En
realidad la BBC no aporta nada acerca del papa, pero si nos dice mucho de ellos. El “documental” difundido por la BBC el 15 de
febrero titulado Las cartas secretas del
Papa Juan Pablo II en realidad no nos revela nada del Papa, pero nos dice
mucho de la decadencia de la BBC como una fuente seria de información televisiva.
El programa del presentador Edward Stourton se basa en un puñado de cartas de
Karol Wojtyla/Juan Pablo II a Anna Teresa Tymieniecka, una filosofa polaca que
fue, tal como se sabe, amiga de Wojtyla.
Las cartas reflejan una profunda amistad tal como lo hacen otras cartas de
Wojtyla, algunas de las cuales fueron
citadas en la primer parte de mi biografia del papa Testigo de esperanza. Stourton,
sin embargo, toma cartas de Wojtyla a Tymieniecka (quien murió en 2014) las
bate en un mixer freudiano con correspondencia ya publicada entre Wojtyla/Juan
Pablo II y otra antigua amiga, la psicóloga Wanda Poltawska, y sugiere que aquí existió algo intrigante,
algo quizás no del todo inapropiado, pero
que debería cambiar nuestras percepciones de Juan Pablo II. Cualquier persona
conocedora del tema diría “es todo basura”.
El hecho de que Karol Wojtyla mantuviera muchas amistades, inclusive muy
profundas, también con mujeres durante toda su vida es ampliamente conocido y
no sorprende a nadie. Yo analice cuidadosamente algunas de etas
amistades en mi libro Testigo de esperanza
y en el segundo tomo de la biografía de Juan Pablo II El final y el principio. Muchas de estas relaciones datan de los
años que Wojtyla era capellan universitario durante la Polonia estalinista. Otras se entablaron cuando ya era arzobiso de
Cracovia. Y otras ya cuando fuera
nombrado papa. Juan Pablo II cuidó
mucho a sus amistades, las mantuvo activas durante el tiempo y fue intensamente
fiel a sus amigos. Esa lealtad fue
puesta a prueba con Annna-Teresa Tymieniecka y sobre ella me permito hacer algunos comentarios.
Anna-Teresa Tymieniecka, fenomenóloga polaca
que trabajaba en Boston y activa en el circulo mundial de fenomenólogos, publico
varios artículos escritos por Wojtyla en el periodico que supervisaba, Analecta Husserliana, acercando de esta
manera su trabajo a los colegas filósofos por el mundo. (Que esto tuviera algo que ver con la elección
de Wojtyla como papa, tal como continua sugiriendo Carl Bernstein es
absolutamente falso) Ella se sintió
indudablemente impresionada por la primera edición polaca de una obra
monumental de Wojtyla Osoba y czyn (“Persona y accion”) y propuso adaptar, revisar y traducir la versión
del libro al inglés. El entonces cardenal Wojtyla dio su acuerdo y trabajo con
ella en una revisión cuidadosa de la mayor parte de sus textos. Todos los
participantes acordaron que era una versión mejorada de los textos pero
considerando a su vez que se trataba de una versión sin pulir e inconclusa. El texto revisado por Tymieniecka fue luego
traducido al inglés por Andrzej Potocki y enviado a Tymieniecka a Estados
Unidos para su publicación. Tymieniecka alteró significativamente la traducción
de Potocki, desordenando el lenguaje técnico del libro e inclinando el texto
hacia sus propias inquietudes filosóficas de tal manera que el lector a veces se
encuentra que en realidad no está en contacto con el pensamiento de Wojtyla
sino con el de Tyemienecka. Tymieniecka hasta llegó a cambiar el titulo en
ingles traduciendo “Osoba i czyn” como “The
Acting Person,” cuando en realidad debiera haber sido “Person
and Act.” El titulo de Wojtyla
sugiere la tensión entre la acción moral objetiva (lo que hacemos) y nuestra
conciencia subjetiva (lo que
pensamos que hacemos y lo que aprendemos haciéndolo), que es la matriz de sus reflexionas.
El titulo de Tymieniecka afloja esa tensión y le da importancia al análisis subjetivo
o fenomenológico de Wojtyla que de alguna manera curiosamente desvela la severa
crítica dirigida hacia la adaptación del texto de Tymieniecka por parte de aquellos que
trabajaron con Karol Wojtyla filósofo.
Estos problemas solo salieron a la superficie después que Wojtya fuera
electo papa – cuando ya no disponía de tiempo para chequear cientos de páginas
de sus textos en una lengua que no le era particularmente familiar. Fue así que
Juan PabloII nombro una comisión – compuesta por sus principales discípulos de filosofía,
el padre Tadeusz Styczeń; antiguo amigo, y su colega filosofo el sacerdote Marian Jaworski; y Andrzej Połtawski, otro
filosofo y esposo de Wanda
Połtawska – para revisar y corregir el texto ingles preparado por
Tymieniecka. Pero ella no solo rechazo
correcciones de cualquiera que no fuese Wojtyla, sino que además acelero la
entrada en imprenta del libro para tomar ventaja de la nueva fama mundial del autor. Argumentó además que contaba con el permiso
de Wojtyła para publicar su versión del libro como “versión definitiva” aunque
nos preguntamos porque un texto “definitivo” tiene dos capítulos nro siete, uno de ellos titulado “sin revisar”, lo cual
continua siendo un misterio; no estaba claro entonces y no lo está hoy. De manera que Tymieniecka siguió adelante con
su intención, hizo publicar el libro por Reidel, una editorial holandesa de libros de filosofía,
exasperando a muchos colegas de filosofía de Wojtyła y tambien a el mismo. Tymieniecka siguió insistiendo hasta el final
que la suya era la edición definitiva de Osoba i
czyn, una declaración que ninguno de los estudiosos serios del trabajo filosófico
de Wojtyła ha aceptado. En cuanto a Juan
Pablo II, cuya generosidad fuera tan sorprendente como su notable despreocupación
acerca del destino de sus textos filosóficos, me dijo a mí el 30 de septiembre
de 1997, que a pesar de todas las dificultades (que admitía) debe reconocérsele
a Tymieniecka haberse dedicado a la traducción.
