Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).

lunes, 7 de julio de 2025

Iconografía: un camino de santidad (1 de 2)

 



«Cuando escribo un icono no me doy cuenta del paso del tiempo. Entro en aislamiento, en un aislamiento del corazón. En estos momentos no estoy en el krònos sino en el kairòs, tiempo de Dios, uno de los grandes dones de la iconografía. Y el icono lo escribo en mi “habitación de los iconos”, una habitación de mi casa, que es la habitación de mi vida.»  

Quien habla es la profesora Luciana Siotto, iconógrafa desde los quince años, discípula del padre Egon Sendler. Se despertó en ella la pasión por Rusia cuando su padre la llevaba a ver iglesias orientales, y sus primeras lecturas fueron precisamente libros rusos. Durante los años de universidad se interesó por el existencialismo ruso y en estos estudios también se gradu0o. Después frecuentó cursos  de teología y liturgia oriental.

En los años 90 contrajo una enfermedad grave que la obligó a permanecer recluida en su casa durante seis años. La iconografía le ha devuelto la vida. «Escribir iconos – dice la profesora – es también un camino terapéutico para la persona, porque se está en permanente contacto con la belleza, al nivel de la sabiduría divina y de la paz. Cada cosa tiene un significado espiritual, hasta el esfuerzo en preparar la tabla, que debe ser  blanca, lisa, sobre la que el rostro de Dios pueda revelar su ternura, semejante a la confesión, a la reconciliación.»  Para Luciana Siotto los iconos se “escriben”, no se pintan. El icono es la imagen visible del Dios invisible, es un patrimonio religioso, litúrgico, espiritual, pero este patrimonio – explica - , es necesario aprender a leerlo.   «Cuando existe todo un proceso de desacralización de la vida, se pierde la capacidad de lectura d elo sagrado, a través de las imágenes. Estoy haciendo esta obra de recuperación,. Aquellos que tienen la fortuna de recuperar lo sagrado a trvés de la vida de Dios, sacian nuevamente su sed en esta fuente.»

Es necesario tener vocación o basta el talento para escribir iconos?

La formación del iconógrafo es una formación espiritual.  Si el señor te ha dotado de talento, resultará un icono bello, si en cambio no tienes talento, resultara un icono bueno o tan solo un icono.  Si el Señor te da ambas cosas, serás un iconógrafo de alto nivel. Si no se recorre un camino de espiritualidad no es posible ser buen iconógrafo. La  belleza del icono se manifiesta cuando en ese está la bondad de Dios y la verdad, muy importante porque también es parte del esfuerzo del iconógrafo. El icono, en otras palabras, es algo muy distinto del arte sagrado. Los cursos breves o semanales de iconografía echan por tierra en gran parte el significado del icono; no se entra en una trayectoria  de iconografía seria porque el tiempo es demasiado limitado. El icono está ligado a cánones expresivos, que son cánones simbólicos. El nivel narrativo y alegórico caen fuera del icono, ahí solo está presente el nivel simbólico que se da a conocer. La iconografía debe ser estudiada durante años y acompañada por un adecuado recorrido espiritual.

Como se evidencia la maduración del iconógrafo?

Durante su formación los discípulos descubren la necesidad de ser humildes dentro del grupo, de aceptar al más apto: las situaciones hacen verte como eres, te asaltan los demonios de los celos y de la envidia. Y todo esto es purificación.  En otras palabras, la icnografía es un camino de santidad.  En una ocasión preparé un color esplendido, bellísimo, perfecto, me apresuré a presentárselo al maestro quien, sin embargo, me ordenó tirar todo. Me lo dijo delante de todos, y er ala única que debía repetir el ejercicio desde cero: me dejo muy mal. De todas maneras tire todo, limpie la paleta, arme nuevamente los colores y me dirigí otra vez al maestro. Esta vez me dijo: “Buenísimo, perfecto”. Maestro – le respondí – pero este es igual al anterior, ¿Por qué me lo ha hecho tirar antes?, y él me respondió: “Quería saber si obedecías”.

Antes de comenzar a escribir un icono el iconógrafo recita una oración…

La oración debe ser la oración de una vida. Es necesario entrar en un espacio de oración. Entonces puedo sentarme y olvidarme de haber recitado la oración inicial, porque estoy en una vida de oración. Se reza una oración antes de comenzar cada obra, que vale para todo el recorrido, y es un recorrido que puede durar mese so años, depende del icono a realizar. Ser cita una oración en la que se le pide la Señor que esa obra sea Suya y para El, y no de la persona que la está haciendo. Se pide al Señor acompañar los gesto sy el corazón.  Se le pide también dejar de lado cualquier error y que el iconógrafo pueda verlo siempre para no dejarse ganar por la soberbia. En el icono siempre se comete algún error lo cual no deja de ser una suerte porque estamos en el ámbito de la sinergia entre la revelación de Dios y el miserere del hombre. El hombre siempre toma conciencia que todo proviene de Dios, cuando se enfrenta con sus propios límites. La oración se recibe del maestro iconógrafo, que la da a los discípulos y yo también se la transmito a mis discípulos.

(En este enlace el libro completo del Padre Alfredo Sáenz: EL ICONO El esplendor de lo sagrado -en varios formatos-)


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