Los encuentros en la calle Franciszkanska hicieron historia como la
visitas más cordiales y espontáneas.
Mantenía charlas vespertinas con quienes después ni lo dejaban
dormir. Todas las veces que venia a
Cracovia, todas las tardes se congrgaban miles de personas frente al palacio
episcopal. Cantaban, rezaban y esperaban
que apareciera el Santo Padre. Nunca los
defraudò. Aparecía, hacia bromas,
cantaba. Todo comenzó el 6 de junio de 1979.
Se saltó al alféizar y dijo que en el pasado el solia ser una persona de
buenos modales y que nunca se paraba en las ventanas. Pero ahora? “Que me ha
pasado?” preguntò. Ocho años mas tarde los jóvenes bajo su ventana le gritaban:
“Llévanos contigo!” y el respondìa: “no tengo boleto aéreo para ustedes ni
ningún otro boleto. Pero desde el comienzo, desde 1978, me los llevé a ustedes
y están presentes conmigo allì. No pasa
ni un solo dia sin vuestra presencia”.
Era asi cada vez que venìa, también la última vez. El 18 de agosto de 2002 los jóvenes le
cantaban, “Te estamos diciendo adiós”. Y el Papa les respondài con tristeza,
“Lamentablemente, es una visita de despedida”. Y ellos respondían: “No te
dejaremos ir. Quédate con nosotros”. Pero debieron dejarlo ir. El no podía
quedarse. Y nunca más se reunió con
ellos en Franciszkanska 3.
Y que pasaba del otro lado de la ventana?
El Santo Padre prefería encontrarse con los
jóvenes antes de las comidas, pero a veces la cena se demoraba y el no quería
dejar esperar a las multitudes reunidas bajo su ventana. Por eso salía más temprano. Siempre era
espontáneo. Generalmente la multitud cantaba y lo llamaba con palabras
cambiadas de un himno religioso. “Escucha Padre, como te llama la gente. Háblanos
aunque sea con unas palabras”. Y el Santo Padre les decía “Debo salir a
verlos”. Y salía.
Le gustaban esos encuentros?
Si muchisimo. Para el eran momentos de
distensión después de un largo dia. El quería mucho a los jóvenes. Decia muchas veces que son la esperanza del
mundo y su esperanza también. El sabia que ellos necesitaban estos
encuentros, esos diálogos espontáneos
sencillamente porque lo extrañaban. Y el también los extrañaba y los
necesitaba.
Es por eso que decia, “Si le interesa a alguien estaré en Franciszkanska
3”. Hoy suena como una de las
tradiciones más hermosas de aquel pontifiado.
Cuando le pregunto al Arzobispo (Mokrzycki) acera de los momentos mas
bellos de sus peregrinaciones polacas, el me recuerda de su viaje a Wigry. El 8 de junio de 1999 Juan Pablo II visitó
aquel lugar del antiguo monasterio camaldulense y por las tardes salía a
navegar durante hora y media acompañado por sus secretarios y algunos
obispos. Aquellos eran momentos muy placenteros para mí. El Santo Padre siempre
se relajaba en contacto con la naturaleza. Charlábamos y hacíamos bromas. Y cuando callábamos el santo Padre
contemplaba. Se podía ver como
disfrutaba de aquel viaje por el lago de Mazuria. Y en el lago Wigry también oraba Todos
sabíamos que amaba la naturaleza. También
recordamos aquella famosa historia de él bendiciendo un rio en las montañas.
Arzobispo
Mieczyslaw Mokrzycki: He liked Tuesdays best / Wydawnictzvo M Krakow2011
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