Texto del
micro radial emitido por LT9
Monseñor José
María Arancedo, Presidente de la Comisiòn Permanente de la Conferencia
Episcopal Argentina
Arzobispo de
Santa Fe de la Vera Cruz
(10 de agosto
de 2013)
“El próximo domingo somos convocados a participar en las
Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, como paso a las elecciones
legislativas del mes de octubre. Se trata de un acontecimiento ciudadano en el
marco de la democracia republicana. Ello implica un acto de responsabilidad
cívica, de aceptación de una instancia democrática y la conciencia de ser
partícipes en la vida de la República. A las elecciones las debemos asumir con
el significado de una pregunta que compromete una respuesta, en orden al bien
común de la Patria. Ello requiere, por lo mismo, de una participación lúcida.
Como en todo acto humano interviene la inteligencia y la voluntad, pero
orientadas por una concepción del hombre y de la sociedad que queremos. Actuar
como ciudadanos es una cuestión de madurez que hace al bien de la comunidad.
Es común hablar de la necesidad de pasar de “habitantes a ciudadanos”. Es
cierto que la participación en una elección no es la única manera de ser
ciudadano, pero no es un momento menor. En el voto, como expresión política del
ciudadano, expresamos un modo de pensar con los valores e ideas que lo definen.
En este sentido el voto es un servicio que enriquece a la vida de la comunidad
desde el aporte de cada ciudadano. Considero a los valores morales como ese “humus”
que da raíz y certeza al futuro de todo proyecto. Cuando a la política se la
vacía de contenidos ideales y de valores, queda encerrada en el juego del
poder. Esto significa que no se puede dejar de lado los principios e ideas que
expresan una visión del hombre, del mundo y de la sociedad. Yo no puedo
renunciar a mi cosmovisión cristiana cuando voto. Es más, lo vivo como un acto
de amor y de servicio con el que enriquezco a mi Patria. La fe, lejos de
alejarme de la realidad, me compromete con la vida y dignidad del hombre en lo
concreto de la sociedad, sobre todo con quienes son más pobres y vulnerables.
La Patria nos habla de encuentro y concordia en la verdad y la justicia. La
diversidad no se opone a la unidad.
Como en toda actividad humana, la concreción de un proyecto político concluye
en la elección de personas. No estamos en el mundo de lo mecánico sino de la
mediación humana. La política, como parte de la ética, es la mediación entre la
idea y la realidad, llevada a cabo por personas con sus límites y grandezas. Se
votan ideas, pero sobre todo personas. La relación entre ambas es la coherencia
y esto es, esencialmente, una cuestión moral. Es importante en este camino de
discernimiento el conocimiento de plataformas y personas, como la existencia de
un dialogo respetuoso que nos ayude, desde nuestra identidad, a definir el voto
que vamos a emitir. Cuando nos preguntábamos en el Documento
Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad: ¿Qué estilo de liderazgo
necesitamos hoy? decíamos: “Todo líder, para llegar a ser un verdadero
dirigente ha de ser ante todo un testigo. El testimonio personal, concluíamos,
como expresión de coherencia y ejemplaridad hace al crecimiento de una
comunidad” (n° 22). La política debe ser un acto de “caridad social” al
servicio del bien común.”
(transcribo de
Directorio Católico)
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