“El
gozoso «fiat» de María testimonia su libertad interior, su confianza y
serenidad. No sabía cómo se realizarían en concreto los planes del Señor. Pero
lejos de temer y angustiarse, aparece soberanamente libre y disponible. Su «sí»
a la Anunciación significó tanto la aceptación de la maternidad que se le
proponía, como el compromiso de María en el misterio de la Redención. Esta fue
obra de su Hijo. Pero la participación de María fue real y efectiva. Al dar su
consentimiento al mensaje del ángel, María aceptó colaborar en toda la obra de
la reconciliación de la humanidad con Dios. Actúa conscientemente y sin poner
condiciones. Se muestra dispuesta al servicio que Dios le pide.”
Viaje apostólico a Venezuela, Ecuador, Perú y Trinidad y Tobago
(de la Homilia en la Santa Misa en el Santuario de Nuestra Señora de la Alborada, Guayaquil - 31 de enero de 1985)
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