El
próxmo lunes 8 de diciembre celebramos la solemnidad
de la Inmaculada, "comienzo e imagen de la Iglesia, esposa
de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura" (Prefacio), y precede
siempre al pueblo de Dios en la peregrinación de la fe hacia el reino de los
cielos (cf. Lumen gentium, 58; Redemptoris
Mater, 2).
En su homilía del 8 de diciembre de 2004 con
ocasión del 150 aniversario e la proclamación del dogma de la Inmaculada
Concepcion el Papa Juan Pablo II expresaba : “La Inmaculada Concepción de la
Madre del Redentor es obra sublime de la santísima Trinidad! Pío IX, en la
bula Ineffabilis Deus, recuerda que el
Omnipotente estableció "con el mismo decreto el origen de María y la
encarnación de la divina Sabiduría" (Pii IX Pontificis Maximi Acta, Pars
prima, p. 559). El "sí" de la Virgen al anuncio del ángel se sitúa en
lo concreto de nuestra condición terrena, como humilde obsequio a la voluntad
divina de salvar a la humanidad, no de la historia, sino en la historia. En
efecto, preservada inmune de toda mancha de pecado original, la "nueva
Eva" se benefició de modo singular de la obra de Cristo como perfectísimo
Mediador y Redentor. Ella, la primera redimida por su Hijo, partícipa en
plenitud de su santidad, ya es lo que toda la Iglesia desea y espera ser. Es el
icono escatológico de la Iglesia. En la concepción inmaculada de María la
Iglesia ve proyectarse, anticipada en su miembro más noble, la gracia salvadora
de la Pascua. En el acontecimiento de la Encarnación encuentra indisolublemente
unidos al Hijo y a la Madre: "Al que es su Señor y su Cabeza y a la que,
pronunciando el primer "fiat" de la nueva alianza, prefigura su
condición de esposa y madre" (Redemptoris
Mater, 1).”
Al comienzo mismo de su pontificado, en el Ángelus del 8 de diciembre de 1978, Juan Pablo
II recordaba las palabras del Papa Pio IX proclamando aquella Bula:
"Con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles
Pedro y Pablo, y con la Nuestra, declaramos, pronunciamos y definimos que la
doctrina que afirma que la Santísima Virgen María, desde el primer instante de
su concepción, por gracia singular y por privilegio que le concedió el Dios
Omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género
humano, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original, es verdad
revelada por Dios y por esto debe ser creída firme y constantemente por todos
los fieles" (Bula Inefiabilis Deus).”
Cuatro
años después que Pio IX proclamara la doctrina de la Iglesia sobre la Inmaculada
Concepción la Virgen Maria eligió a una humilde jovencita que “respiraba
inocencia, sencillez, bondad" y que vio a la Virgen 18 veces en la Gruta
de Massabielle, para confirmarle algo que la Iglesia sabia pero la jovencita en
ese momento no comprendía “Yo soy la Inmaculada Concepcion” le dijo. En
realidad la Virgen ya la había elegido casi coincidentemente con esa
proclamación pues a partir de 1854 varios acontecimientos vienen a trastornar la vida de la
familia de Bernardita.
Y mi post Yo soy la Inmaculada Concepcion


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