos, pero permaneciendo dentro de la Iglesia. Al fin y al cabo, como decía
san Pío X, cuando algo es de Dios, tarde o temprano desaparecen las trabas u
obstáculos que suelen aparecer en la vida de cada uno. El P. Yves Congar, paso
a paso, lo fue entendiendo. Como telón de fondo en su obra aparece la reflexión
presidida siempre por una loable preocupación ecuménica y el amor a la Iglesia
de Jesucristo. La libertad teológica siempre estuvo en su corazón, desde el
principio hasta el final de su trayectoria.
Invito leer el texto completo de la apasionante historia de este extraordinario hombre de la Iglesia. En los puntos 3 al 9 Somavilla relata en detalle diferentes facetas y momentos de su vida. En el post siguiente transcribo los puntos 10 y 11 Balance y Conclusión.
3. El primer exilio: Jerusalén en el nuevo horizonte
4.
El segundo exilio: Roma locuta causa finita
5.
El tercer exilio: Cambridge, la soledad de la “obscuridad” y de la “nada”
6.
El nuevo horizonte teológico y ecuménico: El Concilio Vaticano II
7.
Congar desde la perspectiva eclesiológica
8.
Congar desde la perspectiva del laicado
9.
Congar desde la perspectiva del ecumenismo
10.
Balance
11.Conclusión
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