“Pensemos… esta noche en todos los hombres que
caen víctima de la humana inhumanidad, de la crueldad, de la falta de todo
respeto, del desprecio de los derechos objetivos de cada uno de los hombres.
Pensemos en aquellos que están solos, en los ancianos, en los enfermos; en
aquellos que no tienen casa, que sufren el hambre y cuya miseria es
consecuencia de la explotación y de la injusticia de los sistemas económicos.
Pensemos también en aquellos, a los que no les está permitido esta noche
participar en la liturgia del nacimiento de Dios y que no tienen un sacerdote
que pueda celebrar la Misa. Vayamos también con el pensamiento a aquellos cuyas
almas y cuyas conciencias se sienten atormentadas no menos que su propia fe.
El establo de Belén es el primer lugar de la
solidaridad con el hombre: de un hombre para con otro y de todos para con
todos, sobre todo con aquellos para quienes «no hay sitio en el mesón» (cf. Lc 2, 7), a quienes no se les reconocen
los propios derechos.”
(San Juan
Pablo II homilía Misa de Nochebuena 24 de diciembre de 1978)
No hay comentarios:
Publicar un comentario