Hago un pequeño paréntesis entre mis recuerdos del inicio de este pontificado para dejar las
preciosas palabras del Santo Padre Benedicto XVI en el Ángelus de hoy, segundo
domingo de Cuaresma,
en el cual el Santo Padre nos recordaba un pasaje del Evangelio de San Lucas y
a su retiro para sumergirse en la oración y la meditación.
“El evangelista Lucas resalta de modo particular
el hecho de que Jesús se transfiguró mientras oraba: la suya es una experiencia
profunda de relación con el Padre durante una especie de retiro espiritual que
Jesús vive en un monte alto en compañía de Pedro, Santiago y Juan, los tres
discípulos siempre presentes en los momentos de la manifestación divina del
Maestro (Lc 5, 10; 8, 51; 9, 28).….. Meditando
este pasaje del Evangelio, podemos aprender una enseñanza muy importante. Ante
todo, la primacía de la oración, sin la cual todo el empeño del apostolado y de
la caridad se reduce a activismo. En la Cuaresma aprendemos a dar el justo
tiempo a la oración, personal y comunitaria, que da trascendencia a nuestra
vida espiritual. Además, la oración no es aislarse del mundo y de sus
contradicciones, como en el Tabor habría querido hacer Pedro, sino que la
oración reconduce al camino, a la acción y citaba lo dicho en su Mensaje para laCuaresma:
«La existencia cristiana consiste en
un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar,
trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros
hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios.»
Y haciendo referencia a su renuncia
hacia el final del Ángelus el Santo Padre agregaba:
“El Señor me pide que “salga a una montaña” para dedicarme aún más
a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia.
Es más, si Dios me pide esto es precisamente para poder seguir sirviéndola con
la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero de
un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas”.
Que el Señor lo
bendiga Santo Padre y nos ilumine a todos para que vivamos una Cuaresma digna
de hijos de Dios y así estar preparados para celebrar con verdadero gozo la
festividad de su Resurrección.
(fuente New-Va)
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