De manera que la relación Wojtyla–Tymieniecka fue una relación compleja.
Que la haya visitado en su casa de
Vermont en 1976, cuando Wojtyła diera
una conferencia en la escuela de verano de Harvard no es sorprendente, y
fue ampliamente conocido pues además figura en el libro de referencia sobre la
vida pre papal de Wojtyla. Pero sugerir que su relación involucrara alguna
clase de romance secreto es mera especulación, en la cual - desafortunadamente -
Edward Stourton no duda en dejarse enredar (aunque describe sus andanzas en las
abrumadoras excitaciones psicoanalíticas como “antiguos trabajos periodísticos detectivescos”).
Karol Wojtyla mantuvo muchas amistados muy estrechas; analizando a menudo estas amistades en su
correspondencia con amigos. En mi propia
correspondencia con el, es posible “escuchar” su pensamiento en el desarrollo
de un problema o un tema. Que hiciera lo
mismo con amigos como Anna-Teresa Tymieniecka o Wanda Połtawska no
debiera sorprender – excepto a aquellos que llevan la carga de falsas
conjeturas acerca del amor, el celibato y su relación. En una oportunidad le pregunte a su director
espiritual Stanisław Smoleński (mas tarde su Obispo auxiliar en Cracovia) como
me sintetizar´`ia el carácter del joven Karol Wojtyła aquel que el conociera
durante la larga noche de la ocupación nazi.
El era – me respondió el obispo Smolenski, un hombre “facil de amar”. En
su juventud Karol Wojtyła mantuvo relaciones y amistades completamente normales
tanto con hombres como con mujeres. En su madurez tomo la decisión de expresar
su capacidad de amar en su celibato en el sacerdocio de la Iglesia Católica. No
eligió ser “soltero”. Eligio expresar su amor y su instinto paternal
espiritualmente, por medio del don de la
vida y servicio a los demás. Todo esto
es, lamentablemente, incomprensible para aquellos que aparentemente solo
piensan en el celibato como represión en el servicio del poder clerical. Ese
celibato no lo convirtió en eunuco, carente de emociones. Por cierto tampoco lo
convirtió en la clase de hombre que no soportaba la compañía de mujeres. Karol
Wojtyła, Pope John Paul II, canalizaba sus pasiones, incluida la Fortaleza de
sus amistades, en un sacerdocio de servicio a los demás, un episcopado en el
cual defendía los derechos de los polacos por sus libertades, y un papado que revitalizó
la Iglesia y cambió el curso de la historia mundial en una dirección mas
humana. En todo su camino como sacerdote,
Obispo y papa fue acompañado por amigos y amigas, quienes lo conocieron como un
hombre de particular bondad e integridad. Todo esto incomprensible – lamentablemente – a
aquellos – incluidos algunas experimentadas figures de la BBC – quienes aparentemente
no pueden pensar en un celibato sano. También
es incomprensible a aquellos que no pueden imaginar cómo un hombre que defendió
y promociono la ética sexual cristiana clásica puede cultivar amistades,
incluidas amistades estrechas con
mujeres. Y sin embargo, fueron precisamente estas amistades, vividas en una
intimidad que no era sexual pero era real, que ayudaron a Karol Wojtyła/John
Paul II a elaborar una nueva visión sobre la ética del amor y la responsabilidad
(pidiendole prestado un titulo de su libro.
Con las Cartas Secretas de Juan
Pablo II la BBC se ahoga en un vaso de agua. Tanta fue la fiebre desatada en la
prensa mundial que la blogosfera británica y americana comenzó elaborando
historias con títulos pesados acerca del “documental” “Juan Pablo II se enamoro
de una académica americana?” La BBC investiga; “Juan Pablo II tenía una amante secreta”? Las cartas Wojtyła–Tymieniecka
podrían haber sido la ocasión para explorar como las amistades forman a un
individuo en su pensamiento y acción, avanzando mas allá del típico concepto periodístico
de biografía como patografía. Esa
oportunidad fue desaprovechada. Hubiese sido
un signo de verdadera investigación periodística si Edward Stourton y la BBC se
hubieran preguntado por qué ocurrió – y así también tantos otros escribas de “mente
rigurosa” que se tragaron el anzuelo.
— George Weigel is un distinguido miembro
emérito del Centro de Ética y Política
Publica de Washington DC, donde
ejerce la cátedra William E. Simon de estudios católicos.
(traducido del ingles de National Review)
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