“Con su característica sabiduría, humildad, sencillez y
humanidad, Benedicto XVI agradeció emocionado el doctorado honoris causa, conferido este sábado, por la Pontificia Universidad
Juan Pablo II y por la Academia Musical de Cracovia, en el Palacio Apostólico de
Castelgandolfo.
En un acto solemne y al mismo tiempo profundamente entrañable y
familiar, el Papa emérito Joseph Ratzinger, expresó su gran y cordial
agradecimiento y recordó el ejemplo vivo de «nuestro gran santo Juan Pablo II»,
en lo que respecta a su camino espiritual y teológico, a la importancia de la
música sacra y la sagrada liturgia, y sus lazos con Polonia:
«Me alegra sobre todo el hecho de que, de este modo, se vuelven
aún más profundos mis lazos con Polonia, con Cracovia, con la
patria de nuestro gran santo Juan Pablo II. Porque sin él mi
camino espiritual y teológico no sería ni siquiera imaginable. Con su ejemplo vivo, él mostró cómo pueden ir de la mano, la
alegría de la gran música sacra y la tarea de la participación
común en la sagrada liturgia, la alegría
solemne y la simplicidad de la humilde celebración de la fe».
Tras recordar, con la Constitución sobre la liturgia del Concilio
Vaticano II, la importancia de conservar e incrementar el patrimonio de la
música sacra, Benedicto XVI – que eligió, recordamos, como lema episcopal «Colaborador
de la Verdad», reflexionó sobre «tres lugares», en los que brota la música.
La experiencia del amor, la experiencia de la tristeza y el
encuentro con lo divino - con Dios vivo que, en Cristo viene hacia nosotros –
dijo y recordó una vez más a su amado Predecesor:
«Si pensamos en la liturgia celebrada por San Juan Pablo II en
cada continente, vemos toda la amplitud de las posibilidades expresivas de la
fe en el evento litúrgico. Y vemos también cómo la grande música de la
tradición occidental no es algo extraño a la liturgia, sino que nació y creció
en ella y, de este modo, contribuye siempre de nuevo a darle forma. No
conocemos el futuro de nuestra cultura y de la música sacra. Pero me parece
clara una cosa: donde realmente se verifica el encuentro con Dios vivo
que, en Cristo viene hacia nosotros, allí nace y crece nuevamente también la
respuesta, cuya belleza proviene de la verdad misma».
Destacó que para él la música sacra «es una demostración de la verdad
del cristianismo», «lugar del encuentro con la verdad, con el verdadero
Creador del mundo», «una realidad de rango teológico y de significado permanente para la fe de toda la
cristiandad, aunque no es necesario que se ejecute siempre y por
doquier».
«La actividad de las dos universidades que me confieren este
doctorado honoris causa – a las que agradezco de corazón - representa una
contribución esencial para que el gran don de la
música, que proviene de la tradición de la fe cristiana permanezca vivo y ayude para que la fuerza creativa de la fe no se
extinga en el futuro. Por ello agradezco de corazón a todos ustedes, no sólo
por el honor que me han reservado, sino también por todo el trabajo que
desarrollan al servicio de la belleza de la fe. Que el Señor los bendiga a todos ¡Alabado sea
Jesucristo!».
Por su parte el Card. Dziwisz, Metropolitano de Cracovia y Gran
Canciller de la Pontificia Universidad Juan Pablo II puso de relieve la «gran
alegría de todos por este encuentro insólito» y la gratitud de la Iglesia
de Cracovia a Benedicto XVI por su servicio pontificio y su cercanía.
Haciendo hincapié en que la Pontificia Universidad Juan Pablo II,
erigida por el Papa Ratzinger y la Academia Musical de Cracovia han decidido
expresar su gratitud colectiva con el doctorado honoris causa, el que fuera
secretario deKarol Wojtyla, puso de relieve lo
excepcional de este momento:
«La aceptación, de forma excepcional de esta distinción, la consideramos como signo de estima, que Su Santidad siempre
nutrió hacia San Juan Pablo II. Él personalmente – el Papa santo – siempre sintió plena gratitud hacia su colaborador
más cercano – el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. ¡Estamos
seguros de que ahora él nos mira desde lo alto y se alegra por este encuentro
nuestro!
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