Se cumplen hoy 20 años de la publicación
de la Encíclica Veritatis Splendor El esplendor de la verdad, del Beato Juan
Pablo II, dedicada a las cuestiones
fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia, encíclica que fue presentadapor el Cardenal Joseph Ratzinger .
Con motivo del Congreso “Juan Pablo
II : 25 años de pontificado. La Iglesia al servicio del hombre” en la
Pontificia Universidad Lateranense (8-10 de mayo 2003) el mismo Cardenal Ratzinger
hacia una breve presentación de las catorce encíclicas del Santo Padre JuanPablo II. En su alocución decía con respecto a Veritatis Splendor:
Veritatis
splendor no sólo afronta la crisis interna de la teología moral en la
Iglesia, sino que pertenece al debate ético de dimensiones mundiales, que hoy
se ha transformado en una cuestión de vida o muerte para la humanidad. Contra
una teología moral que en el siglo XIX se había reducido de modo cada vez más
preocupante a casuística, ya en los decenios anteriores al Concilio se había
puesto en marcha un decidido movimiento de oposición. La doctrina moral
cristiana se debía formular nuevamente desde su gran perspectiva positiva a
partir del núcleo de la fe, sin considerarla como una lista de prohibiciones.
La idea de la imitación de Cristo y el principio del amor se desarrollaron como
las directrices fundamentales, a partir de las cuales podían organizarse los
diversos elementos de la doctrina. La voluntad de dejarse inspirar por la fe
como luz nueva que hace transparente la doctrina moral había llevado a alejarse
de la versión iusnaturalista de la moral en favor de una construcción de
perfil bíblico e histórico-salvífico.
El concilio Vaticano II había confirmado y reafirmado estos enfoques. Pero el
intento de construir una moral puramente bíblica resultó imposible ante las
demandas concretas de la época. El puro biblicismo, precisamente en la teología
moral, no es un camino posible. Así, de modo sorprendentemente rápido,
después de una breve fase en la que se trató de dar a la
teología moral una inspiración bíblica, se intentó una explicación puramente
racional del ethos, pero la vuelta al pensamiento iusnaturalista resultó
imposible: la corriente antimetafísica, que tal vez ya había contribuido
al intento biblicista, hacía que el derecho natural pareciera un modelo
anticuado y ya inadecuado.
Se quedó a merced de una racionalidad positivista que ya no reconocía el bien
como tal. "El bien es siempre -así decía entonces un teólogo moral- sólo
mejor que...". Quedaba como criterio el cálculo de las consecuencias.
Moral es lo que parece más positivo, teniendo en cuenta las consecuencias
previsibles. No siempre el consecuencialismo se aplicó de modo tan radical.
Pero al final se llegó a una construcción tal, que se disuelve lo que es moral,
pues el bien como tal no existe. Para ese tipo de racionalidad ni siquiera la
Biblia tiene algo que decir. La sagrada Escritura puede proporcionar motivaciones,
pero no contenidos.
Pero si las cosas fueran así, el cristianismo como "camino" -así
debería y quisiera ser- resultaría un fracaso. Y si antes desde la ortodoxia se
había llegado a la ortopraxis, ahora la ortopraxis se convierte en una trágica ironía:
porque en el fondo no existe.
El Papa, por el contrario, con gran decisión volvió a dar legitimidad a la
perspectiva metafísica, que es sólo una consecuencia de la fe en la creación.
Una vez más, partiendo de la fe en la creación, logra vincular y fundir
antropocentrismo y teocentrismo: "la razón encuentra su verdad y su
autoridad en la ley eterna, que no es otra cosa que la misma sabiduría divina.
(...) En efecto, la ley natural (...) no es otra cosa que la luz de la
inteligencia infundida en nosotros por Dios" (Veritatis
splendor, 40). Precisamente porque el Papa es partidario de la
metafísica en virtud de la fe en la creación, puede comprender también la
Biblia como Palabra presente, unir la construcción metafísica y bíblica del ethos.
Una perla de la encíclica, significativa tanto filosófica como teológicamente,
es el gran pasaje sobre el martirio. Si ya no hay nada por lo que valga la pena
morir, entonces también la vida resulta vacía. Sólo si existe el bien absoluto,
por el que vale la pena morir, y el mal eterno que nunca se transforma en bien,
el hombre es confirmado en su dignidad y nosotros nos vemos protegidos de la
dictadura de las ideologías.”
Con ocasión del
XXV aniversario del pontificado de Juan Pablo II y del X aniversario de la encíclica
Veritatis Splendor se creó el 15 de octubre de 2003 la Cátedra Juan
Pablo II de la Pontificia Universidad Católica Argentina. La primera actividad de la Cátedra consistió en
la organización del Congreso Teòlogico Internacional La Verdad los hará libres
sobre la encíclica Veritatis Splendor y fue desarrollado en Buenos Aires
durante los días 23-24-25 de septiembre de 2004. Todas las actas fueron publicadas
bajo el título del Congreso por Ediciones Paulinas.
Tengo muy
olvidado mi blog Las 14 encíclicas de Juan Pablo II, he borrado
algunos posts según explico en mi último post. Prometo reactivarlo para ir
juntando bibliografía e ir publicando breves textos incluyendo enlaces. No dejaré de seguir buscando referencias y bibliografía
sobre Redemptor Hominis, pero con ocasión de este aniversario comenzare a publicar
textos sobre la Encíclica Veritatis Splendor.
1 comentario:
Felicito desde Montevideo, Uruguay , que alguien se dedique al tema encíclicas, que generalmente es algo que va quedando olvidado con el tiempo, a medida que van falleciendo los Papas que las hicieron, unido a que la lectura de las mismas, aun las recientes son escasas a nivel de los laicos. Además, son importantísimas en tema de moral , doctrina y coherencia de vida.
ESTIMADA SRA. LUDMILA HRIBAR: LE HE MANDADO UN MAIL A hribarmila@speedy.com.ar No sé si continúa siendo el mismo. El mío es hublan@netgate.com.uy
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